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beb sue o infantil con ruido blanco © AdobeStock

Sueño Infantil

El ruido blanco para conciliar el sueño de tu bebé, ¿es recomendable?

Son muchas las ‘apps’ que prometen dormir a tu bebé con unos cuantos minutos de lo que se ha venido llamando ‘ruido blanco’. Pero los expertos advierten, los beneficios no son tantos.


19 de diciembre de 2022 - 9:38 CET

El sueño de los más pequeños  es algo que preocupa a la gran mayoría de los padres  y, si no es así, créeme, más de uno te habrá catalogado ya dentro del grupo de padres más afortunados del mundo. Son muchas las familias que ven dañada su calidad de sueño y ven pasar las horas nocturnas, una detrás de otra, cada noche, con su bebé en brazos sin que llegue a  conciliar un sueño reparador y continuo . Así, este desajuste entre las necesidades de descanso de los adultos y demás miembros familiares y las de los niños menores de cuatro años, sobre todo, si hablamos de bebés, hace que muchos padres busquen una solución. Y, el ruido blanco, es una de las primeras que recurren, por encontrarse en todos los hogares y ser algo relativamente económico. María Couso, pedagoga, experta en sueño infantil y creadora de Play Fun Learning (@play.funlearning), nos explica por qué.

Los bebés, nos cuenta, tienen fases REM (rapid eyes movement) en su sueño y suelen ser mucho más largas de las que disfrutamos los adultos o los niños más mayores. Durante esta fase de sueño, nuestro cerebro se mantiene activo, como cuando estamos despiertos, y se fijan, entre otras muchas cosas, las memorias implícitas adquiridas a nivel emocional y motor. En esta fase REM es más fácil despertar que en las fases NO REM, de sueño profundo y con una naturaleza que nos provee de un sistema de sueño diferente a niños y adultos y que, en absoluto, se puede conciliar en la mayoría de las ocasiones.

“Las necesidades del bebé están por encima de las nuestras, eso lo tenemos claro, pero cuando una madre o un padre no puede dormir, busca hasta debajo de las piedras para conseguir hacerlo, sin dañar a su bebé, pues esta es siempre su prioridad”. En este escenario aparece el ruido blanco que, en los últimos años, “se ha divulgado mucho sobre su uso, siendo incluso protagonista de algunas Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) de recién nacidos para ayudarles a conciliar el sueño”. Sin embargo, nos dice, “estas máquinas emiten ruidos insoportables y se ha advertido poco sobre las posibles consecuencias que pueden llegar a tener”.

El ruido blanco, ¿qué es?

El ruido blanco se define, nos explica la experta, “como una señal de sonido monótona cuya frecuencia y amplitud es constante”. Estas características, nos cuenta, “nos permiten aislarnos de otros sonidos del ambiente siempre que su volumen no sea demasiado molesto”. Pero, ¿por qué se le llama ruido blanco? Porque contiene todas las frecuencias y se llama así por analogía a la luz blanca (que está formada por todo el espectro cromático, es decir, todos los colores, dando lugar al color blanco). En el sonido, nos dice, “este blanco se emula fácilmente con ruidos como el de un secador de pelo o la campana extractora de humos de nuestra cocina”. Ahora bien, hoy en día existen infinidad de aplicaciones móviles que permiten, mediante su descarga, lograr un ruido blanco perfecto.

El ruido blanco funciona, pero ¿cómo lo hace?

Sin embargo, nos dice la experta, además de poder ayudarnos a calmar y dormir a nuestro bebé, “un volumen demasiado alto de este ruido blanco podría ser motivo de estrés para nuestro bebé”. Y es así porque, como nos explica, “se puede volver tan molesto que, de hecho, se ha utilizado en algunos países del mundo como elemento de tortura”. Ahora bien, tampoco hay que ser extremista, “el ruido blanco a un volumen adecuado y dadas sus características monótonas en frecuencia y amplitud de onda, inhibe la activación de nuestra corteza auditiva y, por ende, la posibilidad de que nuestro cerebro se mantenga alerta”. Por tanto, ¿qué es lo que hace si se mantiene así? “Nos anestesia, produciendo un aislamiento auditivo atencional y promoviendo, de esta forma, que el sueño llegue”.

