Una buena alimentación en la infancia será la base de unos buenos hábitos alimenticios y una relación positiva con la comida en la adultez. Para conseguirlo, estos son los errores más frecuentes que debes evitar la alimentación de los peques.
Una buena alimentación desde la infancia será base de unos buenos hábitos saludables en la edad adulta, por ello, es importante crear una buena relación con la comida desde que son pequeños.
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Que los niños lleven una alimentación saludable es mucho más fácil de lo que creemos, según nos cuenta Alicia de Torres enfermera y especialista en crianza respetuosa y alimentación consciente y saludable (@desdemienfermeria). ¿Cómo hacerlo? “Primando alimentos naturales como verduras, frutas, legumbres, frutos secos o semillas. Junto a cereales integrales: pasta, avena, arroz, copos de maíz... Completando, sin excedernos demasiado, con proteína animal: carne, pescado, marisco, huevos y lácteos”.
Y, lo más importante, realizando una serie de cambios muy sencillos en su alimentación evitando sobre todo los alimentos procesados, o los supuestamente dirigidos a niños, porque, normalmente, suelen llevar más grasas, sal y azúcares de lo que pensamos. “Buscar un pan con mejores ingredientes, elegir para el desayuno unos cereales 100%, porque en realidad están igual de ricos. Tomar lácteos naturales y endulzar con trocitos de fruta. Cambiar los nugget o barritas de merluza congelados por pollo y pescado empanado en casa. Cambiar el embutido de los bocadillos por atún, guacamole, hummus o queso. Optar por la fruta como snack”, nos pone como ejemplo la enfermera.
Y, además, nos da un listado de los errores que más frecuentemente cometen los papás en la dieta de los niños.
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1. Iniciar la alimentación antes de los 6 meses
Y es que las recomendaciones de algunos pediatras desactualizados todavía hoy en día, versan que los peques pueden comenzar a comer cereales o fruta a partir de los 4 meses. “Es imprescindible que losbebés cumplan ciertos requisitos, como sentarse solos, llevarse cosas a la boca o haber perdido el reflejo de extrusión, para empezar a comer. Hacerlo antes de tiempo supone riesgo de atragantamiento y para su sistema digestivo”, asegura la enfermera.
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2. Iniciar la alimentación complementaria con cereales para el biberón
En línea con el punto anterior, la enfermera es rotunda en decirnos: “La comida se come, no se bebe. Echar cosas que no son leche en el biberón es un mal hábito alimenticio que supone riesgos para la salud: broncoaspiración, caries, sobrepeso...”, advierte.
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3. Sustituir la leche por comida
La leche es el alimento principal hasta el año y no debemos cambiar ninguna toma por comida. Ya que “hacerlo supone riesgo de desnutrición; no hay alimento más completo que su leche. A medida que pasan los meses, son los bebés los que se regulan y van dando prioridad a los alimentos. La alimentación se llama complementaria porque complementa a la leche y dura hasta los 2 años, no hay ninguna prisa, tenemos 18 meses para conseguir que coman”, dice.
4. Retrasar la introducción de alimentos potencialmente alergénicos
Es normal que a los papás les dé reparo comenzar darles a sus peques alimentos como marisco, pescado, kiwi… pero, “hoy en día sabemos que existe una ventana de tolerancia hasta los 9 meses aproximadamente. De forma que, en caso de reacción alérgica, las consecuencias suelen ser menos graves. No introducir ciertos alimentos limita mucho la dieta de los niños y hay más probabilidad de que cuando vayamos a darlos los rechacen”, informa.
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5. Añadir sal antes de los 2 años
Los bebés no saben diferenciar los alimentos o comidas preparadas con sal a sin sal, por lo que temas porque algo ‘le sepa soso’ porque no es así. “Los bebés tienen un paladar virgen, capaz de disfrutar el sabor natural de los alimentos. Ni necesitan sal ni es recomendable para su salud”, asegura la enfermera.
