Cuando te conviertes en padre, sientes la necesidad imperiosa de que tu hijo coma bien, es más, que deje el plato completamente rebañado, porque si no, es como si no hubiera comido. Y es entonces cuando te acuerdas de tu madre y de abuela, porque ellas hacían lo mismo, no te dejaban que se quedara nada en el plato.
Pues debes saber que esto tiene nombre y que se llama ‘síndrome del plato limpio’ o el también conocido, ‘síndrome del plato vacío’. Se trata de “la necesidad de terminar con toda la comida que hay frente a nosotros. Es un factor de riesgo a la hora de desarrollar determinadas enfermedades, así como distintos trastornos alimenticios . Por poner algún ejemplo, son este tipo de frases que llevamos escuchando toda la vida: ‘Hasta que no te comas eso, no te levantas’, ‘la comida no se tira, que hay gente que no tiene qué comer’, ‘hay que terminarse siempre todo el plato’... Esto es así, ya sea porque se vivieron crisis económicas, escasez y situaciones de hambre, y es muy probable que nuestros padres y abuelos nos hayan acostumbrado a que no podemos dejar nada en el plato”, nos cuenta Elena Toledano, nutricionista en Roots Mindfoodness.
Por qué no es bueno aplicarlo en niños
Una vez que eres adulto, tú tienes la capacidad de decisión de lo que comes. Puedes optar por comer saludable, menos sano, más o menos cantidad… pero cuando tienes niños a tu cargo es tu responsabilidad que estos aprendan a comer bien, a que tengan una buena relación con la comida y que, en definitiva, asienten una serie de buenos hábitos en la alimentación desde la infancia. “Si desde pequeño el objetivo de comer ha sido que el plato quede en blanco, yo no podré centrarme en qué sensaciones de hambre ni de saciedad tengo. No sabré identificar si ya estoy lleno o no, si he comido suficiente, si puedo dejar de comer a pesar de dejar comida… Esto se pierde porque se prioriza que, simplemente, no quede comida”, nos explica la experta.
Y, por supuesto, esta situación genera un problema, la acción-reacción del ‘síndrome del plato vacío’ es que para que, supuestamente, los peques no se queden con hambre “se les sirven platos llenos, con más comida de la que realmente necesitan, y como no saben cuándo dejar de comer, no paran cuando sienten saciedad, sino cuando el plato queda vacío”, lo que genera “trastornos de alimentación y que desconecten de sus sensaciones naturales de hambre y saciedad”, advierte la nutricionista.
Cómo enseñarles a mantener una buena relación con la comida
Por tanto, para que los niños aprendan a comer bien y a saber distinguir sus señales de hambre y saciedad, así como a alimentarse de forma sana y saludable desde pequeños , la nutricionista aconseja las siguientes pautas:
- Hacer que la hora de comer y el ambiente sean agradables, sin distracciones como la televisión o los juguetes.
- Dejar que sea él quien gestione la comida con las manos, ¡adiós al avioncito! Con paciencia podrá llevarse la comida a la boca con mayor precisión y conseguiremos todos los beneficios a nivel de crecimiento y desarrollo psicomotor.
- Predicar con el ejemplo, querrán comer lo que tú comas, por lo que los hábitos en los padres son muy importantes para regalarles una buena relación con la comida.
- Exponer al niño a una variedad de alimentos saludables y no comprar aquellos insanos.
- No desistir, con paciencia y repetición comerán mejor poco a poco, es una etapa de descubrimiento y el objetivo no es que se coman todo, sino que lo prueben y se diviertan comiendo.
- No forzar al niño a comer ningún alimento, no debemos pensar en cuánto está comiendo, sino en cómo se está relacionando con su comida y si lo hace de forma segura.
- No usar los alimentos que les gusten como recompensa ni verduras como castigo.
Consejos para la inapetencia de los niños
Hay etapas y épocas de crecimiento, en las que tendremos que lidiar con peques inapetentes y eso no se debe convertir en un problema, sino más bien en un ejercicio de respeto por parte de los papás. Dejemos a un lado los nervios y las imposiciones de que coman todo lo que hay en el plato y optemos por ser más comprensivos y flexibles. Algunos consejos que nos da la nutricionista para convertir el momento de la comida en algo positivo son:
- Respetar la cantidad que coman: son ellos los que mejor saben cuánto necesitan, deja que se guíe por su apetito.
- Evitar que coma solo: se recomienda comer con el bebé, al ser una actividad social el bebé ve lo que come y cómo lo come el resto de la familia.
- Hacerles partícipes de su alimentación: incluyendo a los niños en la preparación de las comidas y en la decisión de los alimentos que se usarán.
Fisiológicamente, tu hijo no necesita tantas calorías
Esto no se debe aplicar de forma generalizada, sino que nos referimos a que después de los 12 meses su velocidad de crecimiento disminuye y, por tanto, necesita menos calorías, por lo que su apetito también será menor. “Ten confianza en el apetito del niño. Si su talla, peso y su salud en general van bien, el niño se está alimentando correctamente. Por lo que si un día no quiere comer no es nada malo, el hambre le volverá. Sirve una cantidad más ajustada. Si es costumbre que se quede lleno siempre al final, puede ser que la cantidad que le sirves sea demasiada”, asegura la experta. Y además, insiste en tener presente las siguientes premisas:
- No pensemos que comen poco o insuficiente, ellos saben lo que necesitan.
- Es más importante cómo se relaciona con la comida que cuánto come.
- Ser conocedores de los alimentos que no pueden tomar siendo pequeños (sal, azúcares, zumos, ultra procesados…).
- Proporcionarles alimentos saludables y que estén visibles en la cocina, como la fruta.
- Entender que les llevará mucho tiempo encontrar su propia alimentación y preferencias. Irán descubriendo, aceptando y rechazando alimentos hasta que se estabilice, y para esto pueden pasar años.