La infancia es una etapa importante para el aprendizaje y desarrollo de las diferentes habilidades que acompañarán a cada persona durante toda su vida adulta. Una de las formas de trabajarlas es a través del juego o de cualquier actividad lúdica , porque ahí entra el interés y curiosidad del niño. Trabajar con barro, moldear figuras o disfrutar de la cerámica se convierte en una gran propuesta que, además, cada vez es más concebida como una actividad extraescolar. Aunque, en realidad, es algo que conlleva grandes beneficios para la salud a todas las edades.
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De hecho, trabajar con arcilla o barro tiene cierto efecto calmante, no solo para los niños, sino para todas aquellas personas que sufran estrés o ansiedad. Cualquier tipo de actividad en la que trabajemos con las manos es una especie de terapia de mindfulness que, además, sabemos potencia la inteligencia de los niños. Tienden a estar tranquilos, se concentran mucho en su pequeña obra de arte e, incluso, es una tarea que llega a fascinarles. Pero no solo este es uno de los grandes beneficios (podríamos citarlo como el primero), sino que como nos explica Chiara Cabrera, licenciada en Filosofía y directora de la plataforma de formación en Crianza para madres, padres y educadores Escuela Bitácoras, las ventajas son numerosas y el trabajo de la motricidad fina una de las más destacadas.
Qué se trabaja con la cerámica o alfarería
La alfarería es, nos explica la experta, “una actividad sensorial” en la que el niño trabaja, entre otras cosas:
- La experimentación.
- La concentración, pues se olvidan de lo que hay alrededor y lo más importante en ese momento es su propia tarea.
- La creatividad, pues estamos ante un material muy plástico con el que el niño puede crear casi todo lo que se le ocurra.
- La autoestima , pues estamos obligados a conectar con nosotros mismos durante unos instantes y el resultado es algo que nos hace sentir orgullosos, lo sabemos único y especial. Tienen el control sobre su proyecto y ven el resultado final.
- La motricidad fina, tan importante para adquirir destreza con sus dedos. Esto es porque se requiere la coordinación de las manos y los ojos. Pero también tenemos que tener en cuenta que trabajamos la coordinación de los brazos, en los movimientos que hay que realizar durante el moldeado.
- Se desarrollan los sentidos, entre ellos, el de la vista, vinculado al asombro, el término, vinculado al yo ajeno, el tacto, vinculado a la confianza, al movimiento y equilibrio e, incluso, el olfato, vinculado con la devoción.
- Ayuda mucho a la socialización, como cualquier otra actividad.
- Además, es una actividad que nos permite el contacto con lo natural, frente a todas las horas que pasamos delante de una pantalla.
La importancia de trabajar la motricidad fina en la etapa infantil
Uno de los beneficios que hemos citado y que quizás tenga gran importancia, sobre todo, a edades tempranas, es la motricidad fina . Esta se define, nos dice la experta, “como la relación de los músculos pequeños de los dedos, manos, pies y lengua con los ojos”. Es fundamental que esta relación tenga un buen desarrollo para crear, en el futuro, “una buena coordinación y destreza óculo-manual”, es decir, la capacidad de coordinar el movimiento de las manos con la información manual.
Pero, ¿de qué depende y cómo podemos trabajarla? Ofreciéndole a nuestros hijos, nos dice la experta, “quehaceres cotidianos en los que consigamos potenciarla, con todo lo que tiene que ver con el día a día, con lo cotidiano”. Para ello, hay un sin fin de actividades que les puede aportar grandes beneficios en este sentido y, como nos confirma, “la cerámica es una de ellas”.
Se debe trabajar “desde el momento en que son capaces de agarrar un objeto y, como mínimo, hasta los tres años”. Sin embargo, la realidad es que no hay límite en la práctica de la motricidad fina. De hecho, nos explica la experta, “hay cada vez más estudios que demuestran los beneficios que tienen los trabajos manuales, incluso, para las personas adultas que están afectadas, por ejemplo, por estrés, ansiedad, demencia o Alzheimer”. Por ello, la cerámica puede ser una buena actividad para pequeños y mayores, para practicarla en solitario o en familia.
Cualquier actividad es mejor en familia
Por último, ya que la cerámica o la alfarería es una actividad que nos permite realizar una actividad en conjunto, la pregunta que nos surge es si, además, nos puede reportar beneficios adicionales si organizamos un taller en familia. La respuesta de la experta es clara, “por supuesto, cualquier actividad conlleva mucho más beneficios si se hace en familia”. Esto es, nos explica, “porque los niños aprenden por imitación y si nosotros mostramos interés por algo en concreto, lo más probable es que así despertemos esa inquietud en ellos”. Además, si algo se comparte, se disfruta mucho más. Ahora bien, esto es importante, nos dice, “cualquier propuesta durante la infancia es importante que no se viva como una obligación, sino como algo que se debe disfrutar”.