Ser madre sin pareja puede obedecer a distintas circunstancias como el deseo de tener hijos en solitario, no haber encontrado a una persona con la que compartir ese proyecto vital o haber roto con el otro progenitor. En todo caso, se trata de una situación más frecuente en los últimos años.
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Para conocer cómo enfrentarse a ella, hemos recurrido a David González Gerpe, psicólogo de Ginemed Madrid, Bilbao y Sevilla. Él nos habla de todo lo que hay que tener en cuenta.
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La medicina reproductiva como aliada
Los avances de la medicina reproductiva han permitido que muchas mujeres que no tienen pareja puedan cumplir su deseo de ser madres en solitario. “Además, los tratamientos de reproducción asistida son cada vez más asequibles”, indica el experto.
Pero no solo ha influido el factor médico, ya que socialmente ha habido un cambio de mentalidad que ha favorecido que muchas mujeres se lancen a la maternidad en solitario, también por adopción: “Se ha producido un importante cambio de valores en torno a la familia, sus nuevos modelos y a las formas en que las personas establecen relaciones íntimas y afectivas”, explica.
El retraso en la edad de la maternidad
Hay otro factor que tiene gran peso en el hecho de que las mujeres sean madres en solitario, y es el hecho de que la edad en que ellas acceden a la maternidad, que se retrasa cada vez más. Ahora, la edad media del primer hijo está en los 32 años en España.
“La edad para tener hijos se retrasa y se reflexiona mucho más en quién es la persona adecuada para llevar a cabo un proyecto de familia. Si no se encuentra, lo lógico es iniciar un proceso de maternidad sin pareja”, recalca el psicólogo de Ginemed.
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El perfil de las mujeres que son madres en solitario
El perfil mayoritario de mujeres que se plantean la maternidad sin pareja es el de una mujer alrededor de los 40 años, con un trabajo indefinido y estable, una buena situación económica y buen nivel cultural.
Además, “son independientes, seguras de sí mismas, capaces de afrontar los retos y, en muchas ocasiones, cuentan con un apoyo importante de su entorno más cercano”, detalla el psicólogo de Ginemed.
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¿Cuáles son los miedos de las madres sin pareja?
Las mujeres que deciden formar una familia monoparental pueden sufrir distintos miedos. Estos son los que apunta David González Gerpe:
Posible rechazo de la sociedad al modelo de familia que están formando.
Consecuencias de la ausencia de un padre para el niño (carencias, crianza...).
Dudas sobre su propio deseo de ser madre (posible presión social y biológica).
“Nos gusta decir que las mujeres que desean afrontar su maternidad sin pareja no lo hacen solas, ya que pueden estar acompañadas en este proceso reproductivo por otras personas”, recalca el especialista.
En este sentido, destaca cómo “tener una pareja que no esté disponible emocionalmente durante el embarazo puede ser perjudicial”. Así, “no es necesario el apoyo de una pareja durante el embarazo, pero sí es importante tener buenos apoyos en el entorno”. De este factor y de los recursos emocionales que tenga la mujer dependerá cómo transcurra la gestación a ese nivel. Pero, si la situación es favorable, no tiene por qué ser un embarazo más complicado.
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¿Qué apoyos necesita la madre sin pareja?
“El apoyo logístico es muy importante para una mujer que ha decidido formar su propia familia”, destaca el experto. Así, necesitará esa ayuda en distintos ámbitos, sin olvidar el tiempo de ocio para poder desconectar mental y emocionalmente. Esto le permitirá coger fuerzas, lo que puede favorecer “que la forma de relacionarse con los hijos sea mejor y que el tiempo que pasa con ellos sea de mayor calidad”.
Así, su consejo es disponer de pequeños espacios para poder cuidarse, y no olvidarse de ella misma como persona. Puede resultar difícil, pero hay que buscarlos.
Sentirse acompañada y buscar ayuda profesional si es necesario
La mujer que afronta la maternidad sin pareja necesita apoyos y saber pedir ayuda. Es posible que reciba muchas opiniones, sin embargo, puede escucharlas “sin olvidar las suyas propias y su instinto como madre”.
Además, es importante quesea compasiva consigo misma.“Es un proceso de aprendizaje en el que la relación con su hijo se va construyendo con el tiempo”, advierte el especialista de Ginemed.
También se puede apoyar en grupos de mujeres en la misma situación o buscar asesoramiento o ayuda profesional cuando sienta que la necesita.