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familia feliz© AdobeStock

crianza

La magia de no tener que insistir: cómo aprender a conectar con nuestros hijos

Mantener una relacion saludable con nuestros hijos será la base para que todo fluya en la mayoría de las situaciones cotidianas que se nos presenten en el día a día.


13 de diciembre de 2022 - 15:36 CET

Habrás vivido experiencias o situaciones en las que hayas tenido que inisistir una y otra vez a tu hijo para que hiciera algo que le hubieras ordenado y, finalmente, no habrás conseguido tu objetivo. Esto sucede porque muchas veces los padres nos cerramos en ver solo lo que nosotros queremos que hagan y nos olvidamos de cuáles son las necesidades de nuestros hijos.

No hay nada más importante que cuidar la relación con ellos para que puedan crecer en  un ambiente de entendimiento y colaborativo  . Conectar con los peques se hace fundamental, pero ¿cómo hacerlo? Con los siguientes consejos te será más fácil ponerlo en práctica.

madre e hija contentas© AdobeStock

Hasta que punto insistir o ‘dejarles ser’

En muchas ocasiones pensamos que por más que les digamos a nuestros hijos que hagan una cosa, menos logramos el objetivo. Y es que nos obcecamos con mandarles tareas cuando quizás, no estamos enseñándoles a ser más colaborativos, o, en otras palabras, no les estamos dando la oportunidad de ser.

Según nos cuenta María Fernanda Barrios Morales, abogado, educadora y divulgadora de crianza respetuosa, además de dedicarse al Life coach Internacional y Family coach Internacional con su cuenta de Instagram @motivamamas (www.motivamamas.com): “Cuando hablamos de insistir en algo que necesitamos de nuestros pequeños y, al mismo tiempo educarlos, hay como un agujero en el puente de la conexión. Con esto me refiero que muchas veces las mamás y papás se enfocan mucho más en lo que quieren o esperan, olvidando por completo que antes que exigir cualquier cosa, es vital primero conectar con las necesidades de nuestros hijos(as) ”.

madre e hija amorosas© AdobeStock

¿Cómo establecer esa conexión?

La experta nos habla sobre una situación personal que incluso a ella misma le hizo entender aquello que nos explica sobre “conectar con las necesidades de nuestros hijos”. Y nos cuenta: “Un día mi hijo mayor quería abrir la puerta de nuestra casa y era muy pequeño. Para él ese momento era importante, necesitaba y deseaba intentar abrir la puerta por primera vez en sus cortos cuatro años de vida. En ese instante, yo estaba muy ocupada con unas bolsas en la mano, sin embargo, entendí que, si yo no observaba como legítimo su deseo y le insistía dejar esa idea, el resultado evidentemente sería una rabieta ”.

Ese incidente fue clave para ella y para la relación con sus hijos, y es que esta experiencia les hizo cambiar su visión: “El comportamiento de mis hijos se traducía en colaboración porque mis pequeños se sentían vistos, tomados en cuenta y escuchados”, explica.

madre e hija cocinando© AdobeStock

Es fundamental cuidar el vínculo madre/padre-hijo

Con este ejemplo, la educadora también nos hace ver qué hubiera ocurrido si no le hubiera dejado ‘ser’ a su hijo. “Si yo le hubiera insistido de mala manera en que dejara su deseo a un lado, retándole y sin tomarlo en cuenta, no hubiera cuidado nuestro vínculo (madre -hijo). Lo explican muy bien los psicólogos Alfred Adler y Rudolf Dreikus: ‘Una de las necesidades más importantes de los seres humanos es sentirse conectados dentro de las relaciones’”, nos cuenta.

madre hablando con su hija seria© AdobeStock

Cómo conseguir que hagan algo sin insistirles

Se nos olvida que no solo podemos pedir y pedir, también debemos dar a nuestros hijos algo que es muy importante y que necesitan por encima de todas las cosas: la atención. “No podemos exigir lo que no damos”, dice la experta. Y garantizar seguir los siguientes pasos para así “garantizar que las instrucciones puedan cumplirse”:

