La mayoría de los niños y adolescentes pasan cada vez más tiempo en entornos cerrados. Tras las horas de colegios, muchos acuden a clases extraescolares en lugares de interior o se van directamente a casa. De hecho, según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), el 25% de la infancia y la adolescencia apenas sale alguna vez al mes a jugar al aire libre.
Esto tiene consecuencias. La más preocupante: lo que se ha denominado déficit de contacto con la naturaleza. Este déficit se entiende como la falta de contacto con animales, plantas o inmersiones en entornos verdes o azules. Tan solo un 25% de los niños visita un parque urbano o natural diariamente, cuando en la generación de sus padres tres de cada cuatro jugaban cada día en la calle.
La dosis de naturaleza necesaria en el niño
El día a día de muchas familias tiene horarios muy apretados, pero en esa programación habría que considerar las ventajas para los más pequeños de estar en contacto con la naturaleza. “Aunque pueden variar las necesidades, los niños deberían pasar al menos una hora al día en el entorno verde o azul natural más cercano para satisfacer sus necesidades y favorecer un desarrollo saludable”, indica el Dr. Juan Antonio Ortega, coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría.
Pero hay que tener en cuenta que, si esto no fuese posible, los resultados del contacto con el medio natural en la infancia son palpables incluso a mínima escala. “Los efectos beneficiosos sobre la salud se notan ya desde pequeñas dosis de dos horas a la semana”, insiste el experto. Esto pone el acento en el tipo de ocio que se lleva a cabo en familia, donde si no es posible estar al aire libre durante la semana, se deberían priorizar los entornos abiertos y naturales a lo largo del fin de semana.
Más desconexión con la naturaleza a mayor edad
En un estudio realizado sobre 3.800 escolares de la Región de Murcia durante el mes de abril de 2022 se ha constatado que la desconexión con la naturaleza es mayor conforme los menores van cumpliendo años. Además, hay diferencias de género, pues las niñas mantienen entre los 7 y los 17 años mejores niveles de conexión con la naturaleza que ellos.
Preocupado por la situación, el Comité de Salud Medioambiental de la AEP ha liderado una iniciativa para promover la reconexión de la infancia y la adolescencia con la naturaleza. Su nombre es Alianza GRSIA, y en ella participan distintas instituciones, sociedades científicas y organizaciones civiles.
Por qué recetar naturaleza a los niños
“Los médicos deberíamos recetar más naturaleza y preguntar más en las consultas sobre estos aspectos, el número, el tipo y la duración de la experiencia en la naturaleza, y fomentar los vínculos con el medio natural como vía para fortalecer la salud y contrarrestar o disminuir los efectos de las exposiciones a los contaminantes medioambientales”, subraya el Dr. Juan Antonio Ortega.
Así, desde la Asociación Española de Pediatría enumeran los efectos en la salud asociados al contacto con la naturaleza:
- Disminuye la mortalidad global (un 3,5% por cada incremento del 10% de zonas verdes).
- Aumenta la felicidad y la sensación de bienestar.
- Aumenta la sociabilidad.
- Reduce las conductas agresivas, la hiperactividad y mejora la atención.
- Reduce la ansiedad y la depresión.
- Reduce el estrés y los marcadores de inflamación.
- Mejora el sueño.
- Disminuye el riesgo cardiovascular.
- Mejora el neurodesarrollo motor (coordinación/equilibrio) y cognitivo.
- Mejora el rendimiento escolar y el test de lectura.
- Disminuye el consumo de alcohol y de drogas.
- Mejora los resultados reproductivos y el peso del recién nacido.
- Disminuye el sobrepeso y la obesidad infantil.
- Disminuye el riesgo de diabetes.
- Mejora las habilidades motoras, sociales y de conectividad en personas con trastornos del neurodesarrollo, como TEA (trastornos del espectro del autismo) o TEAF (trastorno del espectro alcohólico fetal).
- Mejora la calidad de vida relacionada con la salud en los supervivientes de cáncer.
- Disminuye el riesgo y aumenta la supervivencia global de algunos tipos de cáncer.
- Mejora el sistema inmune (aumenta la actividad NK, la expresión de proteínas anticáncer).
- Mejora la agudeza visual.
- Incrementa la función pulmonar y mejora el asma.
- Aumenta el nivel de actividad física.
- Aumenta los niveles de vitamina D.
- Mejora el control del dolor agudo y crónico.
- Favorece una recuperación quirúrgica más rápida.
- Reduce las visitas al médico y el consumo de fármacos.