Las siestas en los bebés son un pilar fundamental para su desarrollo y lograr una higiene de sueño óptima y buen descanso para el peque debe ser prioritario en su día a día. Decirlo así puede resultar muy fácil, pero llevarlo a la práctica no tanto, y es que sabemos que a veces que duerman una siesta puede convertirse en una verdadera batalla campal. E, incluso, cuando lo conseguimos, a veces pasa que se quedan dormidos en nuestros brazos. ¿Qué hacer entonces? ¿Es bueno que duerman encima nuestro? ¿Cómo podemos pasarle a su cuna o cama sin que se despierten?
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Lucía García Rodríguez, psicóloga y asesora de sueño infantil, fundadora de Calma el Caos (www.calmaelcaos.es), nos explica por qué son tan importantes las siestas para nuestros peques y qué hacer en estos casos.
¿Por qué son importantes las siestas?
Los bebés no aguantan largos periodos de tiempo sin dormir a lo largo del día por lo que necesitan sus siestas, las cuales, les van a ayudar en muchos sentidos. Y es que no solo descansan, sino que, además, su cerebro afianza conocimientos, así nos lo explica la experta sueño infantil: “Durante las siestas el cerebro y el cuerpo del bebé asimilan los nuevos conocimientos y habilidades que están adquiriendo durante el día, a la vez que se van preparando para continuar aprendiendo. Al mismo tiempo, se crea un buen balance físico y emocional que le permite estar despierto y tranquilo durante el día. Por lo tanto, las siestas son importantes tanto para el desarrollo motor como cognitivo , y para afrontar en buen estado todo lo que queda de día (o el tiempo que quede hasta la siguiente siesta)”
En qué beneficia el sueño diurno a los peques
Pero ya no solo es bueno para su cerebro, sino que el comportamiento del peque será muy distinto si descansa bien a si no lo hace debidamente. Esto se refleja, sobre todo, en su carácter cambiante a lo largo del día.
“Si un bebé no tiene un buen sueño diurno es probable que esté mucho más irritable y demandante, llore y se queje ‘por todo’, e incluso, que no tenga un buen desarrollo en cuanto a adquirir nuevos aprendizajes; aparte, y sumado a todo esto, muy probablemente tenga un mal sueño nocturno, debido a llegar a las noches ‘pasado de rosca’”, asegura la experta.
Y es que no llevar una buena rutina de siestas hará que el peque llegue sobrecansado a la noche y repercuta en que no pueda conciliar bien el sueño o haya muchos despertares.
¿Cuántas siestas debería hacer según su edad?
Ha quedado claro hasta ahora, que los peques necesitan llevar una buena higiene del sueño y eso incluye que a lo largo del día deben hacer un número determinado de siestas, y este variará según su edad.
La coach de sueño infantil nos explica cómo guiarnos en este sentido:
-El recién nacido y hasta los 2 meses necesita hacer 4 o más siestas a lo largo del día, en muchos casos aguantará despierto entre 45 minutos y 1,5 horas antes de la siguiente siesta.
- A partir de los 3 meses, generalmente, ya dormirá unas 3 siestas, y seguirá con tres siestas hasta los 6-8 meses en los que pasará a dormir 2 siestas.
- El cambio de 3 a 2 siestas se suele hacer sin mucha complicación, pasar de 2 a 1 siesta suele ser un poco más lioso, este cambio se produce entre los 12 y los 18 meses.
- Desde este momento ya se quedarán con una siesta hasta los 3 años, edad a partir de la cual, muchos ya no duermen siesta, aunque sí que es aconsejable que tengan un ratito para descansar y estar tranquilos.
¿Qué hacer cuando no quiere dormir siesta?
Seguro que más de una vez te ha pasado: quieres dormir al peque y te es literalmente imposible lograr que cierre los ojos o pare un segundo su actividad. O, incluso, ¡peor! Que te pongas nervioso, te estreses, se lo contagies al niño y eso se convierta en una auténtica batalla campal.
“Si no hay manera de que un bebé duerma la siesta tras un tiempo insistiendo, podemos parar y sacarlo de ese ambiente, proponerle alguna actividad tranquila y volver a llevarlo a dormir al cabo de un rato o cuando le notemos alguna señal de sueño”, recomienda la coach.
Si, aun así, es imposible que se duerma o por la hora que es ya no compensa que se eche esa siesta, lo que recomienda la psicóloga es “adelantar la hora de irse a dormir esa noche”. Es importante saber que “aunque haya momentos en los que rechacen hacer la siesta, las siguen necesitando. Y, cuando ya son mayores y van dejando de hacer la siesta es importante recordar que siguen necesitando descansar, así que les ofreceremos al menos un tiempo y espacio tranquilos”, añade la experta.
