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Cada vez hay más mujeres que abogan por tener un parto humanizado o parto de mínima intervención, que viene a ser un parto natural, entendiendo ‘natural’ con toda la grandeza de la palabra, regresando a lo que está implícito en la naturaleza humana, a dar a luz sin medicación alguna (sin epidural, por ejemplo), con la menor participación posible por parte del personal sanitario y en un entorno lo más acogedor posible. Pero la realidad es que cuando una parturienta acude a un centro hospitalario con contracciones o por haber roto aguas no tiene a su disposición, en la mayoría de casos, muchas alternativas para aliviar su dolor y sentir mayor comodidad. Eso, unido a que normalmente no ha visto con anterioridad a la matrona ni al resto del equipo que la va a atender, dificulta mucho lograr el objetivo de encontrar la calidez necesaria en un parto humanizado.
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Por eso, también se ha extendido en los últimos años un movimiento que aboga por dar a luz en casa, algo que todo profesional médico desaconseja por los riesgos que puede conllevar, puesto que, aunque “el parto es un proceso fisiológico en el que un altísimo porcentaje de los casos va a requerir solamente observación del mismo, es un proceso en el que en los pocos casos en los que es necesario actuar, esta actuación debe ser muy urgente y requerir de los medios necesarios para la seguridad del recién nacido y de su madre”, nos explica el Dr. Miguel Ángel Rodríguez Zambrano, jefe de Servicio de Ginecología del Hospital Universitario HM Puerta del Sur de Móstoles (Madrid).
La alternativa por la que cada vez se decantan más mujeres es por buscar un centro hospitalario que ponga a su disposición todas las comodidades posibles y que respeten al máximo un momento tan íntimo, algo que está completamente generalizado en otros países occidentales, como Reino Unido, pero que en España aún es algo excepcional, si bien ya hay, afortunadamente, opciones desde hace algunos años. “En todos nuestros hospitales con maternidad disponemos de habitaciones de parto especialmente diseñadas para crear un ambiente familiar, alejado de la frialdad de una habitación hospitalaria”, asegura el Dr. Rodríguez Zambrano. “Esas habitaciones cuentan con todos los elementos para proporcionar todas las posibilidades a nuestras pacientes: balones, lianas, sillas, bañera, cama convertible, etc. La idea es que se encuentren desde el principio en un terreno amable”.
Otro aspecto que, sin duda, agradecen las embarazadas que contratan este servicio es que conocerán al equipo de matronas que las asistirán en el parto antes de que llegue el esperado momento. “Las visitan previamente” y “tienen disponibilidad para comunicarse con ellas telefónicamente”. Una vez llega el gran día, “las reciben desde el momento del ingreso, acompañándolas y asistiéndolas hasta su puerperio inmediato, ofreciendo además después atención a su lactancia”.
Así lo atestigua Amira Al Adib, que dio a luz en el HM Nuevo Belén de Madrid: “mi experiencia del parto fue algo soñado, puesto que tuvo lugar en una bañera de agua caliente y con la ayuda de mi matrona, mi marido y el Entonox como analgesia”, nos cuenta. “Cuando llegué al hospital, ya con contracciones y dilata de 8 centímetros, este gas era todo un alivio para ese momento de dolor”.
Sin plan de parto
Por extraño que pueda resultar, en estos hospitales no es nada habitual el plan de parto: “no es necesario en un ambiente de confianza mutua entre los profesionales y la paciente”, afirma el jefe de Ginecoloía del HM Puerta del Sur. Lo importante es “que la paciente sepa y confíe que todo el personal está entrenado y motivado para conseguir que su parto sea como ella solicite con unos parámetros mínimos de seguridad, y que sepa que en cada momento vamos a estar atentos a sus deseos y a explicarle todos los procedimientos que necesitemos realizar”.
“El plan de parto lleva implícito, según mi punto de vista, una cierta desconfianza a que la paciente no va a ser escuchada ni tenida en cuenta”. En cualquier caso, explica que lo ponen a disposición de sus pacientes por “si ellas se sienten más cómodas con él por escrito”.
La asistencia a un parto naturaleza
La matrona asiste en todo momento a la parturienta, ayudándola con los medios a su alcance para controlar la respiración y ofreciéndole analgesias menos invasivas, pero si llega un punto en el que la mujer considera que necesita la epidural u otro tipo de anestesia, se le inyecta sin ningún tipo de impedimento (siempre, claro está, que no haya impedimento médico y que no haya superado el límite de dilatación marcado, puesto que pondría en peligro al bebé).
En caso de ser necesario, la seguridad que aporta un hospital es que la madre y el pequeño que va a nacer tendrán a su disposición a un equipo médico que intervendrá de inmediato si la situación se complica. “Para ello además disponemos de todos los medios a nuestro alcance: banco de sangre, UCI neonatal y de adultos, radio intervencionismo, quirófanos, personal de guardia… todo para que no sea necesario utilizarlo, pero para utilizarlo si lo es”.