Los dientes de leche suelen salir a partir del sexto mes de vida del lactante, aproximadamente. En unos niños un poco antes y en otros, un poco después. Esto es lo habitual. Pero hay también casos extraordinarios de bebés que nacen con dientes; una situación tan excepcional que es un auténtico shock para sus padres y, casi siempre, motivo de gran preocupación. En otras épocas y otras culturas este hecho daba lugar a supersticiones y temores de lo más enrevesados que podían llegar a poner en riesgo la vida del recién nacido.
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Incluso hoy en día “hay países en los que socialmente no está bien visto, pues esta circunstancia de nacer con dientes prematuros se asocia a mitos de todo tipo, negativos muchos de ellos”, indica el Dr. Javier Ortiz De Urbina Hidalgo, director médico de Clínica Dental Urbina. “También debido a esta erupción tan temprana da lugar a atribuir al bebé cualidades no siempre positivas”. Afortunadamente, la ciencia ha normalizado este tipo de casos que, si bien son una minoría, se producen. “La casuística es de un caso por 2.000 nacimientos”.
“La formación y erupción de los dientes temporales, ocurre dentro de unos periodos cronológicos ya conocidos, pero ello no quita que en algunos casos esta cronología se altere, y algunos bebés nazcan con algún diente ya formado y erupcionado”, aclara el doctor. “Estos dientes se denominan dientes natales”.
En otros casos, “puede ocurrir también que erupcionen de forma prematura pero inmediatamente después de nacer, lo cual también es muy poco frecuente”. A estos se les llama dientes neonatales porque aparecen antes de que el niño cumpla su primer mes de vida. Si esto ocurre, si mi bebé nace con un diente o le ‘brota’ al poco tiempo, ¿qué implica? ¿Supone algún tipo de riesgo para su salud o es indicativo de algún aspecto de su desarrollo?
El doctor Urbina tranquiliza al respecto y asegura que “en ningún caso es indicativo de ningún tipo de alteración neurológica, solamente es el resultado de un adelanto en la cronología de la erupción de alguno o algunos dientes, de forma puntual, y en este bebé”. Nos informa, además, de que “no hay estudios que avalen el que haya enfermedades o alteraciones orgánicas sistémicas que provoquen esta erupción precoz de los dientes”.
¿Cómo son los dientes natales?
Los dientes natales son parte de los dientes de leche que debería haber nacido en torno al medio año de vida del niño y, por lo general, no tienen la apariencia de estos, que en cuanto empiezan a crecer se ven fuertes, bien formados y perfectamente blancos. Los nasales suelen ser de un tamaño muy pequeño y de una tonalidad amarillenta, y su raíz es muy débil, por lo que en ocasiones se caen al no estar bien fijados a la encía.
La complicación que siempre viene aparejada tanto con los dientes natales como con los neonatales tiene que ver con la lactancia materna: “este o estos dientes erupcionados le van a causar las lógicas molestias o dolores a la madre cuando lo amamanten”, lo que puede dar lugar a que la mujer decida dejar de darle el pecho antes de tiempo a su hijo o que no llegue a establecerse nunca de manera correcta la lactancia materna.
¿Es recomendable extraer los dientes natales o neonatales?
“En la gran mayoría de los casos no es necesario, ahora bien, si esos dientes están alterados en su forma, ubicación, y como consecuencia de ello, estén produciendo otro tipo de complicaciones más serias, es cuando habría que plantearse su extracción”, aclara el doctor. “Si tienen una mala fijación a los tejidos, habría que valorarlo igualmente, por el riesgo de tragárselo”.
Por eso, lo fundamental en una situación como esta, tan sumamente excepcional, lo más conveniente es consultar con el pediatra o con un odontólogo infantil: debe ser el especialista quien valore la necesidad de extraer o no la pieza dental y “tomar las decisiones adecuadas para cada caso”.