La transición paternal se define como el paso de ser hombre a ser padre. Es un cambio muy drástico y con consecuencias en todos los órdenes de la vida. Y hace falta prepararse. La madre ya lo hace, gracias al embarazo y a todas las modificaciones que este conlleva. Pero el padre se convierte, de repente, en una figura diferente sin esa ‘ayuda’.
Para saber cómo es este proceso y de qué manera llevarlo a cabo en las mejores condiciones, hemos recurrido a Javier de Domingo, psicólogo, terapeuta perinatal y docente del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal.
¿Cuánto dura el proceso de transición paternal?
Cuando el hombre se convierte en padre habitualmente se prioriza la segunda condición a la primera, aunque “lamentablemente no siempre es así”, destaca el experto.
En los casos en que sí hay una transición paternal, el proceso puede comenzar ya en la preconcepción, para seguir con las siguientes etapas: concepción, gestación, parto, puerperio y lactancia. Así, el deseo de ser padre se activa antes de la concepción, y puede prolongarse más o menos en función de cada uno. Muchas veces, esa transición paternal concluye cuando el hombre se dedica de lleno a sus quehaceres diarios como padre; en otros casos, cuando el niño es más mayor (alrededor del séptimo año de vida). Las situaciones son muy diversas, pero en todas ellas hay que recorrer un camino para ser algo distinto a lo que se era antes.
¿Llega preparado el hombre a la paternidad?
“El hombre no llega preparado a la paternidad ni de lejos”, recalca Javier de Domingo. “Siempre hay honrosas excepciones, pero le falta muchísima información fundamental sobre las necesidades del bebé desde el punto de vista biológico de la criatura y no desde la persepctiva del adulto socializado”.
De hecho, en los cursos de preparación a la maternidad, la información sobre el papel del hombre en la crianza del niño es casi anecdótico. Esto complica la situación, sobre todo porque ni su cuerpo ni su cerebro experimentan los mismos cambios que la madre.
Así, en esta transición a la paternidad hay hombres que evaden su papel, lo niegan, lo minimizan... Y esto tiene consecuencias: “La no asunción de la transición a la paternidad lleva irremediablemente al conflicto y se pierde una oportunidad única de cocrear un modelo familiar de felicidad”, indica el especialista de www.saludmentalperinatal.es.
Además, la transición paternal coincide en el tiempo con la transición maternal y la parental; es decir, la madre, el padre y la pareja están cambiando al mismo tiempo, y lo ideal es evolucionar en la misma dirección para evitar conflictos, que no son infrecuentes entre ambos progenitores en este punto. De hecho, muchos piden ayuda especializada cuando llegan a una crisis de pareja.
¿Cómo cambia el hombre al convertirse en padre?
Al convertirse en padre, el hombre sufre una serie de transformaciones emocionales y vitales. Estas son las más frecuentes, como relata el psicólogo perinatal:
- Dejarse llevar por la oxitocina/amor. Así, “aumenta las conductas empáticas, la ternura, la compasión, la paciencia, la comprensión, la pausa... lo que repercute en los cuidados hacia el bebé”.
- Dejarse llevar por la adrenalina. Esto supone “entregarse al rol de salvador del mundo que vive su película de acción, donde el fin justifica los medios y no se entera de las necesidades del bebé porque las sustituye por una idea caduda de lo que significa ser hombre y ser padre”.
En un tercer caso, ambas opciones se van intercambiando, dependiendo del escenario (pareja, familia de origen, trabajo...).
En todo caso, hay que tener en cuenta que el papel del padre es siempre crucial. Y lo es para ponerse en sintonía con la diada madre-bebé “para asegurar su desarrollo con las menores alteraciones físicas, emocionales y psíquicas posibles. Hay tarea para el padre, sea consciente o no”.
Tal como señala Javier de Domingo, el padre sostiene la crianza, cuidando del bebé, de la madre y de sí mismo. “Es fundamental entender e interiorizar las necesidades del bebé desde la óptica del bebé y no desde su marco cultural”, indica. “La paternidad es un viaje para proteger lo genuino y auténtico de nuestros hijos e hijas, guiarlo y protegerlo frente a las exigencias de un mundo en constante cambio”, subraya.