Entre un 10 y un 20% de los niños y adolescentes sufren ansiedad. De hecho, es uno de los problemas de salud mental más frecuentes en estas etapas de la vida, por delante de la depresión y de los trastornos de conducta.
La Dra. Lilia Hernández del Castillo dirige el Máster en Intervención Psicológica en niños y adolescentes de UNIR (www.unir.net) y pertenece al Servicio de Pediatría del Hospital Santa Elena, de Madrid. A ella le hemos preguntado cómo abordar la ansiedad en la población infantil y adolescente.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad en niños y adolescentes?
Lo primero que hay que saber es que los síntomas de la ansiedad en menores difieren de lo que estamos acostumbrados a percibir en adultos. Así, tal como destaca la experta, en niños y adolescentes la ansiedad se puede manifestar, entre otros, con los siguientes síntomas:
- Miedo.
- Preocupación.
- Irritabilidad.
- Enfado.
- Fatiga.
- Dolor de cabeza.
- Dolores de estómago.
- Problemas para dormir.
“Generalmente, los trastornos de ansiedad aparecen a mitad de la infancia y tienen consecuencias en diferentes áreas de la vida del niño (por ejemplo, en lo académico, lo social y lo familiar). Es por ello que interfieren, de manera significativa, en la calidad de vida”, destaca la Dra. Hernández del Castillo.
Hay distintos factores que pueden predisponer al niño o al adolescente a sufrir ansiedad. Así, en personalidades dependientes o evitativas es más común. Estas se caracterizan por “ baja autoestima, inseguridad y miedo al fracaso”, detalla. “También nos podemos encontrar a niños con baja tolerancia a la frustración, niños que anticipan de manera pesimista lo que ocurre en el futuro...”.
¿Cómo se trabaja para reducir la ansiedad en el niño?
La Academia Americana de Psiquiatría del Niño y Adolescente señala la terapia psicológica cognitivo-conductual como la de elección en los trastornos de ansiedad leves.
Así, esta terapia trabaja los siguientes principios, como detalla la especialista de UNIR:
- Psicoeducación, “para que tanto el niño como sus padres comprendan el trastorno y su intervención”.
- Técnicas de relajación y respiración: para reducir el nivel de ansiedad y evitarla en último caso.
- Exposición a situaciones que causan ansiedad al menor o que sean estresantes para él. “En niños es mejor llevar a cabo la exposición mediante escenificaciones lúdicas”, advierte.
- Modelado y entrenamiento en habilidades sociales.
- Condicionamiento operante (ofrecer estímulos positivos para que la conducta deseada se repita).
- Reestructuración cognitiva o autoinstrucciones de competencia. “En niños se realiza un entrenamiento con autoinstrucciones positivas, del tipo, ‘¡Vamos, tú puedes!’, mientras que en adolescentes se interviene en los pensamientos distorsionantes o las preocupaciones”, indica la Dra. Lilia Hernández del Castillo.
- Estrategias para la resolución de problemas.
¿Cuál es el papel de los padres en relación a la ansiedad de su hijos?
Un reciente estudio de la Universidad de Manchester (Reino Unido) apunta que en casos de ansiedad en niños y adolescentes, la intervención directa sobre los padres, en lugar de sobre el menor, puede ser positiva para el control del estado ansioso. De hecho, se recalca que los efectos sobre el niño o el adolescente son más rápidos cuando se interviene sobre los adultos.
¿Cuál es la opinión de la experta? “Se sabe que las intervenciones centradas en la familia pueden ser positivas para disminuir la sintomatología y son una alternativa importante a la terapia cognitivo-conductual centrada en el niño y el adolescente”, resalta. En este sentido, apoya los resultados de la investigación: “Trabajar con la familia no solo es positivo y funciona, sino que también los efectos sobre el niño se hacen visibles en menos tiempo que con la terapia centrada en el propio menor”, comenta. No obstante, su recomendación es que la intervención se haga en una doble vía: tanto sobre el menor como sobre su familia.
En este sentido, ¿qué influencia tiene el propio entorno familiar en la aparición de la ansiedad infantil y adolescente? “Resulta complejo demostrar que el contexto familiar contribuya al desarrollo de trastornos de ansiedad, aunque sí se ha demostrado que la crianza de niños ansiosos se caracteriza por la negatividad y la sobreprotección”, explica. “Así mismo, los niños inhibidos son propensos a provocar la sobreprotección por parte de sus padres, por lo que es probable que esta crianza sobreprotectora dé lugar a mayores niveles de ansiedad”, alerta la Dra. Lilia Hernández del Castillo.