Tras los Baby Boomers, la Generación X, los millennials y la Generación Y, llega la Generación Z, también conocida como Generación de Cristal. Son todas aquellas personas nacidas después del año 2000 y, aunque muchos han llegado ya a la edad adulta, aún se considera que pertenecen a ella los adolescentes de hoy en día, llamados, en consecuencia, niños de cristal. ¿Por qué? El motivo principal es que tienen una serie de características en común asociadas a una mayor fragilidad emocional, en cuanto a que toleran menos la frustración y generalmente con baja autoestima, que les lleva a necesitar el reconocimiento y la atención constante del adulto.
El término Generación de Cristal lo acuñó la filósofa española Monserrat Nebrera, quien asociaba esta fragilidad a la sobreprotección de sus padres, pertenecientes a la Generación X que, por lo general, tuvieron más carencias económicas, lo que les suponía un esfuerzo mucho mayor poder acceder a ciertas oportunidades académicas y laborales. A diferencia de ellos, los jóvenes de la Generación de Cristal tienen un acceso prácticamente universal a la educación, lo que, en contra de lo que podría parecer, no les pone la vida más fácil, sino más bien al contrario.
Generación ‘Copo de Nieve’
A la Generación de Cristal también se la conoce como Generación Copo de Nieve que, en inglés (snowflakes), apareció en la lista de las palabras del año del prestigioso Financial Times en 2016 y lo utilizaba para definir, de manera peyorativa, a personas con serias dificultades para hacer frente a puntos de vista diferentes. Esto afectaría especialmente a ámbitos como el universitario, en el que el debate sólido parece estar diluyéndose en los últimos años, algo de lo que, por otra parte, se queja repetidamente el profesorado de las universidades.
Están inmersos en un mundo en el que la formación no les garantiza ciertas expectativas laborales, como sí ocurría en tiempos de sus padres. Tienen, por tanto, una mayor incertidumbre por su futuro y por ver cumplidos sus deseos vitales. Son más conscientes, eso sí, de la importancia de una correcta gestión de las emociones y del cuidado de la salud mental, lo que los convierte también en personas con una mayor sensibilidad y también, en ocasiones, con una mayor creatividad.
No solo son nativos digitales, sino que su socialización depende en gran medida de las redes sociales, lo que les lleva a exponerse más ante las posibles críticas de otros. Esto, a su vez, ahonda aún más esa fragilidad emocional que parece venir de serie. A pesar de que esas críticas, muestran más preocupación por los problemas sociales que generaciones anteriores.
Cualidades de la Generación de Cristal
Más allá de estas debilidades, la Generación de Cristal presenta también destacadas fortalezas:
- Aprenden más fácilmente a través de la observación. Están acostumbrados a adquirir conocimientos a través de las redes sociales, que utilizan como nuevas herramientas de estudio y aprendizaje.
- Están más preocupados por el medio ambiente. Prueba de ello es el movimiento Fridays for future, fundado por Greta Thunberg cuando era tan solo una adolescente, a la que siguen desde el principio millones de chicos y chicas en todo el mundo
- Entienden la diversidad como lo natural. El respeto a los demás está muy marcado en ellos y son conscientes de que la diversidad es, en todos los ámbitos, la norma general. De este modo, más allá de aceptarla, la asimilan con total naturalidad. Esto, a su vez, les hace preocuparse más por problemas de injusticia social.