Por tanto, nos dice, “sí que es cierto que puede ayudarnos a que el bebé (y, por ende, el adulto) duerma”. De hecho, no hay más que ver como un adulto se queda dormido en el sofá con el sonido de la televisión de fondo, es muy parecido. Ahora bien, nos advierte, “la pregunta que nos debemos hacer no es cuánto funciona, sino cómo lo hace”. De ahí que, en su opinión, no sea del todo recomendable.

¿Es realmente recomendable para dormir a nuestro bebé?

La pregunta anterior, sin duda, nos hace preguntarnos si existen o no contraindicaciones para usar el ruido blanco como herramienta para dormir a nuestro bebé cuando ya estamos desesperados. Algunas investigaciones realizadas con ratas sugieren, según nos revela la experta, “que una exposición de más de cuatro horas diarias a ruido blanco puede tener efectos realmente adversos”. Pero, ¿tiene los mismos efectos sobre el cerebro de una rata y el cerebro de una persona? La respuesta es que sí, “el motivo de experimentar con ratas en estos casos es porque su encéfalo tiene características comunes al ser humano y nos permite buscar una posible transferencia de esos resultados, sin dañar a nadie de nuestra propia especie por código ético”.

Por tanto, sí que es cierto que el método de exposición a ruido blanco funciona (“esto, a día de hoy, nadie lo duda”), pero la pregunta es “si el coste que este posible beneficio tiene es asumible”. Este coste, nos lo explica a continuación: el tálamo auditivo y toda la corteza auditiva de nuestro cerebro ha de aprender también a discernir sonidos, por lo que necesitamos estar en contacto con nuestro entorno para construirnos. Si nos aislamos, nuestro cuerpo podría no reaccionar ante posibles sonidos que son vitales para que nuestro desarrollo cognitivo sea óptimo. Debemos entender, por tanto, que el oído también se educa y que el uso de ruido blanco podría dañar las posibles lecturas de nuestra realidad, tanto en el presente como en el futuro, o hacerlo sin necesidad de que estas se vinculen por la vía auditiva.

Además de este primer problema, añade la experta, “debemos contar con la atención que presta un individuo y que también es un proceso que implica percepción”. En estos casos, con el uso de un ruido blanco constante, “si mi atención ante cualquier estímulo presente se ve sesgada porque mi percepción no es óptima, quizás mi toma de decisiones o mi gestión en ese entorno no acaben siendo del todo adecuadas”. Por ello, nos advierte, que antes de convertirnos en auténticos dependientes del ruido blanco, sepamos que aún queda mucho por investigar y que los pocos estudios que hay al respecto, señalan que sus consecuencias no son inocuas.

Lo que de verdad necesita para que un bebé concilie el sueño

Sin duda, a sus padres. Los bebés, nos explica, “descienden sus niveles de alerta en brazos de sus padres por sentirse protegidos”. El olor, el latido del corazón, el movimiento de la figura de apego es todo lo que necesita un bebé. Nos hemos acostumbrado a creer, nos dice, “que lo natural en esa fase de vida del bebé es un malestar para el adulto que lo acompaña, sin llegar a percatarnos de que las necesidades de ellos, que están por encima de las nuestras, no son sustituibles por aparatos o dispositivos”.

En el mercado, por ejemplo, se venden mecedoras eléctricas que permiten dejar a tu bebé acostado, sin que tú te muevas, meciéndolo, con brazos articulados que sostienen el biberón para evitar darle de comer o soportes para móviles en los capazos de los bebés para que, en lugar de interaccionar con el entorno o con sus figuras de apego, lo hagan con una pantalla. Todos estos productos son reales y, nos dice la pedagoga, “avanzar es saludable, siempre que no sea a costa de las necesidades de todos y no, ningún artificio externo puede sustituir lo que un bebé realmente necesita y que ya hemos visto”.

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