Hace apenas unas semanas, la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) presentaba públicamente una campaña que han confeccionado para la prevención del bullying en la juventud sorda: ¡Stop Bullying!, un spot en el que las actrices sordas Belén Sanguino, Elena Ceballos y el actor sordo Rubén Pérez, han narrado distintas experiencias de acoso. Una iniciativa que pretende, nos dicen desde la institución, “paliar la escasa accesibilidad en la lengua de signos de los recursos y materiales existentes sobre prevención e intervención del acoso escolar”. Pero este no es el único problema, pues la falta de estudios específicos sobre la casuística del bullying entre niñas, niños y adolescentes sordos impide que se avance en este tema. Y los jóvenes sordos son claros y afirman encontrar muchas barreras frente al acoso escolar.
El principal problema es el desconocimiento acerca de lo que es la sordera y la falta de accesibilidad, que les hacen ser mucho más vulnerables frente a este tipo de violencia. Ni instituciones ni colegios ni familias tienen las herramientas necesarias para luchar contra ello. Por eso, el objetivo de este proyecto, en el que también ha colaborado el actor Antonio Resines , es concienciar a las víctimas de la importancia de no silenciar este tipo de agresiones. Y es que, el silencio “es una cuestión recurrente en el caso del alumno sordo que, en gran medida, viene motivada por las barreras de comunicación que encuentran en su entorno”, según confirmaba el presidente de la CNSE, Roberto Suárez. Sin embargo, como cualquier otro niño, niña o adolescente, aunque tengamos esta carestía, también tienen derecho a ser escuchados, comprendidos y ayudados”. Un derecho que también reivindica Lucía Espejo, experta sorda en acoso de la CNSE. Con ella hemos querido hablar sobre su prevalencia y las herramientas que nos harían falta para su detección, prevención y seguimiento.
Actualmente, ¿existe un incremento de acoso escolar en niños y adolescentes sordos? ¿Tenemos estas cifras?
No es que haya un incremento en sí, es que siempre ha estado ahí y ahora también. Cualquier alumno o alumna sorda, por el mero hecho de ser una persona sorda, es especialmente vulnerable para sufrir acoso escolar. Además, el déficit de accesibilidad en lengua de signos de los protocolos e instrumentos de intervención actualmente disponibles en este ámbito supone un impedimento para prevenir este tipo de comportamientos. Por otro lado, conviene recordar que la discapacidad auditiva es considerada como una discapacidad invisible, lo que nos lleva a confirmar la falta de inclusión en los centros escolares, convirtiéndose en un factor de riesgo ante el acoso escolar.
¿Los motivos de esta prevalencia mantenida cuáles son?
Tal y como comentábamos antes, el desconocimiento acerca de lo que es la sordera y las barreras de comunicación presentes en su entorno hacen que el alumnado sordo sea mucho más vulnerable al acoso escolar. Son estos dos motivos principalmente.
Por otro lado, también debo decir que es bastante frecuente que el alumnado sordo no reconozca el acoso escolar como tal y que, incluso, lo normalice. El hecho de ser diferentes, en cierto modo, les predispone a ello. En la guía para la prevención del acoso escolar que hemos publicado junto a la campaña que has citado, podemos encontrar varios testimonios, experiencias y percepciones acerca del acoso vivido en el ámbito educativo que lo constantan. Y, esto es importante, no solo por parte de los jóvenes sordos, sino también de sus familiares y profesorado.
Por tanto, ya no es el hecho de sufrir el acoso, sino de no comunicarlo. ¿Tienen grandes dificultades para ello, no existen canales?
En la mayoría de los casos, el alumnado sordo no comunica estas situaciones. Uno de los principales motivos es que desconocen a qué recursos han de recurrir para pedir ayuda o denunciar acoso escolar. Las personas sordas, consultadas durante la elaboración de esta guía que hemos comentado (recordemos que no existen estudios). reconocieron haber sufrido bullying en algún momento de su vida. Ahora bien, hubo quienes no supieron ni cómo decirlo ni a quiénes acudir, además de que muchos dudaron entre pedir ayuda o no, ya que se sentían avergonzados o porque, incluso, percibían que estaban en situación de inferioridad.
¿Qué hicieron entonces? En su gran mayoría, optaron por esconder el problema o vivirlo en silencio, llegando a sentirse culpables por no saber encajar en el grupo o por sufrir discrminación.
Con respecto al acoso escolar en general, y en el caso de personas sordas en particular, ¿estamos preparados socialmente para hacerle frente?
El acoso escolar es un fenómeno con el que la sociedad ha lidiado desde hace mucho tiempo. Sin embargo, pese a que existen recursos para abordar esta problemática, sigue suponiendo un desafío para la comunidad educativa y la sociedad en conjunto . De lo que no cabe duda es de que, como cualquier otra niña, niño y adolescente, las niñas, niños y adolescentes sordos también tienen derecho a ser escuchados, comprendidos, y ayudados. Pero insisto, no tienen medios ni se los ofrecemos.
En esta línea, nuestras principales reivindicaciones se centran en la incorporación de la plataforma de videointerpretación SVIsual en cualquier servicio telefónico de atención a las víctimas de bullying, y en la necesidad de dotar al alumnado sordo de la figura del especialista sordo en lengua de signos y permitirles disfrutar de entornos compartidos y respetuosos en los que se garantice el contacto con otros iguales sordos. Hacerles partícipes de una escuela inclusiva y saludable es la mejor manera de fomentar su independencia y evitar su aislamiento.
Además de esta herramienta del servicio telefónico de atención a las víctimas de bullying que comentas, ¿qué otras herramientas podemos trabajar en los centros escolares para disminuir las cifras de esta problemática?
Sin duda, la comunidad educativa debe brindar a la adolescencia y a la juventud sorda:
- Los recursos necesarios para enfrentar el acoso escolar de una manera accesible y segura.
- Formar e informar a profesorado y familias sobre cómo atender y proteger a las víctimas.
- Comprometerse con la construcción de una convivencia escolar pacífica que, más allá de reaccionar frente a la violencia, ayude a prevenirla.
En este sentido, es necesario promover valores de respeto al otro y fomentar la sensibilización y la comprensión de las características y necesidades de las personas sordas entre las compañeras y los compañeros, con el objetivo de crear un entorno inclusivo. Asimismo, urge el desarrollo de campañas de sensibilización a través de la tutoría, incluyendo la participación de determinadas instituciones y entidades como pueden ser, entre otras, las que conforman la red asociativa de personas sordas de la CNSE.