Con los días de frío, viento y lluvia que estamos viviendo parece que protegernos del sol pasa a un segundo plano, cuando en realidad, durante el invierno y también en días los nublados, debemos hacerlo de igual manera, sobre todo, cuando hablamos de proteger la piel de bebés y niños.
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La dermis infantil tiene una menor capacidad de síntesis de la melanina y no tiene desarrollado por completo su sistema de regulación de la temperatura corporal por lo que corren un mayor riesgo de sufrir los efectos nocivos del sol como son los eritemas, quemaduras solares, enrojecimiento de la piel y otros problemas. Y es que, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), las quemaduras solares que se producen en la infancia son uno de los principales factores de riesgo para desarrollar melanoma en la edad adulta, sin olvidar que “la piel tiene memoria” y los daños suelen ser “acumulativos e irreversibles”.
Por tanto, ante todos estos factores, ¿cómo debemos proteger a los peques del sol? “En primer lugar, debemos recordar que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recomienda no exponer al sol a menores de 3 años y, desde nuestra experiencia, recomendamos no aplicar fotoprotectores a menores de un año. De todos modos, en caso de que un menor esté expuesto al sol debemos protegerlo preferiblemente con formulaciones de filtros físicos ya que causan menos irritaciones y crean un ‘escudo-pantalla’ favorable para los bebés que tienen la piel muy blanca o altamente sensible”, nos explica Anna Belles, farmacéutica en Singuladerm.
¿Por qué es importante proteger la piel en invierno?
Desde la AEP aseguran que “los padres han de tener en cuenta que las nubes, sobre todo si son finas, permiten el paso de la radiación ultravioleta. E, igualmente, hay que extremar las precauciones en zonas de montaña ya que cuanto mayor es la altitud, mayor es la intensidad de los rayos solares”. Por tanto, protegernos del sol, tanto adultos como niños, es imprescindible también en invierno. “El uso de protector solar es recomendable tanto en niños como en adultos los 365 días del año. No importa que el día esté nublado, la radiación puede llegar igual a nuestra piel”, advierte la farmacéutica.
Esto se debe a que los rayos solares son capaces de traspasar las nubes y llegar a la superficie de la Tierra, permitiendo que las radiaciones impacten en nuestra piel, aún así, es cierto que, según nos cuenta la farmacéutica, “el sol de invierno es menos agresivo ya que los rayos llegan a la tierra con menor inclinación, por lo que esto hace que la intensidad disminuya”.
Qué consecuencias tienen las quemaduras solares en la infancia
Lo que en un niño puede resultar una inofensiva quemadura solar en la piel, su repercusión puede ser devastadora ya que “se ha demostrado que las quemaduras producidas en niños pequeños por exposición al sol aumentan la probabilidad de desarrollar problemas de cáncer de piel en adultos. Se trata de un daño acumulativo. De ahí, nace la importancia de proteger la piel todos los días del año y aplicar correctamente el fotoprotector”. Entonces, ¿cómo debemos proteger a los bebés del sol en invierno? “Con cremas formuladas con suficiente protección SPF, preferiblemente 50+, y protección UVA. En concreto, para menores de tres años, recomendamos utilizar fotoprotectores que contengan filtros físicos”, insiste la farmacéutica.
Asimismo, desde la AEP también dan una serie de consejos a la hora de proteger a los peques del sol en invierno, que son:
- Extremar la protección en aquellas zonas que sean “más sensibles y estén más expuestas al sol como son: cara, cuello, orejas, manos…”.
- Por supuesto, y como decíamos, utilizar la protección solar incluso en días nublados ya que “las radiaciones ultravioletas atraviesan las nubes y se reflejan en el agua, la arena, la hierba y la nieve”
- Aplicar el fotoprotector “unos 15 o 30 minutos antes de la exposición solar”.
- Desde la AEP, recomiendan no utilizar fotoprotectores en bebés menores de 6 meses, por tanto, aconsejan utilizar ropa apropiada (gorro, sombreros, manoplas… sobre todo en los días más fríos) y, cuando la exposición sea muy alta, “se puede utilizar una pequeña cantidad de protector de al menos FPS 15 en pequeñas zonas, como la cara y el dorso de los brazos y manos”.
- Reducir la exposición solar en las horas centrales del día.