Haz un pequeño ritual siempre
¿Qué hacer entonces ante tal situación? Pues la experta nos propone tener un pequeño ritual que indique al niño que es momento de dormir un ratito y conseguir, asimismo, que este momento forme parte de su rutina.
“En todos los casos ayuda mucho tener un ritual de sueño previo, es decir, una sucesión de pasos que se repiten antes de ir a dormir, de esta forma vamos bajando revoluciones antes de ir a dormir y tu peque ya va sabiendo lo que toca. Será importante relajar el ambiente un ratito antes de ir a dormir (5 minutos es suficiente) y tener unos pasos previos que siempre sean los mismos”, sugiere.
Y si se duermen en brazos, ¿qué pasa?
Esta es una de las dudas más repetidas entre los papás porque muchas veces pensamos, debido a todos los prejuicios sociales que nos seguimos encontrando a día de hoy, que los brazos son malos cuando en realidad, es todo lo contrario.
Son una forma de apego y seguridad para nuestros hijos, sobre todo, cuando son recién nacidos. Por este motivo, “es muy habitual que los bebés se duerman en brazos. En los recién nacidos las siestas se deben hacer con luz, y ya a partir de los 3 meses es preferible que las vayan haciendo en oscuridad total. Por lo tanto, si se duerme en brazos, y ya no es recién nacido, procura que sea a oscuras, sin mucho ruido de fondo y si puedes acuéstalo en una superficie que le pueda ayudar a descansar bien”, recomienda.
Entonces, ¿es bueno que hagan la siesta en brazos?
La experta responde: “La siesta es mejor que se haga, a cómo se haga. Dicho esto, es muy habitual que cuanto más pequeño sea el bebé (y recién nacido, por supuesto) más siestas haga en brazos. Sin embargo, la siesta ideal sería bueno que la durmiese (especialmente a medida que ya va cumpliendo más de 4 meses) en una superficie plana, dura, confortable (un colchón) y en un ambiente de sueño adecuado (silencio y oscuridad)”, aconseja la coach.
Pero, si la única forma de que duerma el peque es en brazos, “pues que duerma en brazos. Si es algo puntual, ¡disfrutadlo! Pero si es así siempre, procurad que poco a poco vaya durmiendo en un ambiente adecuado a lo recomendado anteriormente para que su descanso, tanto físico como cerebral, sea mucho mejor y el peque esté más cómodo para poderse mover más tranquilamente y de forma segura”.
Qué hacer cuando les pasamos a su cama y se despiertan
Lo ideal es que se duerma en su cuna para no interrumpir el sueño, nos dice la experta. Pero, aun así, si el peque se suele dormir mejor en brazos, nos da algunos trucos para poder pasarlo a la cuna minimizando el riesgo de que despierte:
- Al acostarlo procura que el culete sea lo primero que toque el colchón, o más bien que su cabecita sea lo último en llegar al colchón
- Acompaña con tu cuerpo, no lo despegues de golpe de ti, sino será como pasar de 0 a 100, así que ve bajando y haz un poquito de contención o contacto al llegar a la cuna.
- Controla que la temperatura del colchón no sea muy baja, muchas veces están muy calentitos acurrucados en nuestro cuerpo y los queremos tumbar en un colchón frío. Calentarlo un poquito antes de acostarlo va a ayudar a que el cambio no sea tan grande.
- Cuando vayas a acostarlo puedes moverle el brazo o una pierna para comprobar si cae a plomo, si es así, es buen momento para pasarlo a su camita.
Cómo ajustar horarios en fechas especiales como es la Navidad
En fechas especiales como la Navidad las rutinas de los peques cambian por completo. Las vacaciones, irnos de viaje y dormir en casa de los abuelos, en un hotel, en una cama extraña… todo suma a la hora de que el niño se sienta un poco desconcertado en estos días.
Lo más importante saber, según nos comenta la coach, es que “las siestas nos permiten ir ajustando un poco la jornada para que los peques no lleguen sobrecansados al final del día”.
En cualquier caso, lo más importante será “no forzar a que sigan despiertos cuando ya están cansados. Pero para tener la oportunidad de que aguanten un poquito más podemos ofrecerles una siesta de emergencia más tarde, o incluso tratar de que alarguen sus siestas. En niños que ya no duermen siesta, es buen momento para hacer una excepción y tratar de que se acuesten y duerman un poco”, sugiere.
De todas formas, los peques son impredecibles y no atienden a fechas especiales ni a siestas de emergencia y puede que, incluso, se despierten antes de sus siestas… así que lo mejor será hacer caso a su cuerpo, sus horarios y descanso. “Si esto ocurre, pensad que es mejor que duerma en vez de que esté llorando, irritable y ‘pasado de rosca’ por el sobrecansancio”, concluye la psicóloga.