La lactancia es una de las etapas más intensas en la vida de la mujer y de su hijo. Es una experiencia que trasciende el ámbito de la alimentación para llegar mucho más lejos. Hay lactancias más o menos prolongadas y más o menos exitosas. Pero el destete no suele ser fácil para casi ninguna mujer.
Inma Mellado es consultora certificada en lactancia materna (IBCLC). Además, es presidenta de la Asociación Española de Consultoras Certificadas en Lactancia Materna (AECCLM) y máster en Nutrición Pediátrica por la Universidad de Cádiz. A ella le hemos preguntado cómo se llega a tener una depresión postdestete y de qué manera abordarla.
La importancia del motivo del destete
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las principales sociedades pediátricas recomiendan mantener la lactancia materna hasta los dos años o más (si la madre y el bebé así lo desean), y la lactancia exclusiva (solo pecho) hasta los seis meses, lo cierto es que las cifras de los casos reales no acompañan.
Así, en el estudio LATMAGAL, realizado por investigadores de distintos hospitales españoles, se pone de manifiesto que, aunque el 85,3% de las mujeres comienzan con la lactancia al dar al luz, a los seis meses los índices de lactancia materna exclusiva han bajado al 47,2% y cuando el bebé cumple un año, lo ha hecho aún mas hasta el 38,9%.
Algunos de estos destetes han sido deseados, pero otros no. Y precisamente el motivo del mismo es uno de los factores más determinantes que pueden conducir a una depresión postdestete. “Hay mujeres que se ven obligadas a destetar en las primeras semanas de vida del bebé porque no han recibido ningún apoyo, ni profesional ni familiar, con respecto a la lactancia, y llegan a ese momento tras haber pasado situaciones muy duras”, confirma la experta (www.inmamellado.es).
Tristeza postdeste o depresión postdeste: ¿cuál es la diferencia?
Aunque el destete haya sido deseado, a la madre le sobrevienen una serie de sentimientos encontrados. “Es normal que experimente tristeza, añoranza, inquietud, que sienta miedo ante esa nueva forma de relacionarse con su hijo a partir de ahora, que piense que ya no es imprescindible para él...”, detalla Inma Mellado. Esta tristeza es habitual y normal. Pero hay que diferenciarla de la depresión postdestete.
La depresión postdeste corresponde a un estado anímico similar al que se experimenta con la depresión posparto, incluso pueden ser la misma entidad según cuando se produzca, ya que esta última no aparece solo en los primeros meses tras haber dado a luz, sino también a lo largo de todo el primer año de vida del niño.
Son síntomas de alarma de esta depresión postdestete, como señala la consultora IBCLC, sentirse sin ganas de hacer nada, tener pensamientos o ideación de autolesiones y experimentar la sensación de que el bebé estaría mejor sin ella. Si aparecen, la madre necesita ayuda médica urgente.
¿Cuándo hay más riesgo de depresión postdestete?
Cuando el destete se produce en momento de especial estrés o ansiedad, la madre tiene más riesgo de entrar después en una depresión postdestete. Además, es muy importante el momento hormonal que viva. “En los primeros meses del niño, el destete puede ser más traumático porque el cuerpo de la madre y del bebé esperan que pase algo que no sucede”, advierte la experta.
Así, esas hormonas de la lactancia que no se ponen en marcha hacen que los niveles de estrógenos vuelvan a aumentar y la mujer menstrúe antes. En ese sentido, “para el cuerpo de la mujer, el destete temprano biológicamente no es lo deseable”.
Cuando el niño ya es más mayor y ha pasado un tiempo considerable mamando, aunque se destete solo (algunos lo hacen a partir del año), y la madre hubiera preferido continuar, ya no está presente este factor, “pues la mujer habrá recuperado su equilibrio hormonal”.
Además, aquellas mujeres con antecedentes de depresión o ansiedad tienen más riesgo de una depresión postdestete si este no ha sido deseado.
Cómo evitar la depresión postdestete
Estudios científicos han confirmado que si la lactancia materna va bien, esta es un factor protector frente a la depresión posparto. De igual forma se sabe que cuando no va bien, hay más riesgo de padecerla.
En este sentido es muy positivo que las madres que dan el pecho puedan disponer de un apoyo especializado y profesional para resolver todas sus dudas con la lactancia, incluso cómo llevar a cabo un destete sin traumas para ella y para el niño.
Al margen de esto, “cualquier mujer que antes del embarazo haya sufrido ansiedad o depresión debería contar con un psicólogo perinatal para acompañarla en el embarazo y en el posparto. Tendría que estar integrado en la cartera de servicios de salud, igual que lo están las matronas”, subraya Inma Mellado.