6. No dejar experimentar
“Cuando se inicia la alimentación complementaria los bebés tienen mucho que descubrir antes que comer: texturas, olores, colores, sabores, qué pasa si lo aplasto, estrujo o tiro... la comida da mucha información. Las manchas se limpian, pero el aprendizaje perdura”. Por lo que, si al principio experimenta más que comer, no te preocupes, dale su tiempo.
7. Poner pantallas
“Así centran su atención en otra cosa y no son conscientes de lo que están comiendo, además, de que tenemos que dárselo nosotros privándoles de muchos estímulos y autonomía. Con pantallas comen más, pero no significa que sea mejor. Respetemos su sensación de saciedad”, promueve la experta.
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8. Dar zumo de naranja
Debemos ser conscientes que las frutas es mucho mejor tomarlas en pieza que en zumo. “Ni para el estreñimiento, ni para el catarro ni para nada. El zumo es azúcar y un niño menor de 2 años no debe tomarlo”.
9. No progresar en texturas
Debemos informarnos de las técnicas más novedosas, basadas en los estudios, para comenzar con la alimentación alimentaria, aunque eso sí, por supuesto, la familia siempre será quien tenga la decisión final. “Existe el mismo riesgo de atragantamiento con sólidos que con triturados. Los bebés, si se presenta con el corte y textura adecuados, están preparados para comer entero. Tus miedos no deben limitar a tu bebé. Intenta progresar en texturas poco a poco y no retrases la introducción de sólidos más allá de los 9 meses, para que al año la dieta sea la misma que la del resto de la familia”, asegura.
10. Ofrecer galletas y otros alimentos azucarados
Ofrecer galletas no es un hábito nada saludable, entonces, ¿por qué lo hacemos con nuestros peques? “Acostumbramos al paladar a alimentos dulces y es más probable que rechacen el sabor natural de muchos alimentos. A parte, de todos los riesgos que supone el azúcar para la salud. Y no, no es pobrecito por no comer una galleta, tu bebé no va a echar de menos algo que no conoce y va a ser igual de feliz con un trocito de pan o fruta”, indica la enfermera.
11. Dar yogur antes del año
Los bebés tienen un aparato digestivo inmaduro para tolerar la proteína de la leche de vaca, nos dice la experta, por lo que “se podrían introducir lácteos en muy pequeñas cantidades (un par de cucharadas) a partir de los 10 meses”.
12. Forzar a comer sin tener en cuenta su hambre y saciedad
Para que los peques tengan una relación positiva con la comida debemos dejarles que experimenten con los alimentos, y no forzar las ingestas. “Los niños saben regularse y no debemos obligarles a comer, ni distraerles, chantajearles o amenazarles para conseguirlo. Recuerda que un bebé que tiene comida a su alcance nunca va a pasar hambre. Tu misión en ofrecer alimentos saludables, la suya elegir cuanta cantidad necesita tomar”, recomienda.
13. Dar alimentos con riesgo de atragantamiento antes de los 5 años
Atentos al listado que nos da la enfermera: “Manzana y zanahoria crudas, palomitas, alimentos redondos como uvas, aceitunas o cherrys, frutos secos y semillas enteros... existe, tanto riesgo de atragantamiento y obstrucción de la vía aérea, como de aspiración e infección pulmonar”.
14. Exceder la proteína animal y ofrecer escasamente la vegetal
Y, por último, ten en cuenta este dato del que quizás no eras consciente. “Estamos acostumbrados a tomar carne, pescado y huevos a medio día y en la cena, sin embargo, los bebés pueden sufrir una sobrecarga renal. Por lo que no es aconsejable dar más de una ración al día. Sin embargo, la proteína vegetal no tiene límite. No estamos acostumbrados a consumir tanta legumbre, pero las recomendaciones son de al menos 4 veces por semana”.
“Mamá, papá, el apetito no es algo lineal y los niños pasan por muchas crisis de alimentación/crecimiento, la clave es mantener los hábitos saludables para que cuando pase la crisis, se retomen las costumbres. Que no te agobie la cantidad. Los niños no crecen porque comen, sino que comen porque en ese momento están creciendo”, aconseja la experta para concluir.