En otras épocas, el parto de la mujer transcurría de forma privada, en casa y rodeada de otras mujeres de su confianza. Ahora la situación en la gran mayoría de las ocasiones es diferente, pues los niños suelen venir al mundo en un entorno hospitalario. El acompañante de la embarazada suele ser su pareja, pero puede que esta no se vea capaz. ¿Qué sucede entonces?
Le hemos preguntado por ello a Natalia Valverde, psicóloga perinatal, directora de Gimeno Prado y Valverde Psicología (www.gimenopradoyvalverdepsicologia.com) y coautora del libro Ante todo mucha calma (Ed. La Esfera de los Libros), sobre embarazo y crianza.
¿Cómo debe ser el acompañante durante el parto?
“Con todo el conocimiento de los últimos años con respecto a la etapa perinatal, al embarazo, el parto y el posparto, sabemos lo que necesita una mujer de nuestros días a la hora de dar a luz. Esto ha cambiado mucho”, indica la experta. Así, destaca sobre todo la necesidad de que la embarazada pueda gozar de un entorno íntimo en el que se sienta segura.
“Somos un ser social por naturaleza, y el parto da cierto respeto e incluso miedo si es la primera vez, no hemos vivido nada que se le pueda parecer ni lo hemos vivido como observadoras, por lo tanto desperta cierta inquietud. Que la mujer pueda sentirse acompañada por alguien que le dé tranquilidad es básico”, insiste. El objetivo es que afronte ese proceso de forma segura y relajada.
En este sentido cuenta cómo el parto tiene algo de primitivo, de conexión con una parte profunda. “No es algo que se controle desde la parte racional sino que va mejor cuando la mujer puede dejarse llevar y eso lo puede hacer bien si está tranquila, segura y confía en que las cosas pueden ir bien”, destaca.
Por eso le hacen falta unos acompañantes que estén ahí si ella necesita algo, pero que hagan ese acompañamiento desde la tranquilidad, sin intervenir demasiado ni interrogarla a cada instante. Ha de ser un estar a su lado respetando su espacio y sus tiempos. En ese sentido, las personas ideales son calmadas, tranquilas y que no juzguen.
¿Por qué la pareja no querría estar presente en el parto?
Como explica la especialista, un parto es una experiencia muy fuerte y muy impactante, aunque, por otro lado, sea algo tan sumamente natural. Y no todo el mundo está preparado para vivirlo en primera persona, aunque se trate del progenitor del bebé.
Hay parejas a las que les cuesta integrar los aspectos sexuales y maternales de la mujer, que se superponen en el parto. Y quienes tienen mucha sensibilidad ante la observación de la sangre, de agujas... No es raro que haya mareos del acompañante en el paritorio. Y también hay que considerar si la pareja va a tolerar el posible sufrimiento que va a mostrar la mujer.
Así, “por distintos motivos, la pareja puede pensar que no va a acompañarla bien, que no va a estar bien y esto no tiene por qué ser algo malo. Puede acompañar de maravilla todo el resto de cosas en torno al parto: antes, después, con el bebé, pero a lo mejor no es necesario que esté en el momento del parto si siente que va a ser algo difícil”, aclara Natalia Valverde.
¿Qué hacer cuando no hay acuerdo en la pareja?
Si la mujer desea que la pareja esté presente en el parto y esta no quiere, podría haber un conflicto en la relación. Para evitarlo, la especialista recomienda que hablen durante el embarazo de cómo se siente cada uno. Es importante “que la mujer pueda vivirlo sin sentirlo como una ofensa. No es que no quiera apoyarla ni estar ahí, sino que hay este tipo de dificultades, y quizá pueda haber otra persona que la acompañe”, aclara.
“Hay que respetar a cada pareja y es muy personal la decisión. Deben hablarse, escucharse y no vivirlo como algo dañino ni como un ataque. Son un equipo y deben tomar decisiones para que los dos estén bien”, recalca.
Si no se ha podido consensuar una postura común, es más probable que haya roces luego, que en muchas ocasiones pueden estar motivados por otros problemas anteriores que arrastre la pareja, como considerar que el otro no está a la altura en determinados momentos.
“El papel del acompañante no es fácil, tiene que estar sin estar, acompañar sin ser el protagonista, no es su cuerpo, no sabe lo que la mujer está sintiendo y no les es fácil en ocasiones saber cómo participar. Hacen lo que pueden y que no hagan lo que la mujer espera no significa que no la quieran, que no la apoyen”, comenta. Por eso, la comunicación antes y después del parto, para compartir cómo se ha sentido cada uno es fundamental.