La cesta de los tesoros para niños, también conocida como canasta de los tesoros o incluso como cesta Montesorri de los tesoros, es una de las actividades que más beneficios aporta a un bebé menor de un año. A pesar de que también se llame popularmente cesta Montesori, no se trata de un material propio de este método, si bien es perfectamente compatible y, de hecho, se presenta como actividad a realizar con niños de entre 6 y 12 meses en algunas publicaciones y en Casas Nido Montesorri. En realidad, “la cesta de los tesoros fue ideada por la educadora y pedagoga británica Elinor Goldschmied (1910-2009). El cesto de los tesoros es una propuesta de juego y aprendizaje para bebés que consiste en una cesta con objetos de diferentes materiales, pesos y texturas para que los niños experimenten. Es importante destacar que no consiste en llenarla de juguetes convencionales sino de materiales cotidianos”, indica Amalia Sacristán, maestra y coach familiar (@amalia.sacristan).
Entonces, ¿qué debe tener una cesta de los tesoros?
La cesta de los tesoros debe ser eso, una cesta que se recomienda que sea de mimbre, de tela… pero que, en cualquier caso, sea un material blandito y seguro para el bebé con el que no se pueda dañar mientras juega. ¿Cuál es el tesoro? O, lo que es lo mismo, ¿de qué se llena? Pues la llenaremos con todos aquellos objetos que aporten la máxima información sensorial posible a nuestro peque. “No deben ser juguetes de bebé sino objetos que podamos encontrar en casa”, insiste la experta y nos pone una serie de ejemplos de las características que deben tener para estimular sus sentidos:
- Tacto: Diferentes texturas, peso, temperatura.
- Vista: Colores y formas diversos.
- Oído: Objetos que emiten distintos sonidos al golpearlos, u objetos que hagan algún tipo de sonido como un timbre, campana…
- Olfato: Objetos con diferentes olores.
- Gusto: Podemos incluir algún objeto que tenga algún sabor.
Y, por otro lado, el material con el que deben estar hechos los objetos. “Hay que evitar el plástico en la medida de lo posible, ya que, según Goldschmied, es lo que menos les aportará sensorialmente”. Y nos pone los siguientes ejemplos:
- Madera: cucharones, peines de cerdas suaves, brochas, pinceles, morteros, pinzas de la ropa, arandelas para cortinas, huevos de costura, maracas, cucharas de miel, pelota Pickler, etc.
- Metal: cucharas, tapas, flaneras, juegos de llaves, coladores, botes, batidores de huevos, moldes para pasteles o tartas, cajitas de latón, etc.
- Tejido: telas naturales, fieltro, toallas pequeñas, pelotas de tenis, muñecas de trapo, manoplas, pelotas de tela, lazos de raso, pañuelos de seda, ovillos de lana, pompones, etc.
- Orgánicos: piedras, conchas marinas, esponjas, piñas, hojas secas, cáscaras de cocos, tapones de corcho, frutas, etc.
¿Cuándo empezar a ofrecer la cesta de los tesoros al bebé?
La cesta de los tesoros es una actividad sensorial que se puede utilizar como estimulación temprana. “Aunque su inventora recomienda su uso, incluso, cuando el pequeño no se mantenga sentado aún, hoy en día los estudios demuestran que no se debe forzar la postura del bebé y dejar que sea él mismo el que experimente y que el libre movimiento favorezca la exploración de su propio cuerpo y posibilidades motrices”, detalla la maestra. Teniendo en cuenta esto, por tanto, la edad ideal para empezar a ofrecérselo sería: “ A partir de los 6 meses, e incluso podemos ofrecerselo a bebés que han empezado a sujetarse boca abajo. Desde esta posición pueden ser capaces de explorar los objetos si las cestas son bajitas o si se los colocamos alrededor. El foco hay que ponerlo en la variedad sensorial de los elementos que ofrecemos”.
Beneficios de la cesta de los tesoros para el bebé
Según nos cuenta la maestra, estos son todos los beneficios que aporta a los peques la cesta de los tesoros:
- Mejora la coordinación de las manos y la motricidad de todo el cuerpo
- Le ayuda a desarrollar la coordinación ojo, mano y boca ya que se lleva todos los objetos a la boca para explorarlos (fase oral).
- Incrementa su capacidad de explorar y descubrir las propiedades de los objetos
- Mejora la capacidad de concentración
- Desarrolla la capacidad de escoger entre varios objetos
- Se estructura el pensamiento del bebé
- Experimenta el placer de la sorpresa
- En la manipulación de los objetos del cesto de tesoros los niños descubren de forma sensorial el tamaño, peso, color, textura, sonido, forma de cada uno de sus componentes, etc.
¿Cómo hacer una cesta de los tesoros para nuestro peque?
Por supuesto, puedes encontrar las cestas de los tesoros ya hechas en cualquier tienda destinada al ocio y aprendizaje infantil, pero, según nos cuenta la maestra, el papel del adulto es fundamental por varios motivos. “La cesta favorece y permite que el bebé se muestre activo, concentrado en la propia acción, ampliando las sensaciones y el pensamiento, decidiendo sobre los elementos y, todo ello, desde la calma, lo que permite conocer mejor a cada niño, respetando sus ritmos, decisiones y preferencias. Por ello, crear, modificar y enriquecer el cesto de los tesoros como papá es algo sencillo y especial para conectar con el juego de tu bebé”.
¿Cómo crear un cesto de los tesoros? Solo necesitaréis, “una cesta, por ejemplo, de mimbre, y es muy recomendable que sea sin asas, e incluir los elementos que hayáis elegido. No hay un número mínimo, ni máximo de objetos que meter, pero yo recomiendo que vayáis intercambiándolos y rotando cada cierto tiempo”.
En todo momento, cada uno de los objetos que se le ofrezcan al bebé deben presentar total seguridad e higiene, “elegir siempre objetos que no pueda tragarse, idealmente redondeados, consistentes y difícilmente rompibles, con pocas puntas y sin astillas. En este sentido, es importante ir revisando los objetos periódicamente y retirar los que estén en mal estado. Tenemos que ser conscientes de que los bebés se llevarán los objetos a la boca como primer impulso y por la necesidad exploratoria que tienen”, advierte.
Y, por último, según el niño va evolucionando su cesta de los tesoros también lo hará, por lo que, para ello, los padres deben estar atentos a los cambios y nuevas necesidades que experimente su bebé. “Su forma de relacionarse con los objetos se va volviendo más compleja, va realizando pequeños experimentos de causa-efecto o puede realizar pequeñas agrupaciones o seriaciones atendiendo a algún criterio, etc. Ese será el momento de dar el paso a la propuesta de juego heurístico”, concluye la maestra.