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Niños

Niñas con altas capacidades: ¿por qué son más difíciles de detectar?

Solo el 35 por ciento de los alumnos con altas capacidades son niñas, a pesar de la existencia de una paridad real en menores de ambos sexos con una inteligencia superior a la media


7 de febrero de 2023 - 12:40 CET

Se presupone que hay paridad de niñas y niños con altas capacidades, pero la realidad es que solo en torno al 35 por ciento de los alumnos con inteligencia superior a la media son niñas, según los Informes sobre la Educación en España de los últimos años. ¿Por qué? ¿Es que efectivamente hay menos niñas ‘superdotadas’ que niños? No. El motivo, por extraño que pueda resultar, es que pasan desapercibidas. “Las niñas con altas capacidades suelen presentar menos problemas de conducta y menos resistencia a la autoridad que los niños en general” y, por tanto, “se adaptan mejor a su entorno, y ocultan sus problemas de integración”, nos explica Carmen Sanz Chacón, Psicóloga Clínica con Habilitación Sanitaria experta en Inteligencia Humana, Superdotación y Altas Capacidades Intelectuales y directora de la Fundación El Mundo del Superdotado.

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Al ser los niños superdotados, por lo general, más problemáticos, “cuando son acosados, los signos de acoso escolar también son más visibles y por esa razón acuden con más frecuencia a los psicólogos”. Es en ese momento cuando a muchos de ellos les detectan las altas capacidades. En las niñas, la cuestión es bien diferente: “una de cada dos sufre alguna forma de acoso escolar, generalmente rechazo, exclusión o agresiones verbales de las que nadie se entera”. Quizás por ese esfuerzo por integrarse, lo primero que pasa desapercibido en su caso es el  bullying . En consecuencia, es menos frecuente que sus padres consideren que deben acudir a un profesional, que sería quien detectaría, en la mayoría de los casos, la superdotación. Pero este no es el único motivo.

Expectativas y estereotipos, tras la invisibilidad de las niñas con altas capacidades

  • La adolescencia en niñas con altas capacidades. “No existen diferencias biológicas que afecten a la inteligencia” entre niños y niñas, como subraya Sanz Chacón. “Está repartida por igual entre los dos sexos” y, de hecho, los resultados de los test y estudios que se les hace a unos y a otras en Primaria “son similares”. Todo cambia cuando llegan a la adolescencia y, de nuevo, la causa la encontramos en ese afán de integrarse y de amoldarse a lo que se espera de ellas: “todavía estamos sometidos a los estereotipos sociales que nos dicen que las niñas tienen que ser femeninas, discretas y hermosas para triunfar”, apunta la experta en Inteligencia Humana. “Ser muy inteligentes y brillantes no es la mejor forma de adaptarse al entorno y ser aceptadas por sus compañeros y compañeras adolescentes, y en la mayoría de los casos se ocultan debajo de la alfombra para pasar desapercibidas o para ser aceptadas”.
  • Percepción de sí mismas. Además, ellas mismas “tienden a pensar que son menos inteligentes de lo que son, al contrario que los chicos”, algo que les afecta directamente a su futuro profesional y que “les puede impedir elegir una profesión de ciencias, informática, ingeniería, o medicina, para la que están especialmente dotadas, pero que creen supera sus capacidades intelectuales”.
  • Expectativas de sus padres. Más duro aún si cabe es otra de las razones: las expectativas de sus progenitores, que suelen ver antes las altas capacidades de sus hijos que las de sus hijas. “Cuando viene una familia a mi consulta con un niño con altas capacidades, suelo preguntar por su hermana y casi siempre me dicen que es muy lista, pero que no tiene nada que ver con su hermano. Cuando valoramos a la hermana descubrimos que también tiene altas capacidades y, a veces, más elevadas que su hermano”.
  • Expectativas de los profesores. “Para muchos profesores cuando un niño obtiene resultados brillantes es que es muy inteligente, pero una niña es que se esfuerza mucho y por ello suelen elegir más a los niños que a las niñas para los programas de altas capacidades”.

Signos de alerta en niñas de altas capacidades

Como con otros muchos aspectos relacionados con niñas o niños en edad escolar, no solo con la superdotación, hay que prestar especial atención cuando bajan sustancialmente el rendimiento académico. “Si las notas en primaria eran excelentes y en secundaria empiezan a ser más normales y no se observa ningún tipo de esfuerzo en casa”, es algo a analizar en lo que a altas capacidades se refiere. Padres y profesores “suelen conscientes de las niñas que rinden por debajo de sus posibilidades”, según indica la psicóloga clínica. “Si a esto unimos posible baja autoestima, pocos amigos, ser muy tímida y muy retraída o con problemas de conducta, es muy posible que sea una niña que intenta no destacar en clase a pesar de tener altas capacidades. Ante la duda nosotros siempre recomendamos una valoración con un especialista en altas capacidades para evitar problemas en el futuro”.

Y esos problemas van mucho más allá del bajo rendimiento o incluso del fracaso escolar. Las primeras consecuencias, como recalca la experta, son las emocionales: “no entender por qué eres diferente, por qué no encajas con los demás, por qué los demás te rechazan en un 50% de los casos afecta a la propia autoestima y, como consecuencia, al desarrollo de habilidades sociales y al desarrollo emocional en general. También puede ser causa de ansiedad, ansiedad social, depresión y otros trastornos emocionales”.

Por supuesto, habrá que estar pendiente de otra serie de características que sí comparten con los niños con alta capacidad intelectual: “piensan rápido, aprenden rápido y tienen muy buena memoria”, les gusta estar con niños mayores, “son imaginativas, preguntan mucho y tienen un sentido del humor especial”, pero también a menudo “están en su mundo, abstraídas en sus cosas y son bastante despistadas”.

El mundo de la superdotación y las altas capacidades puede ser un auténtico problema si no se detecta a tiempo, como bien sabe Carmen Sanz Chacón, que ha investigado largo y tendido sobre ello y ha volcado sus conclusiones en el libro ‘La maldición de la inteligencia’. Más complejo aún es en el caso de las niñas, con las que la autora asegura que “tenía una asignatura pendiente” que ya ha resuelto, puesto que este mismo año publicará otro libro dedicado exclusivamente a ellas “y a sus problemas de adaptación social y profesional”.