mujer embarazada con prueba de monitorizaci n fetal en las manos© AdobeStock

embarazo

Monitorización fetal, qué es y qué información proporciona

También llamado registro cardiotocográfico (RCTG), es una prueba de control rutinario que se realiza en las últimas semanas de embarazo y que determina el bienestar fetal


10 de marzo de 2023 - 12:40 CET

Puede que, si estás embarazada, y te encuentras en el último trimestre, a partir de la semana 37 tu ginecólogo te indique realizar monitorizaciones fetales hasta la semana 40, y a partir de entonces, cada 3 o 4 días hasta la finalización del embarazo, si es que este se prolonga.

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Gracias a esta prueba diagnóstica de control rutinario se recibe información muy valiosa del feto y delimita cómo es su frecuencia cardíaca, sus latidos, posibles alteraciones del flujo sanguíneo, así como de las  contracciones uterinas de la madre … Te contamos todo sobre en qué consiste una monitorización fetal, cómo se hace y cuándo, de la mano de   Rocío García-Viso, matrona que actualmente trabaja acompañando nacimientos y mujeres en consulta en Madrid.

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¿Qué es la monitorización fetal?

“La monitorización fetal, más técnicamente llamada registro cardiotocográfico (RCTG) es la manera de registrar el latido del feto y las contracciones uterinas en una misma gráfica con el objetivo de identificar la posible pérdida de bienestar fetal y planificar estrategias dirigidas a evitar situaciones adversas”, nos explica la matrona.

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¿Cuándo se comienzan a realizar estas pruebas?

Actualmente, las recomendaciones relativas al control del bienestar fetal mediante este método “vienen determinadas por la situación clínica o los factores de riesgo maternos o fetales, iniciándose este tipo de controles cuando considere el médico responsable del caso”, dice la matrona.Y añade que, “en los casos de mujeres embarazadas sin factores de riesgo, el control rutinario de este tipo de monitorización está recomendado a partir de la semana 40 de gestación ”.

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¿Supone algún riesgo para el feto?

Estas pruebas son rutinarias en el embarazo y puedes estar muy tranquila porque “se trata de un procedimiento seguro que no somete al bebé a ningún tipo de estrés ni riesgo durante la prueba”, asegura la matrona. Y es que no existe ninguna evidencia científica de ello, sino todo lo contrario, ya que como decíamos, sirve para comprobar su bienestar dentro del útero de la madre.

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¿Cómo se realiza esta prueba?

La monitorización fetal suele realizarse en consulta de manera que: “La mamá se coloca sentada o semisentada en un sillón o camilla, el profesional esparce un gel sobre la zona en la que se va a escuchar al bebé y se colocan dos dispositivos sujetos por unos cinturones elásticos. Uno de los dispositivos capta la frecuencia cardiaca del bebé y el otro tiene un sensor de presión que identifica las contracciones uterinas”, explica. Son pruebas un tanto largas y es que debes contar con tiempo porque esta suele durar “alrededor de 20-30 minutos”.

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¿Qué valores indica?

Como decíamos, en esta prueba se valoran, fundamentalmente, dos parámetros, que la matrona nos explica más en detalle: “Por un lado, la frecuencia cardiaca del bebé y, por otro, la frecuencia e intensidad de las contracciones. La frecuencia cardiaca de un bebé sano, a término, suele mantenerse entre los 110 y 160 latidos por minuto. Además, es un factor positivo la aparición de elevaciones puntuales de esa frecuencia cardiaca, conocidos como ascensos’”.

¿Qué es lo que aporta de positivo esta prueba? “El tratarse de una gráfica común en la que poder ver los dos parámetros de forma paralela, así como observar el modo en el que el feto tolera las contracciones uterinas si las hubiera”

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¿También se realiza durante el trabajo parto?, ¿por qué?

“Sí, durante el parto se va registrando la frecuencia cardiaca del bebé y las contracciones. En ocasiones de manera intermitente y otras de manera continua hasta el nacimiento del bebé . La información que nos da esta monitorización es importante para asegurar el bienestar del feto y darnos información sobre la manera en la que tolera las contracciones de parto” y poder actuar en consecuencia. Pero algo que se debe tener en cuenta es que “el registro cardiotocográfico debe valorarse en conjunto con el estado de la madre, la evolución del parto y el contexto global” y después tomar decisiones.

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¿Qué quiere decir que el registro sea reactivo?

“Los resultados de la interpretación de esta monitorización pueden ser más o menos tranquilizadores tras su valoración”, dice la matrona. Cuando el registro es reactivo o también llamado “tranquilizador”, como su propio nombre indica, “significa que el feto en ese momento está bien y tiene ‘reservas’ para continuar con el proceso de parto”, indica.

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Y, ¿cuándo es no reactivo?

Pero, cuando el registro no es reactivo o no muestra signos de bienestar fetal, “habría que aplicar medidas sencillas para que el feto se recupere y poder continuar con el parto de forma más segura o medidas de intervención más urgentes que finalizarán el embarazo”, advierte la matrona.

En cualquier caso, que el resultado no sea reactivo por unos minutos no tienen porqué significar un problema de salud en el feto ya que, “puede que esté en un periodo de sueño y tarde unos minutos en volver a tener una variabilidad normal”.

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¿Quién realiza estas pruebas?

Este tipo de pruebas para que tengan una valoración correcta las realiza siempre un ginecólogo o matrona, “expertos en interpretación y manejo de los resultados”, concluye.