El sueño (o la falta de él) es uno de los temas que más preocupan a muchos padres de niños pequeños. Y no es para menos porque les afecta directamente, ya que “el sueño está involucrado en multitud de funciones del cuerpo” y la falta de él “puede conllevar problemas de atención, irritabilidad, dolores de cabeza y, en los niños, de forma paradójica, podemos notarlos más inquietos a pesar de estar muy cansados”, explica Elena Martínez Cayuelas, neuróloga infantil en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. “Nuestro cuerpo necesita de las horas adecuadas de descanso para poder funcionar de forma correcta en el día a día” y el número de esas horas varía en función de la edad del menor.
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Horas de sueño que un niño o niña debe dormir según su edad
Teniendo muy presente que, como apunta la neuróloga infantil, “el sueño es una parte fundamental de la vida para tener un adecuado funcionamiento” en las actividades diurnas, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha establecido unas directrices de cara al número de horas que cada niño debería dormir según su edad. Son estas:
Edad | Sueño | Siesta |
---|---|---|
Niños menores de 3 meses | De 14 a 17 horas diarias | Repartidas a lo largo del día y de la noche |
Niños de 4 a 11 meses | De 12 a 16 horas | Incluidas varias siestas |
Niños de 1 a 2 años | De 11 a 14 horas de sueño | Incluidas dos siestas |
Niños de 3 a 4 años | De 12 a 13 horas | Podría incluir una siesta |
Niños de 5 a 6 años | Unas 11 horas | Sin siesta |
Niños de 6 años o más | Unas 10 horas y media | Sin siesta |
Consecuencias de la falta de sueño en niños pequeños
“Tanto a corto como a largo plazo, un sueño insuficiente se ha asociado a menor atención, tiempos de respuesta más largos, dificultad para llevar a cabo tareas mentales complejas, problemas emocionales, aislamiento social e incluso problemas de regulación del azúcar en sangre o hipertensión”, subraya la doctora. “El sueño es un proceso activo imprescindible en todas las funciones corporales”, por lo que la prioridad debe ser que el niño o niña lleve unos horarios de sueño regulares y ajustados a su edad. “Excepciones puede haber, desde luego, de forma puntual algún día, pero de forma rutinaria adaptar el ritmo de vida del pequeño a un horario más ‘adulto’ puede conllevar problemas durante el día”, indice. “Lo ideal sería que la sociedad y las familias no se vieran forzadas a disponer de tan escaso tiempo que dedicar a sus hijos y lograr una conciliación real y satisfactoria para todos”.
¿Qué ocurre si no logro que mi hijo duerma lo que necesita?
En no pocas ocasiones, por mucho que los padres o cuidadores logren llevar a cabo una adecuada rutina de cara a que el menor se vaya a dormir en el momento adecuado, no siempre se consigue, lo que puede llegar a causar cierta desesperación en los más mayores de la familia. Por un lado, a veces parece imposible que el pequeño se duerma y, por otro, es más que habitual que algunos se despierten varias veces durante la noche. “En este caso va a depender mucho de la edad del niño o de la niña”, señala Martínez Cayuelas. “Los despertares pueden ser considerados normales en los primeros meses de vida, incluso el primer año los rangos de normalidad pueden incluir hasta 2-3 despertares por noche”.
¿Cuándo acudir a un especialista?
Si esos despertares “son muy frecuentes y ocasionan problemas en el día a día del pequeño o de la familia, lo ideal sería consultar con su pediatra, que podrá valorar si se encuentra dentro de lo normal o si precisa de una valoración más exhaustiva del sueño”. Afortunadamente, “en la mayoría de los casos, con medidas de hábitos saludables los problemas del sueño serán fácilmente solucionables”. De no ser así, la neuróloga infantil Elena Martínez Calayuelas indica que “la derivación a consultas especializadas como la de neuropediatría puede aportar una ayuda extra”.