María Pombo ha anunciado que está embarazada y que espera la llegada del nuevo bebé para el mes de julio. Será un momento muy especial para toda la familia que les colmará de alegría, pero en el que también deberán tener muy en cuenta a Martín, el hijo de dos años de la influencer y Pablo Castellano, que pasará a ser el hermano mayor. Verá cómo tiene que compartir con el recién nacido el tiempo y la atención de sus padres, que hasta ese momento era casi exclusivamente para él. Pueden surgir los celos e incrementar las rabietas (en una edad ya dada a ellas), por lo que es muy importante que los papás le acompañen y le preparen ante este cambio tan importante en su vida.
Algo que María Pombo ha hecho desde el primer instante es implicar a Martín en el acontecimiento, como demuestra en el vídeo que ha subido a sus redes sociales para dar a sus seguidores la buena nueva y en el que se puede ver cómo fue el pequeño el encargado de dar el test de embarazo con el resultado positivo a Pablo Castellano. Y eso, integrarlo, es “algo fundamental” para ayudarlo ante la llegada de su hermanito o hermanita, tal y como nos explica Marta Prada, escritora, formadora de familias, guía montessori y creadora del blog Pequefelicidad. “Que puedan participar de todo el proceso y sentirse útiles, valiosos e importantes en los preparativos: que nos ayuden a preparar la habitación del bebé, a escoger su ropita, e incluso que tengamos en cuenta su opinión a la hora de elegir el nombre…”
Por el momento, Martín ríe al entregar una sorpresa a su papá y al ver su cara de estupefacción, aunque el niño no entienda aún ni una mínima parte de lo que significa lo que acaba de hacer. Para ayudarle en el proceso de asimilar lo que está por venir, María y Pablo pueden seguir estas recomendaciones de Marta Prada:
- Usar un calendario. “Colocar en un calendario visual una marca en el mes probable de nacimiento” puede ser muy útil para niños y niñas menores de seis años. “En estas edades tan tempranas todavía no tienen una noción clara del tiempo, así que poder verlo así plasmado les dará seguridad y alivio sobre el tiempo que queda para conocer al nuevo miembro de la familia”.
- Álbum de fotos. Puede ser muy práctico “aprovechar para mostrarles fotos de cuando ellos eran bebés y que vean así que todos los cuidados que necesitará el nuevo bebé también los recibieron ellos”.
- Los cuentos. “Son una herramientas muy valiosa para entender todo el proceso de gestación y que puedan sentirse identificados con las emociones que están viviendo”
- Su papá. “El otro progenitor juega en los meses de embarazo un papel fundamental: es momento de fomentar el vínculo entre ellos de manera progresiva, para que puedan tener una conexión fuerte cuando llegue el nuevo bebé. Habrá muchos momentos en los que mamá no tenga sus brazos disponibles, y tener ese apego seguro con el otro progenitor puede ayudar mucho a cubrir sus necesidades afectivas y emocionales”
- Seguir muy pendiente del día a día de quien se convertirá en hermano mayor. “A veces, la alegría propia de un acontecimiento tan bonito hace que nos volquemos en el tema a todas horas. Mientras tanto, nuestro peque sigue viviendo hitos muy importantes en su desarrollo, vivir el aquí y el ahora también le ayudará a él a estar más presente y conectado con nosotros”.
¿Cómo y cuándo contar a un niño pequeño que va a tener un hermanito?
No hay un esquema prefijado de cómo y cuándo dar una noticia tan importante a un niño, ya que “es una decisión muy personal de la familia” que “depende de cómo lo estén viviendo emocionalmente los adultos, de lo que han pasado hasta lograr el embarazo y de las circunstancias en las que se produce ese nuevo embarazo”. Lo que sí es clave, como señala Prada, es que “el niño se entere porque nosotros se lo contamos”, antes de que empiecen a percibir cambios o emociones que no logran identificar o incluso a escuchar comentarios al respecto.
Recomienda, además, no recurrir a ciertas modas de dar la noticia “a través de fiestas, platos de comida, globos…” porque, aunque “sin duda es una forma muy creativa de hacérselo saber a otros adultos, respecto a los niños es preferible tener cautela”, puesto que “la noticia les puede generar emociones que no esperamos, ya sea alegría, tristeza, miedos o inseguridades”. Por eso, para Prada lo más adecuado es contárselo “en un momento y en un lugar tranquilo”. De este modo, “podrán tener cabida todas esas emociones y podremos acompañarlas con tiempo”, adaptando siempre las explicaciones a la edad del pequeño “de una forma sencilla y positiva”: “como adultos, hemos de validar las emociones que surjan, y actuar con empatía ante ellas”, subraya la escritora y formadora de familias. “Expresiones como no te enfades, que es una buena noticia le harán sentirse incomprendido. Sin embargo, expresiones como es normal que te asuste el cambio nos acercarán al niño. Además, es importante que puedan preguntar todo lo que necesiten”.
¿Qué hacer si surgen los celos?
No es extraño que, a pesar de haber preparado concienzudamente a sus hijos mayores de cara a la llegada del bebé, muchos padres comprueben que surgen celos, cambios de comportamiento e irritabilidad en ellos. Esa situación puede generar frustración en los progenitores, pero “no significa que lo hayan hecho mal, ni que lo estén haciendo mal”, subraya la experta. “Todo lo contrario, todo el trabajo que hayan hecho le ayudará mucho en los meses posteriores: sin embargo, por mucho que tú te mentalices de tirarte en paracaídas, por mucho que entrenes y te prepares, cuando llega el momento vives esos nervios previos como buenamente puedes. A nuestros hijos les ocurre lo mismo”. Tanto niños como adultos, como seres humanos, “vivimos, percibimos y canalizamos emociones de una forma”. Por eso “es normal que haya niños y niñas a los que les tome más tiempo adaptarse a la nueva situación”, mientras que “otros, sin embargo, lo vivirán con alegría y tranquilidad desde el minuto uno”.
Es muy improbable que, con dos años (la edad que tiene Martín), un niño sepa identificar qué es lo que le pasa y, mucho menos, expresarlo. De ahí que lo manifiesten a través de “irritabilidad, rabietas, conflictos en el cole o en la escuela infantil” y hasta que empiecen a “pegar a otros compañeros, a nosotros e incluso al bebé”, además de experimentar una serie de “cambios en los patrones de sueño y en el apetito”. A veces tienen regresiones; así, “niños que ya habían dejado el pañal que de pronto al llegar el nuevo bebé vuelven a hacerse pipí, o bien tienen regresiones en su autonomía y te piden que les des tú de comer, o comienzan a despertarse más por las noches”.
En cualquier de esos casos, “lo importante es que como padres y madres seamos capaces de saber ver más allá del comportamiento y entender sus necesidades”, recalca Marta Prada. “Al final, simplemente son caminos que ellos creen firmemente que deben tomar para poder cubrir su necesidades físicas y afectivas. Hay que guiarlos con límites, empatía y mucho afecto”.