Las infecciones, por leves que sean, son motivo de preocupación durante el embarazo tanto por el daño que la infección en sí pueda provocar al bebé como por el hecho de tener que tomar antibiótico. Algunas infecciones, además, conllevan importantes riesgos durante la gestación, como como la toxoplasmosis o la listeriosis, si bien las embarazadas están especialmente concienciadas sobre ellas y saben las precauciones que deben seguir, especialmente con la ingesta de determinados alimentos. “Por otro lado, los cambios fisiológicos producidos durante el embarazo pueden favorecer el desarrollo de algunas infecciones, como las infecciones del tracto urinario (ITU)”, nos explica la Dra. Marta Gutiérrez Martín, especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
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“En el caso de la infección del tracto urinario, es una de las complicaciones médicas más frecuentes de la gestación. Su incidencia se estima en torno a un 5-10% de todos los embarazos, y aunque en la mayoría de los casos se trata de bacteriurias asintomáticas (2-11%) o cistitis (1,5%) sin efectos negativos relevantes sobre la madre o el feto, es importante realizar un diagnóstico y tratamiento precoz”.
El problema en este tipo de infecciones es “un diagnóstico tardío o un tratamiento inadecuado” que “podrían originar complicaciones maternas como la pielonefritis aguda, con un riesgo de bacteriemia que ensombrece el pronóstico fetal”, si bien hay que tener en cuenta que “la infección urinaria conlleva un mayor riesgo de parto pretérmino, de recién nacidos con bajo peso, y en consecuencia un aumento de la morbi-mortalidad perinatal”. Aun así, es importante mantener la calma porque “la mayoría de las infecciones leves durante la gestación no suelen tener ninguna repercusión materno-fetal”.
Toma de antibióticos durante el embarazo
Aunque el antibiótico se intenta evitar en la medida de lo posible durante el embarazo por los riesgos que puede conllevar para el feto, en ocasiones no queda más remedio. “Dadas las complicaciones que pueden presentarse si no se realiza una antibioterapia adecuada, a veces es necesario el uso de fármacos que puedan tener algún efecto negativo sobre la gestación porque la enfermedad presente un riesgo materno-fetal mayor que el del propio tratamiento”. En estos casos y “dependiendo del momento de la gestación en la que nos encontremos, se pueden seleccionar antibióticos con un buen perfil de seguridad, tratando siempre de usar la dosis mínima eficaz, durante el menor tiempo posible y evitando exposiciones innecesarias”. El médico o el ginecólogo seleccionan el antibiótico en cuestión siguiendo las recomendaciones del “sistema clasificación de la Foods and Drugs Administration (FDA) de Estados Unidos, basado en cinco categorías (A,B,C,D y X) que indican el potencial teratogénico de una sustancia”.
Las infecciones más comunes durante el embarazo
“Las infecciones mas comunes durante el embarazo son las mismas que en las mujeres no gestantes”, indica la doctora Gutiérrez, que subraya también que normalmente se trata de prcesos leves, como “las infecciones de las vías respiratorias altas (resfriado común, faringitis, rinosinusitis) o la gripe; las gastroenteritis (principalmente víricas), las infecciones urinarias y las infecciones de tejidos blandos, entre otras”. A lo que hay que prestar especial atención es, como decíamos al comienzo de este artículo, a “otros procesos infecciosos como la toxoplasmosis, la listeriosis, las infecciones por herpes simples o el citomegalovirus, que aun siendo equiparables en frecuencia con las mujeres no gestantes, adquieren especial importancia durante el embarazo debido al posible efecto sobre el mismo y principalmente sobre el feto”.
¿Cómo evitar infecciones durante el embarazo?
“Los cambios inmunológicos y fisiológicos producidos en la gestación pueden favorecer determinadas infecciones, siendo algunas de estas más relevantes por la repercusión fetal que pueden tener”. Hay que tener en cuenta, además, que algunos de esos cambios fisiológicos “pueden hacernos infravalorar determinados signos y síntomas, enmascarando algunas enfermedades e infecciones”, por lo que lo centrar esfuerzos en la prevención es fundamental. Y para prevenir infecciones, lo primero es la vacunación “tanto antes del embarazo (rubéola, varicela, la hepatitis B y difteria-tétanos) como durante el mismo (gripe y difteria-tétanos)”.
Otro tipo de cuidados que es preciso que toda gestante siga es “mantener una buena higiene y cambiar determinados hábitos, entre los que destacan: el lavado de manos frecuente y la limpieza exhaustiva de espacios y superficies; evitar el contacto con otros fluidos (especial precaución con niños pequeños) y uso de preservativo; lavado minucioso de frutas y verduras; ingesta de productos pasteurizados y correctamente cocinados y evitar el contacto con determinados animales (gatos, roedores domésticos o salvajes) e insectos y sus excrementos así como con personas con algún proceso infeccioso”.