  • Acercarnos y mirarle a los ojos cuando pedimos algo. Cuando se anda en modo piloto automático muchas veces se nos olvida hacer esto que es simple pero muy efectivo.
  • Usar pocas palabras pero que sean claras y concisas, sin sermones ni largos discursos.
  • Jamás usar palabras que destruyan la autoestima de los niños porque esto no ayuda a construir un vínculo sano, al contrario, el pequeño crecerá teniendo un concepto negativo sobre quién es, alejándonos cada vez más. La comunicación con nuestros hijos debe ser asertiva, sin dañar ni herirles con palabras que no podamos recuperar posteriormente.
  • Ser firmes en nuestras instrucciones sin ceder a la norma o el límite que se establezca: muchas mamás y papás tienen temor en decir que no y terminan cediendo ante sus propios límites. El problema es que esto le da una idea confusa al niño o niña, y no hay una consistencia en lo que se espera de ellos. Los padres deben recordar que no pueden decir un día que sí y otro que no, es importante que se mantenga la palabra en esa dinámica familiar.
madre e hija concinando© AdobeStock

Qué hacer cuando no siguen las normas

Estallar, gritar o montar en cólera no servirá de nada, solo estarás haciendo que el pequeño entre en pánico o tenga miedo de tus reacciones. Algo que, por otro lado, puede servirle como arma cuando quiera retarte.

Y es que tienes que armarte de paciencia porque, tal y como nos cuenta la educadora, “muchas veces los pequeños no van a querer seguir las normas o límites, es normal que se resistan y no significa que sean caprichosos o berrinchudos”, asegura.

madre e hija abrazadas© AdobeStock

Cuenta hasta 10…

Cada niño es distinto y gestionará las situaciones de diferente forma por ello, en cada situación debemos actuar de forma inteligente, esto quiere decir que “yo como adulto calmado y capaz de gestionar mis emociones , busco primero mi calma ante esa posible tormenta o situación que se presente. Acompaño el malestar sin ceder ante el límite y validando las emociones que se generen en ese instante porque todas ellas son válidas”, aconseja.

Esa “pausa vital”, tal y como la llama la educadora, antes de estallar, para pensar que nosotros somos los adultos, será la base para mantener la calma y “evitar muchas lágrimas y fracturas en la relación con nuestros pequeños”.

ni a enfadada porque su madre le rega a© AdobeStock

Cómo hacer que no estén a la defensiva continuamente

“Si un niño se siente amenazado su cerebro puede prepararlo para la lucha, en este sentido mi invitación es revisar si nosotros como padres estamos siendo agresivos en nuestras respuestas y, nuevamente, buscar esa conexión de la que hablábamos anteriormente”, aconseja la educadora. Buscar la raíz del problema y no entrar en peleas serán dos posibles soluciones, porque “para pelear hacen falta dos”.

padres desmotivados con su hija© AdobeStock

Cómo cambiar nuestra mentalidad como padres

En primer lugar, debemos aprender a no insistirles porque seguro es contraproducente y aplicar los consejos que hemos desarrollado hasta ahora. La conexión en la relación con tu hijo es fundamental para que ‘reine la paz’, o al menos, no estalle la guerra, por lo que el segundo punto sería asumir que ‘tus hijos no son tus súbditos’.

“Nuestros hijos no son nuestros súbditos por la sencilla razón de que no son robots. Sí, son hijos, pero hay una línea de respeto que jamás debe ser ignorada como sujetos de derecho. Tienen derecho a ser escuchados en sus deseos y respetados como personas, eso no significa que debamos decir que sí a cosas peligrosas que nos soliciten o que debamos ignorar las normas o límites que los protegen, eso sería caer en negligencia parental. Lo importante es que sepan que habrá consecuencias para las acciones que ellos hagan y nosotros tenemos la obligación de mostrárselas”, observa.

madre rega ando a su hijo© AdobeStock

La importancia de la ‘no sumisión’

Por último, la experta quiere dejar clara la importancia de que no exista ninguna sumisión en la relación con los hijos ya que debemos comprender que “no hay nada más peligroso para un ser humano que sus principales figuras de apego y referencia lo sometan sin tomar en cuenta su voz. Callar esa voz desde la infancia es como si les estuviéramos diciendo que cualquier persona con más poder y fuerza tiene derecho a extinguir su luz. Como consecuencia, al crecer podrían llegar a ser adultos complacientes incapaces de poner límites sanos”, advierte para concluir.

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