En épocas de catarros y gripes, uno de los medicamentos más solicitados por los padres son los mucolíticos, a los que se atribuye la propiedad de eliminar mucosidad, pero “no están indicados en niños sanos”, afirma David Andina, pediatra de urgencias y Premio Nacional de Medicina. Y los motivos son varios; en primer lugar, porque “los mocos son la primera línea de defensa frente a una infección y muchas veces aumentan su cantidad en el contexto de cuadros catarrales, pero eso no quiere decir que haya que poner medicación para eliminarlos”. En segundo lugar, porque “no han demostrado eficacia para eliminar los mocos”.
“Además, tienen un riesgo añadido y es que algunos de ellos tienen sustancias que si se toman de forma excesiva pueden dar lugar a complicaciones”, advierte el doctor. Lo mismo ocurre con los antitusivos, los archiconocidos jarabes para la tos. Por eso, “ninguna sociedad pediátrica recomienda utilizar ni antitusivos ni mucolíticos en los niños”. De hecho, en los Anales de Pediatría 2022, advierten expresamente sobre este tipo de medicamentos, a cuya “falta de evidencia científica que avale la utilidad de estos fármacos, se suma la potencial toxicidad, ya que se han descrito intoxicaciones graves e incluso letales”. Hacen referencia a los informes anuales de la American Association of Poison Control Centers’ National Poison Data System (NPDS), que “han registrado, entre los años 2000 y 2019, 9 casos de intoxicación mortal en niños menores de 8 años, en los que se consideró que la ingesta única de un fármaco antitusígeno o anticatarral fue indudable o probablemente responsable de la muerte”.
¿Por qué está permitida su venta?
Está permitida su venta porque “tienen una eficacia controvertida en adultos y tienen una eficacia controvertida en niños”, explica Andina, si bien “en ensayos clínicos no han demostrado eficacia”. La cuestión radica en que se trata de “un nicho de mercado muy potente” porque “tos y mocos tienen todos los niños” y a la mayoría de los padres les genera malestar ver así a sus hijos. Sin embargo, “la tos y los mocos van a durar lo mismo les des un jarabe antitusivo o les des un jarabe mucolítico”.
Casos en los que los mucolíticos sí están indicados
“En niños con patologías crónicas como, por ejemplo, la fibrosis quística sí que pueden estar indicados”, puesto que son niños que generan unas secreciones muy espesas y “en esas secreciones sí que tienen alguna eficacia, aunque tampoco es la panacea”, detalla el doctor. En todo caso, la prescripción del mucolítico debe hacerla “un médico especialista que valore la indicación”.
La tos y la mucosidad habitual de un niño en un proceso catarral “son síntomas tan leves que no se llega a apreciar el beneficio que puedas obtener del fármaco” en cuestión, que es, además, “potencialmente muy peligroso”. En niños en edad escolar, los síntomas catarrales duran prácticamente de octubre a mayo, como bien experimentan curso tras curso todos los padres. “Esos mocos no se deben tratar con jarabes, lo que hay que vigilar es otras cosas: hay que vigilar los días de fiebre y la dificultad respiratoria, pero no la tos y los mocos, que como tales no necesitan ser tratados en pediatría”.
¿Hay alguna alternativa inocua para eliminar la mucosidad en procesos catarrales de niños?
“La única alternativa que en los estudios ha demostrado cierta evidencia es la miel”, explica el pediatra. Este producto natural tendría eficacia “no tanto para los mocos como para al tos”, cuya intensidad disminuye. David Andina recuerda que, aunque se trate de un alimento natural, “solo se puede dar a niños mayores de un año” porque en los menores de doce meses puede provocar botulismo. Habría que tener también “la precaución de lavar los dientes a nuestro hijo después de darle un vaso con miel porque tiene mucho azúcar”.
Precauciones extra
En caso de que, aun siendo conscientes de todo esto, los padres opten por dar mucolíticos a sus hijos deben tener “la precaución de guardarlos adecuadamente, puesto que no todos estos jarabes cuentan con tapones de seguridad y tienen unos sabores que son muy apreciados por los niños”, por lo que hay que evitar que, “en un descuido de los padres, los niños cojan el bote y lo ingieran”. El motivo es que “las intoxicaciones por jarabes monolíticos y por jarabes antitusivos son potencialmente de las más graves que puede haber en los niños”.