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ni o en un ric n triste agarrado a su peluche© AdobeStock

Psicología

El ‘rincón de pensar’, ¿es bueno realmente para el niño?

Es uno de los métodos o estrategias de modificación de conducta más famosos y tradicionales, pero también menos efectivos. Te contamos por qué.


10 de enero de 2023 - 13:30 CET

En más de una ocasión habrás escuchado la frase de ‘¡Vete al ‘rincón de pensar’!, no solo de forma ociosa en una conversación de amigos a modo de broma, sino en un ámbito educativo o escolar más o menos estricto. Efectivamente este segundo contexto es en el que nace este concepto que causa tanta controversia. “’El rincón de pensar’ es una herramienta que se utiliza desde hace años en escuelas y hogares con la intención de que los niños puedan  regularse, calmarse y reflexionar sobre el ‘mal comportamiento’ que han realizado. Esta estrategia está muy arraigada y extendida en la sociedad de hoy en día”, nos cuenta Sol Carmona, escritora infantil y experta en crianza respetuosa (@infanciarespetuosa.es).

Podríamos entonces definir que el ‘rincón de pensar’ es una popular técnica de modificación de la conducta que se usa cuando los niños tienen algún berrinche o se comportan mal de forma frecuente. Consiste en sentar al niño en una esquina frente a la pared para que reflexione sobre lo que acaba de hacer. Pero, ¿es realmente algo positivo que ayude a cambiar la actitud del niño?

A simple vista la respuesta seria ‘no’ porque, esta estrategia es lo más parecido a un ‘castigo’ para el peque, y lo único que estaremos haciendo es transmitirle miedo y exclusión. Estaremos apartándole de la atención del adulto y prohibiéndole el juego, que es su forma de comunicación principal durante la infancia. “La neurociencia ha demostrado que ‘el rincón de pensar’ no tiene utilidad ni base. Un niño pequeño no tiene la capacidad de autorregularse por sí mismo. Su cerebro no está maduro y no posee las características necesarias para poder llegar a dicho fin”, asegura la experta.

¿Qué consecuencias tiene el rincón de pensar’ en los niños?

Aunque como decimos, el ‘rincón de pensar’ está más orientado hacia un castigo que elimina estímulos positivos para los pequeños, es un método que se sigue utilizando en algunos sectores educativos. Pero, según nos sigue contando la experta, no podemos olvidar que el ‘rincón de pensar’, “se basa en una idea errónea”, y nos explica: “Imaginemos que un niño de 3 años no deja de moverse o levantarte mientras en su clase están contando un cuento (un comportamiento muy normal en la infancia). Ese niño es mandado al rincón de pensar con la intención de que pueda tranquilizarse y asimilar lo que está haciendo. Para que fuera efectivo, ese niño tendría que llegar a conclusiones como: “estoy interrumpiendo la clase”, “no es el momento para levantarme”, “si quiero levantarme, debo pedir permiso” o “voy a quedarme quieto para disfrutar de la historia”.

La realidad es que ningún niño puede llegar a este tipo de conclusiones, puesto que, como hemos mencionado anteriormente, su madurez cerebral no se lo permite. Lo que ese niño realmente siente o piensa es: “Soy malo”, “no me quieren”, “no importo”. Por eso es tan importante conocer el funcionamiento del cerebro de los niños, porque solo así seremos capaces de entender su comportamiento”, advierte la experta.

Por tanto, hoy en día con todos los estudios relacionados con la evolución y el desarrollo cognitivo infantil se puede asegurar que una crianza basada en el respeto y la positividad es mucho más eficaz para su aprendizaje y así es cómo nos lo explica la experta: “Existen otras maneras más respetuosas, en línea con la neurociencia, que son efectivas y positivas para ellos. Como educadores de referencia, somos los que debemos intervenir y ayudar en esa regulación. Si en realidad lo pensamos bien, ninguna persona se tranquilaza cuando nos dicen ‘tranquilízate’ o cuando nos apartan o nos aíslan; con un niño pasa lo mismo”, asegura.

La crianza respetuosa o consciente  tiene como base la comprensión del comportamiento de los niños, y ofrece herramientas muy útiles que permiten educar desde el respeto, la amabilidad y la firmeza. “No estamos hablando de que los niños puedan hacer lo que quieran. El cariño o la calma no están reñidos con los límites o las normas. Cuando sabemos leer el comportamiento de los niños dejamos de percibirlos como una amenaza o una provocación. Los niños nos hablan constantemente a través de sus acciones, por eso observar y comprender su comportamiento es tan valioso”, asegura.

Niña castigada contra la pared© AdobeStock

¿Cómo aplicar esto, entonces?

La experta hace referencia al ejemplo que nos ponía anteriormente sobre el niño que no dejaba de moverse y levantarse constantemente de la silla en clase, y, partiendo de ello, la educadora nos propone algunas herramientas que se podrían poner en práctica:

“Lo primero sería observar el comportamiento del niño y plantearnos preguntas: ‘¿lo suele hacer a menudo?’, ‘¿es un hecho aislado?’, ‘¿necesita ser visto?’…”, cuestiona. Y es que es importante que tengamos en cuenta una serie de conceptos, y añade:

  • El tiempo de concentración de los niños: “Un niño de 2 o 3 años tiene un tiempo de concentración máxima de entre 8 o 10 minutos. Por lo que deberemos preguntarnos, ¿la actividad que estamos realizando es acorde a su tiempo de concentración?”
  • Ofrecerle alternativas como: dejarle moverse si su cuerpo lo necesita, ofrecer un abrazo, cogerle o estar más cerca para que el niño se sienta visto.
  • El rincón de la calma: es una herramienta fantástica y si se usa de manera adecuada ayuda mucho a largo plazo.

Cambiemos ‘el rincón de pensar’ por ‘el rincón de la calma’

Con un simple cambio de nombre ya estamos  ganando mucha positividad y predisposición del peque a que surjan cosas mucho más bonitas y buenas en él, sin duda.

Con el ‘rincón de la calma’, “tratamos de crear un espacio en un lugar de la casa o de la clase donde poder encontrar la calma. Visitar el rincón de la calma es voluntario, no es obligatorio. Lo usan tanto los niños como los adultos. Cuando ellos ven que nosotros lo usamos, ellos mismos también lo hacen. En este rincón, o mesa de la calma, colocaremos cojines para sentarse, una mesita y una cesta con objetos que favorezcan la calma. La cesta puede incluir objetos antiestrés (de los que son blanditos), un reloj de arena, una botella sensorial, un instrumento relajante, libros, conchas, fotos de familiares o lugares que nos gusten, flores o plantas … Todo este conjunto usado en el tiempo permite al niño o a la unidad familiar aprender a tomarse un tiempo para serenarse conservando intacta la autoestima. Es posible aprender sin sufrir”, concluye la experta.

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