La fruta fresca es, junto a la verdura, un alimento esencial para todos, pero más aún si cabe para los niños, puesto que es a estas edades es cuando se forma su sistema inmunológico, sus defensas, y estos productos desempeñan un papel fundamental. Su consumo ha caído enormemente en la última década en nuestro país (un 27,7 %) y los datos que se manejan de cara a 2022 son devastadores (se prevé un descenso de más de un 18% adicional en función de la variable 74Kg/persona), según un informe de Kantar Worl Panel al que aludía Plátano de Canarias durante la presentación, este martes en Madrid, del programa La Fruta te da vida extra, financiado por la Unión Europea, en el que la marca canaria subraya la necesidad de introducir fruta y verdura en la dieta infantil. Al tiempo que se reduce el consumo de alimentos saludables, se incrementa el de ultraprocesados, ecuación directamente relacionada no solo con la obesidad infantil, sino también con un creciente número de niños con enfermedades asociadas generalmente a adultos, como la diabetes tipo 2, la hipertensión o hipercolesterolemia.
España encabeza el peligroso ránking de menores de edad con esceso de peso, con un 42 % de niños (porcentaje que comparte con Italia y Grecia) y un 41 % de niñas. A eso hay que sumar que se estima que el 57 por ciento de los niños de hoy en día padecerán obesidad a los 35 años, según datos publicados por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Es fundamental, por tanto, revertir esta situación, pero… ¿cómo? Lo primero es enviar un mensaje positivo, “centrarnos en lo que sí hay que comer”, más que en aquello que es mejor evitar, como argumenta Sergio Cáceres, portavoz de Plátano de Canarias.
Otra de las claves es dirigirse directamente a los niños, en lugar de a los padres, transmitirle a ellos la necesidad de comer fruta y verdura. Bien a través de los colegios, que “deberían ser el mayor aliado en la lucha por la alimentación saludable”, bien a través de campañas institucionales, como la citada La Fruta te da vida extra, cuyo público objetivo son niños y adolescentes. Aun así, subraya que la base para instaurar este hábito saludable está en los hogares. De nuevo, la pregunta que surge es ‘¿cómo?
Cómo lograr que tu hijo coma fruta
- Disfrutar de la fruta. Parece algo obvio y, al mismo tiempo, imposible en muchos casos, pero es la clave para conseguir no solo instaurar el consumo de fruta como hábito, sino también para perpetuarlo en el tiempo. Es mejor evitar ofrecerles la fruta como imposición, como algo obligado para estar sanos, sino como un alimento sabroso que les gustará probar. Si a tu hijo le cuesta especialmente comer fruta, puedes intentarlo (sobre todo si es pequeño) con presentaciones originales; por ejemplo, colocar trozos de fruta formando una cara. Seguro que así les resulta divertido y lo acaban intentando
- Dar ejemplo. Para que los niños muestren interés en comer fruta, deben ver a sus figuras de apego consumirla. Si es algo ajeno para la familia, difícilmente les va a resultar a ellos algo interesante que merezca su atención.
- Dejarles fruta a su alcance. Si ven la fruta en una balda o en un frutero que esté a su altura, que ellos puedan ver con facilidad, será un gran reclamo. Podrán, además, coger una pieza de fruta cada vez que lo deseen, con lo que fomentaremos también su autonomía.
- Ofrecerles variedad. Que puedan elegir diferentes variedades de fruta es importante para todos porque cada fruta tiene determinadas propiedades, pero especialmente en niños más reacios a consumirla porque eso les facilitará encontrar aquellas que les guste más.
- Llevarlos al mercado. Ir con los niños a hacer la compra, especialmente a tiendas de proximidad, es una magnífica ocasión para que conozcan la enorme variedad de frutas que hay y tengas así más opciones de elegir.
- Formación nutricional. Junto a todo lo anterior y, partiendo de que, como decíamos anteriormente, no debemos obligarles a comer fruta solo porque es sano hacerlo, es necesario irles instruyendo respecto a lo que ingieren, adaptando siempre la información a su edad. Aquí, además de las familias, el colegio debe tomar cartas en el asunto y favorecer el aprendizaje de los niños al respecto.