Resulta impresionante ser testigo de cómo un bebé va asimilando ciertos conocimientos en un corto período de tiempo. Comprobar cómo aprenden a reclamar lo que necesitan y cómo van, poco a poco, interactuando con otras personas sin saber aún hablar, cómo pasan de decir unas pocas palabras a expresarse cada vez más correctamente, cómo de estar en brazos, al gateo y de este a sus primeros pasos… todo eso es aprendizaje.
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Y si nos sorprende cómo cambia y madura un bebé en unos pocos meses, resulta casi impensable imaginar que nuestros pequeños adquieren conocimientos también en el vientre materno; sin embargo, así es. ¿Qué es lo que aprenden y cómo lo hacen?
“Entendemos el aprendizaje como un proceso por el cual adquirimos habilidades, destrezas, conocimientos, conductas y valores. Este proceso hace que el bebé empiece a aprender antes de nacer a través de las emociones y los sentidos”, asegura María del Carmen Muñoz Tutor, psicopedagoga experta en atención temprana (@educandoensuenos). Desde hace años recomiendan a las mujeres embarazadas, por ejemplo, escuchar música clásica porque se sabe que favorece el neurodesarrollo del feto, pero esto no es más que una pequeña parte de todo lo que puede asimilar el bebé que se está gestando. De hecho, “incluso antes de nacer, el bebé ya tiene cierta capacidad de aprendizaje por memorización”.
Hasta hace no mucho tiempo se pensaba que un recién nacido venía al mundo como una tabula rasa o pizarra en blanco en la que todo era absolutamente nuevo. Ahora, aunque la investigación en torno al aprendizaje prenatal aún es mínima, se sabe que sí nace con ciertos aprendizajes, unos más sorprendentes que otros.
Esto es lo que aprenden los bebés en el vientre materno:
1. Sensaciones. Se sabe que el sentido del tacto es el primero que desarrollan y, en un estado tan inicial de la gestación como es la semana 7 de embarazo, los fetos “empiezan a experimentar sensaciones sobre su rostro; en la semana 11 ya lo sienten en sus manos y al final del embarazo su cuerpo tiene desarrollados por completo los receptores cutáneos”. Además, “alrededor de la semana 16 de embarazo, las papilas gustativas ya funcionan y empiezan a beber un poco de líquido amniótico”.
2. El oído. Como decíamos, es muy favorable que los bebés escuchen, a través de los oídos de su madre, música clásica, especialmente a partir de “la semana 25, que es cuando el oído está completamente maduro”, aunque mucho antes, “entre la semana 17 y la 20, empiezan a percibir sonidos, como la voz de su madre”. Es recomendable que escuchen música porque “es muy beneficioso para su desarrollo cognitivo, ya que es una muy buena forma de estimular los impulsos eléctricos que forman su cerebro”.
En este sentido, Muñoz Tutor cita una investigación de la Universidad de Helsinki que “encontró una correlación alta entre la respuesta neuronal de los bebés ante sonidos escuchados antes y después del nacimiento”. Lo que pudieron constatar es que, “al oír sonidos y palabras que escucharon en repetidas ocasiones durante la gestación, los bebés mostraban actividad cerebral más alta que aquellos que no recibieron dicha estimulación previa”.
3. El lenguaje. “Lo que experimenta la madre cuando está embarazada (olores, sabores, emociones…) lo percibe el bebé” y es un proceso tan absolutamente excepcional que es “ahí cuando comienza el aprendizaje del lenguaje”.
4. El estado de ánimo. Si hay algo que una mujer embarazada pueda transmitir a su pequeño eso es su estado de ánimo y sus propias emociones. Y una de las vías por las que se ha demostrado este hecho es mediante el estrés materno. “Se ha demostrado que, si el embarazo se vive con situaciones de estrés, puede verse reflejado en el comportamiento del bebé cuando nace e incluso en problemas de atención en niños más mayores”, nos indica la experta en atención temprana.
“Este proceso tiene lugar a partir de reacciones químicas que se producen cuando estamos estresadas” y tiene que darse, eso sí, de manera prolongada para que realmente afecte al niño. “Si el estrés ocurre de forma puntual, la placenta actúa como un filtro para que no llegue al feto; pero si ocurre de manera constante, ese filtro disminuye y el estrés afecta al bebé”.
La estimulación prenatal y el neurodesarrollo del bebé
“La estimulación prenatal influye en el neurodesarrollo del bebé activando conexiones neuronales que le favorecen dicho desarrollo”. Así, del mismo modo que el estrés prolongado durante la gestación se reflejará en problemas de atención una vez que se convierten en niños mayores, “el cerebro es capaz de llevar a cabo aprendizajes antes del nacimiento que luego demostrará durante su desarrollo”.
Diversos estudios han demostrado que “lo vivido en el embarazo influye en el desarrollo posterior del niño y en su crecimiento personal”, aunque no es lo único que afecta al bebé: “también influye la duración del trabajo de parto y tipo de parto”, explica la experta. Esto último está más aceptado socialmente e incluso son preguntas que ciertos especialistas médicos formulan a la madre en determinadas situaciones relativas a su hijo, y tanto lo uno como lo otro lo que denota es “que la manera de interactuar de los padres con los bebés antes de nacer tiene mucho impacto en el comportamiento y aprendizaje del niño posteriormente a su nacimiento”.