Entre un 10 % y un 20 % de los embarazos desembocan en un aborto espontáneo, según datos de Clínica Mayo. Un porcentaje muy elevado que podría ser incluso superior, dado que muchos de estos abortos tienen lugar antes de que se tenga conocimiento del embarazo. Esta pérdida involuntaria del feto se produce antes de la semana 20 de gestación y, en ocasiones, la mujer ni siquiera es consciente de que está teniendo ese aborto espontáneo. Y, aunque como indica la Dra. Marta Sánchez-Dehesa, jefa del equipo de ginecología en HM IMI Toledo, “la mayoría de las veces no es posible evitarlo”, es muy importante percatarse de los primeros síntomas y acudir de inmediato a un centro hospitalario.
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¿Cuáles son los síntomas de un aborto espontáneo?
“Una mujer embarazada de pocas semanas debe preocuparse sobre todo si se inicia un manchado escaso o abundante, en cuyo caso debe ir al ginecólogo para ver que todo va bien”, recomienda la doctora. “Con menos frecuencia, en caso de dolor abdominal intenso o fiebre alta y dolor abdominal debemos consultar también”. También habría que acudir a un ginecólogo en caso de que que expulse tejido grisáceo o coágulos de sangre y cuando se produzca una disminución repentina de los síntomas del embarazo. Aunque esta disminución no tiene por qué estar asociada a un aborto, es mejor ir a consulta ante la menor sospecha.
¿Por qué se produce un aborto espontáneo?
En la mayoría de los casos, un aborto espontáneo “suele deberse a anomalías cromosómicas en el embrión”. Estas anomalías -que ocurren por casualidad y cuyo origen se desconoce- están detrás del 50 % de los abortos naturales que tienen lugar en el primer trimestre de gestación, en torno hasta la semana 13.
Otras causas menos frecuentes son “infecciones uterinas, mujeres con diabetes muy descompensada o, en caso de incompetencia cervical, que es el acortamiento del cuello del útero, produciéndose la expulsión del embrión si no se trata de la manera adecuada”. Afortunadamente, sí se puede evitar un aborto a causa de incompetencia cervical, como nos indica Sánchez-Dehesa, a través de “una técnica llamada cerclaje”, que consiste en colocar, en torno a la semana 14 ó 15 de gestación, un hilo metálico o de nylon en el cuello del útero para estrecharlo.
Además, hay ciertos factores de riesgo, como trastornos del sistema inmunológico y determinadas patologías, como una cardiopatía congénita o tiroides, así como la exposición a radiación y algunos medicamentos. También se consideran factores de riesgo fumar y el consumo de alcohol y drogas.
¿Hay menos posibilidades de quedarse embarazada tras sufrir un aborto espontáneo?
Al sufrimiento por la pérdida del bebé, se suma la incertidumbre de la posibilidad de volver a quedarse embarazada una vez que se ha sufrido un aborto espontáneo. ¿Es menor la posibilidad de lograr un embarazo a término tras haber pasado este trance? La doctora Sánchez-Dehesa tranquiliza al respecto al asegurar que “no tiene consecuencias ni le afecta a la fertilidad en la mayoría de las ocasiones”. Especifica que “en casos muy raros puede producirse dificultad posterior si la mujer ha sufrido una infección muy severa o si en la realización de un legrado, que es la limpieza del útero de esos restos abortivos, se produce una lesión del útero”, si bien “ambas cosas son muy infrecuentes”.
“Lo que sí es cierto es que una mujer que sufre dos abortos tiene más riesgo de tener un tercero”, por lo que recomienda a la paciente que acuda a una unidad de reproducción “para ser valorada antes de volver a intentarlo”.