El uso de petardos por parte de niños: todo lo que hay que saber para evitar riesgos innecesarios

Como bien sabes durante las Fallas, fiesta declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por su colorida vistosidad, tiene un lugar preponderante la pirotecnia. A punto de que llegue su ‘día grande’ con la mascletà, recordamos cómo y cuándo pueden los niños hacer uso de los petardos y los riesgos que puede conllevar manipularlos. Para ello, hablamos con la doctora valenciana Teresa Sánchez-Minguet, responsable de la unidad de oftalmología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, Vithas Valencia Consuelo y Vithas Aguas Vivas, que nos recuerda que existe una regulación al respecto que los padres deben cumplir y deben hacer cumplir a sus hijos. “Los niños pueden tirar petardos, pero estos deben ser absolutamente acordes a su edad e ir siempre acompañados de la supervisión de los padres”, subraya.

¿Qué dice la regulación sobre los petardos y el uso de pirotecnia?

Está regulado en el Real Decreto 989/2015, que marca que la edad mínima para usar pirotecnia sea los 8 años y únicamente podrán manipular una determinada categoría (la llamada F1). Los artificios pirotécnicos de la siguiente categoría, la F2, los podrán manejar niños a partir de 10 años de edad. El Real Decreto establece, además, que esos usuarios “hayan recibido una formación suficiente sobre las características de cada producto, así como sobre su utilización segura”. Como esto no siempre se cumple, explicamos a continuación los riesgos que entraña el uso de petardos por parte de los niños y las medidas de precaución que habría que tomar, según la doctora.

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Riesgos de la manipulación de petardos en niños

• Quemaduras. Una de las complicaciones más habituales por el uso de pirotecnia son las quemaduras. Puede conllevar la pérdida de tejidos, “llegando incluso en ocasiones a ser necesaria la amputación de parte de la extremidad afectada”, según advierte el doctor Pepo García, traumatólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre. En lo que a los ojos se refiere, los riesgos se dan, sobre todo, “en petardos que tienen mecha”, tal y como detalla Sánchez-Minguet. “Si se acercan excesivamente al petardo y no se separan, no mantienen la distancia de seguridad, el petardo puede explotarles en la cara”.
• Lesiones oculares. “Otro riesgo es la manipulación de todo esto” porque si manipulan “la arenilla o la pólvora que lleva el petardo y se tocan los ojos, pueden producir una conjuntivitis de tipo irritativo”. En este punto hay que tener muy en cuenta “las chispas que le pueden saltar” al menor, ya que “si están muy cerca, pueden provocarle quemaduras”.
• Lesiones auditivas. Si un petardo explota muy próximo al oído, podría provocar un grave daño interno, ya que se podría romper el tímpano. Aunque por lo general una lesión así suele resolverse por sí sola al cabo de unas semanas, en casos de mayor gravedad será irreversible. Eso conllevaría, a su vez, mayores riesgos de infección. La explosión también podría provocar pérdida de audición. Todo esto es especialmente peligroso en niños de corta edad, puesto que su sistema auditivo no es aún lo suficientemente maduro.
• Posibles lesiones en bebés. “Aquí estamos acostumbrados, siempre los hemos llevado a la Mascletà desde que son bien pequeñitos” comenta la doctora, que subraya que lo importante es tenerlos bien protegidos. De no ser así, “si en algún momento caen por viento algunas partículas, pueden llegar a entrarles en el ojo y les podría provocar alguna quemadura”. Además, “auditivamente, los petardos pueden ser lesivos para los para los bebés”.

Medidas de precaución:

• Distancia de seguridad. Lo primero es “mantener distancias de seguridad cuando se van a tirar petardos y mantener a los niños fuera de la zona en la que se vayan a tirar petardos mayores”
• Responsabilidad en el uso. “No meter petardos en botes ni en papeleras por la gracia de que ahí hace más ruido, porque pueden provocar lesiones importantes”.
• Gafas protectoras. Es recomendable usarlas para proteger al niño de las chispas que podrían saltar tras encender el petardo. “Uno de los mayores problemas es la incrustación de partículas de pólvora en la córnea, el llamado ‘tatuaje corneal por pólvora’”, por lo que incide en la necesidad de la supervisión de un especialista cuando se haya presenciado la explosión de un petardo.
• Cascos protectores. Para evitar problemas en los oídos, lo adecuado es usar cascos o protectores auditivos.
• Lavarse las manos. Después de haber manipulado petardos, es imprescindible lavarse las manos para retirar posibles restos de arenilla o pólvora que, como señalaba anteriormente la oftalmóloga, podría provocar lesiones en los ojos.
• Proteger a los bebés. Los bebés, sobre todo los más pequeños, “deben estar cubiertos en carrito en todo momento”. En caso de que sean algo más mayores, a partir de ocho o diez meses, “sería recomendable ponerles unas gafitas de protección”.