Hablamos de criptorquidia para designar la situación en la que uno de los dos testículos o los dos (cripotorquidia unilateral o bilateral, respectivamente) están ocultos en lugar de aparecer en la bolsa escrotal. La criptorquidia afecta a entre un 3 y un 9% de los recién nacidos varones, tal como explica la Dra. Desirée Ambriosino Villaverde, pediatra de Atención Primaria y divulgadora (@doctora.desi, en Instagram).
En el caso de los prematuros, la prevalencia es bastante más elevada y puede llegar al 30% de los niños que nacen antes de tiempo. La razón es sencilla: los testículos se forman en la etapa embrionaria y quedan alojados en la zona del abdomen. No es hasta finales de la gestación cuando inician ese recorrido que les llevará a ocupar su lugar definitivo en el escroto. Si el bebé nace antes de las 40 semanas, puede que ese proceso no haya culminado y los testículos (o uno de ellos, lo más frecuente), no se hayan alojado en la bolsa escrotal por falta de tiempo.
¿Es lo mismo que tener un testículo en ascensor?
La criptorquidia o testículo oculto no es lo mismo que la alteración conocida como testículo en ascensor. En este último caso, ese testículo sube y baja en distintas situaciones y es posible verlo en el escroto. Por ejemplo, cuando las temperaturas son más altas, como puede suceder en el baño, o cuando el niño pasa por un proceso febril, es habitual que el testículo en ascensor (o retráctil) baje y se pueda visibilizar.
La diferencia con la criptorquidia es que el testículo oculto no es visible, “aunque el pediatra sí lo puede palpar. Si no lo lograse palpar, se podría hacer una laparoscopia para ver dónde se encuentra”, indica la experta. Habitualmente ese testículo oculto se aloja en la zona inguinal, como apunta la responsable de www.doctoradesi.com.
No se sabe por qué se produce la criptorquidia, pero sí hay más probabilidad de que padres que la presentaron al nacer tengan hijos varones con esta alteración. No es una herencia directa, pero sí hay más probabilidades de que ocurra cuando en la familia hay más casos.
¿Qué hay que hacer ante la criptorquidia?
Hay algo importante que reseñar y es que al niño no le duele ni le molesta que el testículo permanezca oculto. Por lo tanto, para él no es un problema. No obstante, es una situación que el pediatra o el urólogo, según los casos, irá vigilando en las sucesivas consultas.
Lo más habitual es que “el cuadro se resuelva solo en la mayoría de los casos”, tranquiliza la Dra. Ambrosino. Esto suele suceder antes de los 12 meses en niños prematuros y antes de los seis meses de edad en bebés nacidos a término. Los progenitores no tienen que hacer ninguna maniobra ni llevar a cabo ninguna otra actuación para intentar que el testículo ocupe su lugar original.
Pero ¿qué sucede si no la criptorquidia no se resuelve por sí misma? “En ese caso, lo aconsejable es operar al niño antes de los dos años de edad”, indica la pediatra. No suele ser una operación compleja y hay que llevarla a cabo en esos primeros 24 meses de vida.
¿Tiene riesgos la criptorquidia?
Durante la gestación, los testículos se alojan cerca de los riñones, donde hay una temperatura más elevada. Pero luego, hacia la semana 35 ya ocupan su posición definitiva en la bolsa escrotal. La razón principal para ese cambio es que en esta segunda ubicación la temperatura corporal es más baja y esto favorece su buena salud.
Cuando los testículos se ubican en un lugar que no es el que les correspondería, el varón puede sufrir algunos problemas como infertilidad y cáncer testicular. “Al estar alojados en un lugar que no les corresponde, el propio cuerpo los reconoce como extraños y actúa en contra de ellos”, advierte la especialista. En relación a la fertilidad, la criptorquidia puede ocasionar alteraciones en la misma en un 33% de afectados cuando esta es unilateral, y en un 66% de los que la presentan cuando es bilateral. Todo ello si no se ha resuelto ni se ha intervenido.
No obstante, actualmente y con los controles pediátricos de que disponemos, con revisiones del niño sano periódicas, todos los varones son examinados para confirmar que los testículos están en el lugar correcto. De nacer con criptorquidia, el seguimiento será hasta que se resuelva la situación, o bien de forma natural y espontánea o bien mediante una intervención quirúgica.