¿Qué son las maloclusiones dentales y cómo se pueden prevenir?
Después de la caries infantil y de los problemas periodontales, las maloclusiones dentales son una de las alteraciones de la salud bucondental de los niños más frecuentes. Te contamos qué son y cómo se pueden prevenir.
Las maloclusiones dentales son, después de las caries infantiles y los problemas periodontales, una de las alteraciones más habituales de la salud bucodental en los más pequeños, según asegura la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP). Pero, ¿qué son exactamente las maloclusiones dentales? “Se trata de una alteración en el proceso de crecimiento óseo de los maxilares, así como en la posición de los dientes, lo que produce un mal funcionamiento del aparato masticatorio y en muchas ocasiones alteraciones estéticas asociadas”, según afirman desde la Asociación Española de Pediatría (AEP).
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Por lo que, además de tener un problema estético, si no se realizan las revisiones al odontopediatra recomendadas para una detección a tiempo, estas alteraciones pueden acarrear otra serie de problemas para el pequeño en el futuro.
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¿Qué es una maloclusión?
“Una maloclusión es el contacto incorrecto de los dientes superiores e inferiores o cuando los dientes no están alineados entre sí”, nos cuenta Isabel Catalán, odontopediatra y asesora de lactancia (@odontopediatra_isa). Pero parece ser que la maloclusión es niños es una problemática más habitual de lo que pensamos ya que según la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) es una de las afecciones más frecuentes en los peques.
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¿Cuáles son las causas más comunes?
Las maloclusiones comienzan a manifestarse desde la infancia en muchos casos, según se va desarrollando la anatomía del niño. “La genética y la herencia paterna, así como algunos malos hábitos desarrollados a edades tempranas están en el origen de estas alteraciones”, aseguran desde la AEP.Según nos explica la odontopediatra: “Aunque puede haber un factor genético de base hay muchas maloclusiones que son adquiridas con hábitos como el uso de tetinas prolongado (chupete y biberón), succión de los dedos, deglución atípica (posición de la lengua más adelantada para tragar), y una respiración oral, ya que la respiración nasal es la correcta y la más sana para el desarrollo orofacial”.
Tipos de maloclusiones
Las maloclusiones se dividen en 3 planos del espacio, según explican desde la AEP:
Maloclusiones en el plano transversal: “se producen cuando no existe una coordinación entre las anchuras del maxilar superior y la mandíbula. La más común es la mordida cruzada, debida a un maxilar superior demasiado estrecho”.
Maloclusiones en plano vertical: “pueden derivar en una mordida abierta o una sobremordida aumentada. Esto implica que los incisivos superiores e inferiores no llegan a tocarse, o en el caso de sobremordida aumentada, que entran demasiado en contacto y pueden quedar solapados”.-
Maloclusiones en plano sagital: “hacen referencia a la posición de la mandíbula y los dientes inferiores respecto al maxilar y dientes de la arcada superior”, dentro de la cual también hay varios subtipos.
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¿Cuál es la edad adecuada para su primera revisión?
“Cuanto antes mejor”, dice la odontopediatra. Y es que según nos cuenta la experta, los odontopediatras recomiendan realizar la revisión en la salida del primer diente,ya que “ya podemos observar la posición que tienen los rodetes gingivales (relación de la encía superior con la inferior en bebés).Es un falso mito el que hay que esperar a que caigan todos los dientes para hacer este tipo de diagnóstico, ya que la prevención es nuestro mayor aliado”.
¿Qué hacer en estos casos?
“El tratamiento más eficaz es el preventivo. Cada vez vemos a niños con el paladar y la mandíbula más estrecho y es por la falta de masticación y respiración incorrecta. Les damos más comida blanda que no trabaja sus músculos y sus huesos para desarrollarse de una manera adecuada”, asegura la odontopediatra, y nos hace una serie de recomendaciones a continuación.
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¿Qué pasa si no se lleva a cabo un tratamiento a tiempo?
No realizar la revisión en el tiempo recomendado conlleva no detectar a tiempo posibles problemas que pueden tener una solución a corto o medio plazo, y hacer que se conviertan en tratamientos más complicados en el futuro. Pero, lo más importante que hay que tener en cuenta es que esto, puede derivar en otros problemas, tal y como advierten desde la AEP, como la “alteración de las distintas funciones orales, como alteraciones en la fonación, dificultad en la masticación o alteraciones de la deglución y sellado labial, entre otras”.
La importancia de un tratamiento a tiempo
Y es que un tratamiento detectado a tiempo puede resultar determinante para el pequeño. Se trata de tratamientos interceptivos que lo que hacen es evitar que el problema vaya a más. Según la AEP, estos deberían iniciarse como tarde, “a partir de la transición de dentición temporal a dentición mixta (6-7 años). Se trata de tratamientos enfocados a la corrección de toda alteración incipiente”.
La lactancia, la mejor prevención
Pero sin duda, todos estos problemas orofaciales tienen su mejor prevención desde el nacimiento con la lactancia materna. Así es, tal y como lees: “La mejor prevención es ofrecerle lactancia materna al bebé, y es que todos los odontopediatras decimos que es el ‘primer aparato’ natural que le podemos ofrecer a nuestros hijos”, asegura la experta.
¿Por qué es importante apostar por el BLW?
Por supuesto, después de la lactancia materna debemos continuar con una serie de buenos hábitos y, sobre todo, hacer caso de las recomendaciones de los expertos con el uso de chupetes y tetinas, y el paso a la alimentación complementaria. Según continúa contándonos la odontopediatra, la mejor prevención para nuestro bebé será “ofrecerle, desde que cumpla los hitos del desarrollo de (6 a 8 meses), comida a trozos con el método BLW (Baby Led Weaning), y una dieta lo más dura, seca y fibrosa posible para que, a través del ejercicio de la masticación, se ejerciten huesos y músculos que contribuyen al correcto crecimiento y de una forma armónica”.