Una vez que una mujer sabe que está embarazada, no es aconsejable hacerse piercings ni tatuajes en ninguna parte del cuerpo porque, aunque no es lo habitual, puede producirse una infección o algún otro tipo de complicación. ¿Y si ya tiene un piercing en el ombligo? Para aquellas mujeres que ya tenían un adorno de este tipo con anterioridad y quieren mantenerlo durante el embarazo, se venden piercings especiales para embarazadas que son más flexibles e hipoalergénicos, pero ¿es esto suficiente? “A medida que el abdomen de la embarazada va creciendo hay más riesgo de que el ombligo se hernie hacia fuera y el piercing pueda desgarrar la piel”, advierte la Dra. Fátima Martínez Hernández, ginecóloga y obstreta del Hospital Ruber Internacional Madrid y de Diamela Centro Médico. Por ese motivo, la recomendación habitual es que se retire alrededor de la semana 16 o 18 de gestación; “se puede mantener el piercing en el primer trimestre y parte del segundo trimestre, siempre y cuando la paciente no note molestias y tracción de la piel”.
¿Conlleva riesgos para el bebé un ‘piercing’ en el ombligo de la madre?
“El tener un piercing en el ombligo no supone un riesgo directamente para el bebé, pero si se desgarra el orificio del piercing puede, al distenderse el abdomen, favorecer las infecciones cutáneas”, en la madre. En consecuencia, habrá “más riesgo de fiebre materna y que esto pueda conllevar a tener que tomar antibióticos”, explica la doctora. A todo eso hay que unir “una situación que genera estrés materno y que no es favorable para el bebé”.
En caso de que se produzca una hernia umbilical, lo normal es que esto tampoco afecte en lo más mínimo al feto ni a la evolución del embarazo, si bien será preciso que la madre acuda al ginecólogo para recibir el tratamiento adecuado.
¿Supone algún riesgo para la mujer llevar un ‘piercing’ en el ombligo durante el embarazo?
Si se llega a producir la hernia umbilical, la mujer sentirá más molestias o incluso dolores durante el embarazo. Lo habitual es que no haya más efectos secundarios y que se reduzca tras el parto, pero en ocasiones es necesario tener que recurrir a una cirugía para tratar determinados tipos de hernias umbilicales. Esa intervención quirúrgica tendría lugar, en todo caso, después de dar a luz.
Por otro lado, desde el punto de vista estético, llevar un piercing en el ombligo puede afectar negativamente a la recuperación de la madre. “Durante el embarazo existen cambios cutáneos, entre ellos más riesgo de hiperpigmentación de la piel, así como más riesgo de peor cicatrización (en forma de queloide), por lo que si se desgarra el orificio del piercing y se genera una infección, puede conllevar a una peor cicatrización y tener peor resultados estéticos después del parto”, indica Martínez, que es también especialista en medicina estética.
Cuidados del ‘piercing’ en el ombligo durante el embarazo
Si la mujer opta por mantenerlo, bien hasta mediados del segundo trimestre de gestación o bien durante todo el embarazo, deberá prestar mucho más cuidado a la higiene de la zona para evitar una posible infección. En cualquier caso y siempre que la gestante haya decidido quedarse con el adorno en el vientre los nueve meses, lo más probable es que el ginecólogo le solicite que se lo retire durante el parto de cara a una eventual complicación (que pueda implicar, por ejemplo, una cesárea de urgencia).
Después de dar a luz y tras haber recuperado la figura, la mujer podrá volverse a colocar el piercing con total normalidad porque por lo general, además, la perforación seguirá igual y, en los pocos casos en los que esta se haya eliminado, podrá volvérsela a hacer sin mayor problema.