Las infecciones del tracto urinario en general (conocidas como ITUs) y las que afectan a la parte inferior de la vía urinaria, como puede ser la cistitis , son la segunda causa en importancia de las infecciones atendidas en las consultas de Atención Primaria en estos días, después, por supuesto, de las infecciones respiratorias . En realidad, son enfermedades frecuentes tanto en adultos como en niños, pero es en este último caso cuando debemos estar mucho más pendientes. Sobre todo, nos comenta la Dra. Ana Ortiz, gerente del área de salud de Farmasierra, en el caso de las niñas.
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“Las ITUs son más frecuentes en ellas, debido a que su uretra es más corta y favorece la transmisión de bacterias desde el exterior hacia el tracto urinario”. Pero, además, nos explica, “la distancia entre el orificio de salida de la uretra, la entrada de la vagina y el orificio de salida del intestino es también muy corta, lo que facilita que entren las bacterias intestinales a la uretra”.
Síntomas y causas de una infección urinaria
Una infección urinaria ocurre cuando algunas bacterias patógenas -generalmente suele ser la Escherichia coli (E. coli), que se encuentra en nuestro intestino-, colonizan la piel que rodea la uretra y, a través de esta, accede a la vejiga urinaria e, incluso, puede complicarse y llegar hasta los riñones.
Hay dos factores que inciden mucho en su posible aparición y son: el cambio de hábitos y una mayor exposición al frío que, con las últimas fechas festivas, pueden dar en el clavo y provocar esa infección. Ambos suelen conllevar una mayor necesidad de ir al baño, por lo que se multiplican las posibilidades de infección.
Los síntomas pueden ser muy variados en el caso de los más pequeños, pero destacan, sobre todo:
- Pueden llegar a mojar la cama.
- Suelen tener dolor al orinar.
- Puede aparecer fiebre.
- Existe una falta de apetito o vómitos.
¿Es posible prevenir una cistitis o infección urinaria?
Prevenir la cistitis en los niños es posible siguiendo una serie de hábitos esenciales para contribuir al bienestar de los más pequeños, pero hay que tener en cuenta, nos comenta la doctora, que “hasta un 30% de los niños que han sufrido un primer episodio de infección urinaria no complicada (como puede ser, precisamente, la cistitis), volverán a presentar un nuevo episodio”. Por esta razón, la recurrencia se torna así “en un problema de dimensiones epidemiológicas, sanitarias y sociales”. Esto, ¿qué significa? Nada más que los padres buscarán una asistencia médica de forma frecuente y reiterada, viéndose expuestos a la administración de tratamientos antibióticos mientras dura cada episodio de infección.
Por tanto, para no saturar la Atención Primaria en los centros de salud y ahorrarle a nuestros hijos esa exposición, es importante intentar prevenir este tipo de infecciones potenciadas por el frío, “que sensibilizan las terminaciones nerviosas de los riñones y la vejiga, haciendo que ambos órganos sean mucho más vulnerables”. Por ello, la doctora nos ofrece varios consejos:
- Siempre que sea posible, practica la lactancia materna durante los primeros seis meses de vida . Favorece el correcto desarrollo del sistema inmunitario del bebé.
- Asegúrate de que el niño beba suficiente agua. En invierno, al tener menos actividad y sudar menos, la sensación de sed no es tan fuerte como en verano (ni en adultos ni en niños), por lo que mantenerse hidratado es esencial. Y que sea con agua, nada de bebidas azucaradas. En el caso de que sea difícil, se podría sustituir por infusiones calientes.
- Vigila que tu hijo acude a orinar con regularidad, tan pronto como lo necesiten. Hay que ir al baño, más o menos, cada tres o cuatro horas, sin aguantar la orina una vez se presente el deseo miccional. Cuanto más tiempo se retenga la orina, mejores condiciones encontrarán las bacterias para reproducirse.
- Evitar el estreñimiento, comiendo frutas y verduras suficientes.
- A veces, y siempre siguiendo las recomendaciones de un pediatra, es útil tomar alimentos probióticos, tanto naturales, como el yogur, como en forma de complemento específico.
- Llevar a cabo una limpieza adecuada de la zona genital de los más pequeños, con cambios frecuentes de pañal y siempre limpiando la zona de delante hacia atrás, para no arrastrar las bacterias desde el ano.
- Al mismo tiempo, enseñar a los niños a llevar una higiene íntima adecuada.
- Ponerles ropa interior de algodón en lugar de tejidos sintéticos -que provocan un ambiente cálido y húmedo-, lo que ayuda a la prevención del crecimiento de bacterias. Ropa cómoda y transpirable.
- Consumir arándano rojo americano porque, además de estar libre de efectos secundarios y contraindicaciones, incrementa la protección de las vías urinarias frente a las bacterias que provocan la cistitis. De hecho, hay estudios que muestran cómo este complemento reduce significativamente el número de días totales de tratamiento con antibiótico. “El arándano rojo es capaz de evitar la adhesión de bacterias al epitelio de las vías urinarias (poder antiadherente), impidiendo la invasión de gérmenes en el tracto urinario, especialmente en el caso de la E. coli, que aparece en el 80-90% de las infecciones no complicadas”, añade la Dra. Ana Ortiz.
Referencias
Maite Jorge. Responsable del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Infecciones urinarias: causas y tratamientos .
V. Fernández-Puentes, J. Uberos, R. Rodríguez-Belmonte, M. Nogueras-Ocaña, E. Blanca-Jover, E. Narbona-López (2014). Eficacia y perfil de seguridad del arándano americano en lactantes y niños con infección urinaria recurrente .