El 45% de las parejas que se divorcian en España tienen hijos menores de edad. Son datos del INE (Instituto Nacional de Estadística). Así, en 2021 (último año del que se tienen datos) hubo más de 90.000 divorcios, un 13% más que en 2020. Es una situación frecuente y donde los menores están presentes casi en uno de cada dos casos.
Hay separaciones y divorcios de muy distintos tipos: amistosos, de mutuo acuerdo, conflictivos... Pero, al margen del plano adulto, siempre conviene tener presente cómo afecta a los hijos de la pareja y qué hacer para facilitarles la situación. Con este objetivo, hemos hablado con Rocío López de la Chica, master en Educación Emocional y coautora junto con Miguel Ángel Corrales, del libro Separada (Ed. Destino), donde aborda exhaustivamente este tema.
¿Cuáles son las emociones y conductas más frecuentes en los hijos tras una separación?
La separación es difícil para todos, pero cada uno la vive a su manera. Así, los niños pasan por su propio proceso. “Al principio se sienten inseguros; la estructura familiar ejerce de sostén y si esta desaparece, sienten incertidumbre y miedo”, indica la experta. Pero esa inseguridad se puede paliar con información concreta, y adaptada a la edad y comprensión del menor, de cuál va a ser la organización de ahí en adelante.
También suelen sentir enfado. “Cuando no saben ponerle nombre a lo que sienten, muestran y tienen conductas de este tipo porque no saben gestionar esos sentimientos”, apunta. Después, más avanzado el proceso, los hijos pueden experimentar añoranza, por echar de menos algunos hábitos, rutinas o la compañía del otro progenitor.
Algunos niños se sienten tan mal con el divorcio de sus padres que llegan a sentirse culpables de la ruptura. “Es una decisión que les implica, pero que no tiene que ver con ellos ni es su responsabilidad. No tienen que hacerse cargo del bienestar de la madre o del padre. Necesitan saber que, aunque los padres estén tristes, esto es normal y que los adultos pueden hacerse cargo de ellos mismos”, explica Rocío López de la Chica, que dirige el servicio CREADA, separaciones conscientes (www.creada.es).
Seguir siendo familia, aunque no se sea pareja
Para la experta hay un punto clave en las separaciones ‘respetuosas’ con los hijos, o en las separaciones conscientes, como las denomina en su libro. Este es el hecho de que los niños sepan que siempre van a ser familia, a pesar de que sus padres estén separados.
“Deben saber que sus padres siempre les van a amar y van a estar ahí si los necesitan”, recalca. Además, entre los miembros de la expareja también van a mantener ese vínculo de por vida, el de ser progenitores de los hijos en común.
A veces, las relaciones con la ex pareja no son fáciles. Pero la experta insiste en la importancia de mantener a los hijos alejados del conflicto. “Si ellos no se respetan, ese vacío está presente en las criaturas. En la medida en que saben que hay conflicto entre sus padres ellos se sienten huérfanos emocionalmente”, subraya. Lo ideal es que ambos luchen por estar bien, pero si no es posible, con que uno de los dos lo haga sería importante para los niños, pues recibirían la contención y seguridad que necesitan.
Cómo sostener emocionalmente a los hijos en una separación
Hay muchas pautas que se pueden seguir para sostener a los hijos tras un divorcio. En el libro se recogen con ejemplos concretos y estos son algunos de los más importantes, como detalla la autora:
- No exigirse ser perfectos como padres. “La separación es un paréntesis en la vida de la familia y cuenta mucho lo que se sembró antes y lo que se sembrará después. No hay que mantener una exigencia exagerada, sino realismo y compasión”.
- Buscar apoyo. Ya sea en familiares, amigos o en profesionales que puedan ayudar.
- Validar lo que sienten los hijos. “No está mal que sientan ni que expresen dolor, enfado o tristeza. La expresión libera y los padres no deben tomar como algo personal lo que están sintiendo sus hijos”.
- No proyectar sobre los hijos las propias emociones. Si alguno de los progenitores piensa que el divorcio es lo peor que le puede pasar a sus hijos y que es algo dañino, estará proyectrando sobre sus hijos esta emoción. “Hay que poner persectiva, entender la separación y saber que se está ante otra etapa”.
- Acompañarles afectivamente. Los hijos necesitan sentirse muy acompañados en este proceso, desde la presencia, y muchas veces desde el silencio. “También deben saber que se les ama muchísimo”.
- No hacerlos elegir. Los hijos no deberían sentir que han de elegir entre sus dos progenitores. De hecho, es muy habitual que exista este conflicto de lealtades. “Tienen que saber que el otro progenitor con el que no están disfruta si ellos están bien”.
- Fijar límites claros. “Los límites deben ser innegociables e inamovibles en cada casa. De lo contrario, esa arbitrariedad no es buena para los hijos”. Puede que en cada hogar se decidan normas diferentes, pero se ha de ser consecuente en cada uno con ellas. Además, “los límites son contención para los hijos, no vale decir que para un rato que está conmigo no hay normas”.
Asimismo, Rocío López de la Chica recalca la necesidad de que, tras la separación, las decisiones referentes a los hijos se tomen con tiempo y no “en pleno revuelo emocional. Primero hay que hacer el duelo y luego tomar las decisiones con serenidad”, aconseja.