El eccema es una de las afecciones más comunes en la infancia. Consiste en una irritación de la piel, que se enrojece y se torna más seca y suele ir acompañada de pequeños bultitos. Provoca un gran picazón, por lo que es habitual que niños y bebés con eccema estén más nerviosos e irritables. Hay dos tipos de eccemas: dermatitis atópica (relacionada con alergias y patologías hereditarias) y dermatitis de contacto (que se produce por haber estado en contacto directo con un determinado producto o alérgeno).
En muchos de los pequeños en los que es recurrente, suele desaparecerles por completo a partir de los 5 o los 6 años, si bien en algunos casos vuelve a aparecer en la pubertad y otros incluso lo padecerán en la edad adulta. Aunque no conlleva riesgos para la salud más allá de un gran malestar a causa del intenso picor, en ocasiones es necesario recurrir a un tratamiento que lo alivie, si bien es preciso tener en cuenta que no lo quitará del todo. Por eso, las últimas investigaciones se están centrando en vías para evitar que aparezca.
Así, según algunos estudios, la suplementación con probióticos en embarazadas y en bebés estaría relacionada con una menor aparición de eccemas. Esto es así porque “en la salud de la piel tiene una gran importancia la microbiota tanto cutánea como intestinal, pues existe el llamado eje intestino-piel”, según explica Olalla Otero, Doctora en Biología, miembro del equipo científico de Nutribiótica y autora del libro El revolucionario mundo de los probióticos . “ El equilibrio de la microbiota intestinal será clave para modular la respuesta del sistema inmunitario y favorecer un ambiente antiinflamatorio”. Señala, además, que “si tenemos una microbiota desequilibrada desde la infancia tenemos un riesgo mayor de sufrir este tipo de trastornos”.
En concreto, se asocia la suplementación con la cepa Lactobacillus rhamnosus HN001 con la reducción de eccemas hasta en un 61 %, según datos recogidos por Nutribiótica de un ensayo clínico aleatorio en el que se administró probióticos con esta cepa tanto a mujeres embarazadas (a partir de la semana 35 de gestación y hasta seis meses después del parto) como a bebés de hasta dos años de edad.
¿Por qué aparecen los eccemas?
“En personas con una predisposición genética, son muchos los factores que pueden desencadenar la aparición de eccemas”, como “una dieta desequilibrada y malos hábitos de vida, el déficit de vitamina D, la disbiosis o desequilibrio de la microbiota pueden propiciar la aparición de afecciones en la piel”, detalla la doctora. La causa directa es que la piel, sobre todo la de los bebés, que aún está en maduración, no logra protegerse de forma adecuada del entorno, por lo que reacciona con inflamación e irritación. “Como se trata de trastornos inmunomediados es importante mejorar todos estos aspectos que impactan en el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, por supuesto, también teniendo en cuenta la microbiota”.
No se suele prescribir el uso de probióticos durante la gestación, pero “el equilibrio de la microbiota es especialmente importante en el embarazo”, según la doctora Otero. “Es recomendable, por ejemplo, que la microbiota vaginal esté dominada por lactobacilos” y, junto a este, “también las bifidobacterias son microorganismos clave a nivel intestinal durante la gestación, hasta tal punto que su abundancia se relaciona con la salud de la madre y del bebé”.
Para la administración de probióticos a bebés hay que tener en cuenta que “la microbiota de los bebés y de los adultos no tienen exactamente la misma composición, por lo tanto, cuando seleccionamos un probiótico para emplear en bebés se suelen elegir microorganismos que deberían habitar en la microbiota de los más pequeños”. Aun así, “en algunas ocasiones sí se empleará el mismo tipo de probiótico en bebés y adultos”.
En cualquier caso, es importante acudir a un profesional de la salud que determine qué probiótico es mejor en según qué casos, puesto que cada cepa aporta unos beneficios u otros. Así, además del lactobacilos, “algunos microorganismos como B. longum BB536 pueden ser interesantes para tratar problemas de piel” porque “contrarrestan el exceso de permeabilidad intestinal y la inflamación”.
Cuándo acudir al pediatra
Aunque, como decíamos, el eccema no reviste especial gravedad, es preciso acudir a la consulta del pediatra cuando va acompañado de fiebre o cuando salen ampollas con pus en las zonas afectadas. También es recomendable ir cuando se nota calor en la zona o cuando aparecen úlceras en la piel.