ni o aburrido tirado en el suelo con juguetes a su alrededor© AdobeStock

Psicología

¿Has escuchado hablar sobre el ‘síndrome del juego inacabado’?

Las tres posibles causas de su aparición son un exceso de juguetes, la ausencia de una zona de juego delimitada o la saturación de pantallas en el peque. Descubre qué provoca el síndrome del juego inacabado en los niños y cómo se puede reconducir este comportamiento.


10 de febrero de 2023 - 13:10 CET

En la época de Navidad vimos cómo excederse con los regalos que hacemos a nuestros hijos puede tener una repercusión negativa en ellos, de ahí que se aconseje limitar el número de presentes. Pero no hace falta que nos vayamos tan lejos, porque esto también ocurre en aquellos días más especiales como son su cumpleaños, o incluso, en muchas familias, en el día a día, premiando al niño con regalos cuando se portan bien o se comen toda la comida.

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¡Los extremos no son buenos! y es que, por supuesto, de vez en cuando premiar al niño está bien, de hecho, hay que hacerlo, pero, como decíamos, el problema está cuando esto se convierte en un exceso. Una de las repercusiones que podemos encontrar en el comportamiento del peque es el llamado ‘síndrome del juego inacabado’.

La psicóloga perinatal e infantil Caridad Pérez (@ecostravesia), nos cuenta que “se considera que un niño presenta este síndrome cuando saca todos sus juguetes (que tienden a ser demasiados) juega por breves instantes con cada uno, los descarta rápidamente y no se enfoca en terminar un juego específico. Corporalmente podemos observar gestos de fastidio o agobio y el niño experimenta una sensación de inconformidad, ansiedad…”.

¿Cómo redirigir su juego y evitar este comportamiento?

Como decíamos, las causas suelen ser el exceso de regalos que recibe el niño, o acceder a muchas de sus peticiones, pero la psicóloga nos detalla que son exactamente tres los motivos principales por los que se genera este síndrome: “El exceso de juguetes, la ausencia de una zona de juego delimitada en casa (quiere decir que puede jugar donde guste y esto genera que el infante se disperse) y, la que considero la causa más grave, los  juguetes de tipo tecnológico  que lo hacen todo limitando al niño solo a observar”.

Está claro que la tecnología hoy en día forma parte de nuestra vida, pero debemos ser pacientes e intentar retrasar su introducción en los peques, ¿por qué esta paradoja? Porque los niños, sobre todo, a edades tempranas, necesitan  estimular su cerebro , sus acciones, su imaginación, su creatividad… y si se lo damos todo hecho, o simplemente, se limitan a ser sujetos pasivos frente a una pantalla, por ejemplo, les estaremos haciendo un flaco favor. No debemos olvidar que la etapa infantil es en la que el ser humano mejor preparado está para aprender y experimentar todo tipo de sensaciones vitales para su desarrollo, interactuar con el mundo que les rodea, socializar… La tecnología es una herramienta muy útil e interesante, siempre y cuando se utilice en el tiempo y lugar adecuado para ayudarles a seguir aprendiendo, pero nunca como reemplazo de  otras actividades como puede ser el juego .

Cuando detectemos que los peques comienzan a realizar este tipo de comportamientos: aburrimiento excesivo, poca atención en los juegos, desconcentración rápida, maltrato de los juguetes… debemos ponernos alerta y saber cómo redirigirles. “Por un lado, evitando comprar todos los juguetes que exige el niño, si reconocemos que, efectivamente, tiene demasiados juguetes vamos a generar una estrategia para transformar el contexto que lo dispersa. Y, por otro, vamos a pedir al niño que seleccione 4 juguetes que considere preferidos para jugar semanalmente y los demás los guardamos (haremos una rotación de juguetes). También ofreceremos actividades al aire libre con sus amiguitos en parques o centros recreativos, o buscar actividades artísticas, deportivas o culturales que le permitan conocer nuevos amigos. Estas últimas actividades generan un impacto asertivo en su contexto emocional y se genera interés en su expansión creativa mientras trabaja en su autogestión emocional asertiva”, nos explica la psicóloga.

© AdobeStock

Consejos para evitar que esto ocurra

Si estás temiendo que tu peque comience a desarrollar este tipo de comportamiento o esté iniciándose en este síndrome (que, por supuesto, debe ser diagnosticado por un profesional, en cualquier caso), permanece atento a las señales. “Este síndrome puede  generar ansiedad en los niños  porque se sienten insatisfechos, vacíos, nada los mantiene en conexión con su espacio creativo, por lo cual, es importante prestar atención al proceso conductual y si observamos que no concluye varios juegos procederemos a gestionar nuevos espacios”, recomienda la psicóloga, quién, además, nos propone algunas alternativas e ideas para llevar a cabo con los peques:

  • Evita el exceso de juguetes.
  • En casa de límite una zona de juegos.
  • Evita juguetes que hacen todo.
  • Tener en casa juegos de mesa que le permitan al niño cultivar su pensamiento analítico, por ejemplo, rompecabezas, ajedrez o retos.
  • Realiza actividades al aire libre en familia.
  • El yoga es una actividad maravillosa para que practique desde pequeño.
  • Jugar en el parque.
  • Generar espacios de encuentro con sus amiguitos.