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madre con sus dos hijos varones en el parque© AdobeStock

Psicología

Cuando esperas una niña y al final es un niño, ¿cómo asimilar esta decepción?

Puede ocurrir que una madre desee con todas sus fuerzas tener una niña, y sin embargo, esté embarazada de un niño. Pero, además, también puede pasar que busque embarazarse de nuevo para lograr su objetivo, y venga otro hijo del mismo sexo... ¿Qué hacer ante una situación así?


30 de marzo de 2023 - 15:02 CEST

Actualmente, gracias a los avances en medicina, los papás pueden  saber el sexo del bebé  a las pocas semanas de embarazo, y es que desear con fuerza que nuestro hijo sea un niño, o bien una niña, es muy común, y más habitual de lo que pensamos.

Podríamos decir, entonces, que el sexo del niño es importante para muchos padres aunque socialmente no se reconozca, y esto es debido a las “representaciones mentales” que nos creamos, según nos cuenta Sheila Padellaro, psicóloga perinatal (@psico.mamamut): “Cuando una mujer se queda embarazada por primera vez, esta cuestión puede estar condicionada por sus representaciones mentales, es decir: el ideal, la imagen o los prejuicios que tenemos sobre tener una hija o un hijo. Realmente, estas representaciones mentales se basan fundamentalmente en la propia experiencia (hermanos, hermanas, familiares, etc.), y especialmente, en los roles de género asignados a cada sexo”. En el primer embarazo puede ser que, cuando el sexo del niño no es el deseado, muchas mamás (y papás) se aferren a frases tan recurridas como ‘lo importante es que venga bien’, pero es que además, “en segundos, terceros y sucesivos embarazos, este deseo también puede verse condicionado por la experiencia propia en la crianza  de los hijos o hijas anteriores”.

Y es que cuando se tiene un niño varón, y se planea otro un embarazo para ‘ir a por la niña’, y de nuevo se tiene otro niño la decepción y frustración en la madre puede ser muy real. Entonces, ¿qué hacer cuando este deseo no se cumple? “En primer lugar, es importante que la madre no minimice sus sentimientos. Es normal sentir algo así y experimentar incluso decepción y frustración al conocer el sexo del bebé, al ver que no es lo que deseábamos en un primer momento. Que la madre se permita sentir estas emociones y le ponga nombre es fundamental. Probablemente, aparezca también culpabilidad o arrepentimiento al no sentir lo que socialmente sería lo correcto en ese momento”, explica la psicóloga.

¿Cómo asimilar la noticia?

Para una mamá que haya vivido un duelo de este tipo, tener dos o tres hijos varones y no haber conseguido tener una niña, o viceversa, asimilar la situación puede ser complicado, pero para ayudarnos a comprender un poquito más esta ‘incomodidad emocional’ para los padres, la psicóloga hace una reflexión sobre el porqué sucede esto y propone hacernos las siguientes preguntas como parte de la sociedad: “’¿Qué significa ser niño?’, ‘¿qué implica ser niña?’ Lo vemos en los ‘ gender reveal ’ de las redes sociales, como desde incluso antes de nacer, ya se les asigna un determinado color, según del sexo que sean los bebés. ¿Por qué se le está haciendo una fiesta al sexo del futuro bebé?, ¿cuánto de importante es para nosotros como padres?, ¿qué cambios implicaría en la crianza?...”, cuestiona.

Si experimentamos cierta incomodidad o malestar al conocer el sexo de nuestro futuro hijo o hija, responder a estas preguntas nos ayudará, porque según nos dice la psicóloga al hacerlo “seremos conscientes de que nuestros deseos, probablemente, estén fundamentados en la  presión social recibida por parte de nuestro entorno  o en estereotipos de género de los que la sociedad, en general, somos responsables y deberíamos eliminar”, sostiene.

En definitiva, lo más importante es eliminar todo tipo de culpa que puedan sentir las madres y entender que sentirse así es algo sano, ya que, en primer lugar, “no va a querer menos a su hijo por ello’, y, en segundo, “se trata de ponerle nombre al malestar y al rechazo para ofrecerle la oportunidad al bebé de construir su nueva identidad sin imposiciones de género ni prejuicios, por lo tanto, siempre va a ser beneficioso para el vínculo y el bienestar psicológico de la madre y el bebé”, concluye.

Embarazada triste y pensativa sentada en un sofá© AdobeStock

¿Cómo ayudar a estas mamás?

Lo más probable es que este sentimiento se oculte o solo salga a la luz con aquellas personas más cercanas como pueden ser el papá, una madre, una hermana… Pero esto solo ocurrirá si la mamá siente el apoyo de las personas que están a su alrededor, y “no se sienta juzgada, que entiendan ese momento como una transición a la aceptación, que hagan una  escucha activa  y no minimicen las emociones o sentimientos para el bienestar psicológico de la madre en esos momentos”.

Lo mejor que podemos hacer es hacerle entender que se trata de un sentimiento temporal y normalizarlo pero, ante todo, es importante evitar frases de este tipo: ‘lo importante es que esté sano’, ‘deberías estar contenta’, ‘un niño es más madrero, las niñas son más de los padres’… En muchas ocasiones, también puede suceder que “se experimenten síntomas de un duelo. Esto ocurre porque un constructo que soñábamos o deseábamos, finalmente, no se hará realidad. Si este tipo de emociones perduran en el tiempo, nos impide el desarrollo normal de las actividades cotidianas o se convierte en un pensamiento repetitivo, sería conveniente consultar con una psicóloga especializada”, recomienda la experta.

Construye y afianza el vínculo con tu bebé

Como dice la experta, las mamás tienen la oportunidad de educar a su bebé sin identidades de género y huir de la presión social que provoca este tipo de incomodidades. Pero, ¿qué hacer cuando nos dan la noticia que no es la que esperábamos? “La mamá debe entender que no está frustrada por su hijo o hija, está frustrada por un ideal fundamentado probablemente en experiencias anteriores, constructos sociales de género e, incluso, prejuicios que al final cree que no vivirá como había imaginado”, insiste la psicóloga.

Así que lo mejor en estos casos es afianzar la seguridad de saber el sexo definitivo del bebé, e incluso, de asignarle un nombre. “A partir de ahí, lo normal es que se refuerce más el vínculo con el nuevo bebé y su identidad sexual, junto al rol de género. Esta incomodidad no debería de perjudicar a la relación con el bebé, si se produce un rechazo permanente es motivo de consulta al especialista. Es necesario entender que una vez que conocemos el sexo del bebé empezamos a construir su identidad: de qué forma quiero ejercer la crianza, qué roles de género no quiero imponer…”, y la ilusión que nace en nosotros nos ayudará y conducirá a asimilar la noticia.

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