La técnica del boli verde o cómo lograr que tu hijo mejore académicamente
Es una estrategia muy sencilla que ayuda a los niños a obtener resultados más sobresalientes en sus notas y que se puede aplicar también a conductas y otros ámbitos de la crianza
Los padres y madres de niños en edad escolar están acostumbrados al boli rojo (al temido boli rojo). Con él, los profesores hacían sus correcciones cuando los papás de hoy iban al colegio; les subrayaban o hacían un enorme círculo en torno al error o errores cometidos con el objetivo de que el alumno lo viese, pusiese atención sobre él y no volviese a cometerlo.
La cuestión es que, en la mayoría de los casos, seguían cometiendo ese y otros errores. ¿Por qué? ¿No se habían enterado? Por si acaso era eso, en el siguiente ejercicio el fallo se destacaba aún más. Quizás en algunos escolares era útil, pero en aquellos con mayores dificultades no se lograba más que ahondar el problema. Fue una madre la que decidió darle la vuelta a la tortilla con idea tan simple que parece increíble que no se le haya ocurrido a nadie antes: la técnica del boli verde.
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En qué consiste la técnica del boli verde?
¿La mujer a la que se le ocurrió cambiar el rojo con el verde se llama Tatiana Ivanko, psicóloga infantil rusa que decidió probar con su hija la idea que había tenido y que acabaría convirtiéndose en viral y objeto de estudio en universidades de todo el mundo. La niña estaba aprendiendo a escribir e Ivanko optó por resaltar con un círculo verde aquellas letras cuya grafía había hecho mejor. La pequeña, cada vez que acababa el ejercicio, esperaba con ansia a comprobar cuál había sido la letra que había escrito mejor y acabó aprendiendo de manera mucho más rápida.
Primer logro: el niño recuerda sus aciertos, no sus errores
Tanto la hija de Ivanko como otros niños a los que se les ha aplicado la ya llamada técnica del boli verde recordaban más sus aciertos, que sus errores, aquello que mejor les había salido. Cambia, por tanto, por completo la rutina de aprendizaje.
Segundo logro: el niño busca repetir sus aciertos
Relacionado con lo anterior, si el niño se acuerda más de sus aciertos que de sus errores, también busca volverlos a hacer. Se centra en repetir aquello que le salió bien y que sabe hacer, de modo que el refuerzo positivo es en este punto innegable y los resultados son evidentes en poco tiempo.
Menos frustración
Los niños trabajan con menos presión y, al enfocarse el adulto mucho menos en el error (por no decir que lo obvia directamente), no cae en la frustración que en ocasiones les produce no lograr hacer los ejercicios como se espera de ellos. Están más relajados, lo que fomenta una mayor predisposición al aprendizaje.
Más motivación
Unido a eso, los alumnos tienen mucha más motivación. En el caso de la hija de Tatiana, esta pronto comenzó a esforzarse enormemente y por propia iniciativa para escribir lo mejor posible. El resultado es que enseguida sus errores en la grafía de las letras se redujeron considerablemente. Se puede decir que es el tipo de refuerzo que busca la disciplina positiva, ya que la motivación del niño sea intrínseca, es decir, lo quiere hacer por sí mismo, no por factores externos que le inciten a esforzase para obtener un determinado premio, como ocurre con otras herramientas educativas, como la tabla de recompensas.
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Cambio de mentalidad
Se puede afirmar, por tanto, que la técnica del bolígrafo verde supone un cambio radical de mentalidad que implica que el profesor (o el progenitor, si la técnica se emplea en casa) se enfoque en lo positivo, en los logros del niño, en lugar de en sus fracasos. Al hacerlo él, que es una figura de referencia del menor, también lo hace el pequeño.
Fomenta la autoestima
Como es lógico, una consecuencia directa de este tipo de refuerzo es, además de un mejor rendimiento académico, una mayor autoestima. El niño se alegra de lo que consigue, dejando de lado toda frustración por aquello que no es capaz de hacer, lo cual pasa a un lugar secundario. Además, el hecho de que mejoren sus notas es otro fuerte impulso para sentirse mejor consigo mismo y para hacer crecer su autoestima.
Aplicación en conductas y hábitos
Aunque, como hemos señalado, se ideó para aplicarla al ámbito educativo y a las tareas escolares, la técnica del boli verde se puede trasladar a otros aspectos muy variados. Por ejemplo, puede ser muy útil adaptarla para reforzar conductas positivas y el establecimiento de hábitos saludables o adecuados. Vendría a ser similar a una tabla de recompensas, pero sin premios y sin señalar la no consecución del objetivo.
A debate, ¿por qué?
Por maravillosa que parezca esta técnica, también hay quien cuestiona su eficacia. El motivo principal es que el hecho de ‘olvidarse’ de los errores cometidos impediría a los niños entender qué es lo que han hecho de manera incorrecta y por qué, aspecto esencial del aprendizaje. A esto se suman las quejas de profesores británicos, cuyo sistema educativo ha incluido esta técnica con alguna variación: sí se señalan los fallos del niño, pero no en color rojo, considerado más agresivo, sino en rosa. Incluso en algunos centros escolares emplean todo un código de color (con nada menos que seis colores diferentes para corregir un mismo ejercicio), que algunos de esos maestros consideran innecesario
Dejando a un lado otros colores, esta técnica es tan simple y sus resultados son tan prometedores que… ¿por qué no probarla?