¿Cuándo comenzará mi bebé a reconocer su nombre? ¿Y a gatear?

Es una de las preguntas que, al principio, más nos hacemos. De hecho, muchos padres actúan desde el primer día como si los niños viesen perfectamente. La realidad es que los bebés ven desde el principio, lo que les falta es desarrollo . A nivel visual, todo para ellos es en blanco y negro cuando nacen. Pero, poco a poco, serán capaces de orientarse hacia la luz (aunque los ojos no se orienten a la vez, al menos, durante el primer mes, por falta de coordinación). Es entre los dos y los cuatro meses cuando llega el color a su mundo, pero también la profundidad, pudiendo controlar mejor el movimiento de sus ojos y realizar el seguimiento de los objetos que se le muestran. Por tanto, es en torno a esta edad cuando podemos decir que los bebés han realizado ya la estabilización de la mirada, pueden seguir un estímulo y aprecian los colores. Sin embargo, hay que seguir trabajando su movimiento horizontal y vertical.

En realidad, el primer gesto de sonrisa de un bebé se produce dentro del vientre materno. Son varios los estudios que, desde hace unas décadas, muestran que los fetos entre cinco y siete meses ya empiezan a esbozar una sonrisa . Pero no son sonrisas con intención, sino muecas espontáneas sin ningún fin. Por tanto, depende del tipo de sonrisa a la que nos refiramos, tenemos que hablar de una etapa u otra del desarrollo:

• La primera sonrisa que no responde a estímulos externos o sociales aparecerá desde su nacimiento. De hecho, es frecuente ver a los bebés más pequeños sonriendo mientras duermen.
• A partir del primer mes de vida, comienzan a sonreír en respuesta a situaciones que les provocan satisfacción y bienestar.
• Entre los dos y los cuatro meses comienzan a descubrir el placer que tiene el hecho de sonreír.
• Por otro lado, la sonrisa social de un bebé, una herramienta que le permite comunicarse con su entorno, no aparecerá hasta los cuatro u ocho meses, cuando son capaces de reconocer su significado. Cuando sonríe, nota que sus padres también lo hacen y refuerzan esta conducta.

Este es un hito que puede apreciarse a partir de los seis o siete meses, aunque en algunas ocasiones no puedan mantenerse en esta posición sin un apoyo. Para ello, necesitará un poco más de tiempo. No, un bebé no pasa a sentarse perfectamente sin apoyo y manteniéndose así durante largos periodos de tiempo, por ejemplo, jugando. “Será hacia los nueve o diez meses cuando ya tenemos lo que se conoce como sedestación estable”, nos explica la Dra. Laura Álvarez (@lapediatralaura), pediatra de Atención Primaria. A los seis meses, eso sí, el 50% de los niños ya mantienen la posición sentada con apoyo y se voltean. Hacia los nueves meses se sientan solos en el suelo, sin apoyos, además de saber gatear o desplazarse de manera autónoma. De hecho, “puede que también consiga llegar a mantenerse de pie con apoyo”.

La siguiente pregunta que los padres se hacen es la edad de inicio del gateo. Según nos cuenta Patricia Martín Casas, fisioterapeuta especializada en Neurología y Pediatría, “el gateo es una actividad sensoriomotora que será útil en logros posteriores, pero no indispensable, pues no todos los niños utilizan el gateo como forma de desplazamiento”. Por tanto, no debemos obsesionarnos con ello. Ahora bien, alrededor de los diez meses, “los niños pueden desplazarse ya de manera autónoma, arrastrándose, sentados e impulsándose con las manos o rodando por el suelo”. Sin embargo, la ausencia de gateo no es un impedimento para que el niño camine, “lo importante es que tenga intención de moverse y acceder a los diferentes lugares, no la forma de hacerlo”.

Puede ser uno de los momentos más emocionantes para los padres: ver los primeros pasos de su bebé. Pero no debemos obsesionarnos con la edad en la que estos ocurren. “Muchos niños pueden mantenerse de pie con apoyos alrededor de los nueve o diez meses, pero el comiendo de la marcha independiente (es decir, poder caminar de una habitación a otra de la casa) no se suele producir hasta los doce o dieciocho meses de vida”, nos aclara Patricia Martin Casas. Y no hay que buscar acelerar este proceso, ni usando andadores ni obligando al niño, podemos provocar accidentes graves. Ten en cuenta, nos aclaran las dos pediatras anteriores, “Que solo un 12% de los niños comienzan a andar entre esos nueve y diez meses”, por lo que si el tuyo no lo hace, no hay que preocuparse.

El autorreconocimiento (cuando un bebé ya sabe que el que está en el espejo es él mismo) es un proceso importante de su desarrollo social. Durante los primeros meses, no sabrá que existe como ser independiente y, por ello, no será capaz de saber quién está en el espejo, aunque sí sepa reconocer los rostros que le resultan familiares y diferenciar a sus figuras de apego de las demás personas. El proceso, de hecho, es bastante largo. A los tres meses, el bebé comienza a descubrir algunas partes de su cuerpo, como las manos o los pies. Un descubrimiento que evoluciona poco a poco y que termina por reconocerse como un ser global e independiente en torno, más o menos, a los dieciocho meses. A partir de esta edad, el niño no será solo consciente de su cuerpo, sino también de su propia imagen.

La comunicación con nuestro bebé es otro de los pilares básicos de su desarrollo y, por tanto, otra de nuestras grandes preocupaciones. “La estimulación lingüística es fundamental, con conversaciones que no tendrán ningún sentido, pero que les ayudará a trabajar su capacidad de comunicación”, nos dicen la Dra. Clara Luna Parera (@posdatatupediatra) y la Dra. Raquel Girón, pediatras de Atención Primaria. “Será a la edad de diez meses cuando comenzará a emitir monosílabos, sílabas repetidas (siendo capaz de imitar las conocidas), pudiendo decir incluso papá o mamá, aunque de forma inespecífica, y responder a su nombre cuando le llamamos”, nos explican. En la mayoría de los casos, nos cuentan, “entienden incluso el significado del no”.

Lo más normal, explica Beatriz Holtkamp Álvarez, logopeda especializada en Atención Temprana, “es que los bebés comienzan a decir sus primeras palabras entre los doce y los dieciocho meses, aunque algunos tardan más y no es hasta los dos años, o pasado este umbral, cuando lo consiguen”. Por tanto, paciencia. Hay que tener en cuenta que un retraso en el lenguaje no implica necesariamente una discapacidad o una alteración que dificulta su desarrollo. Hay niños que van más lentos y que comunican con su mirada, sus gestos o diversos sonidos lo que luego dirán con esa palabra inicial. Ahora bien, nos dice, “podemos hablar de retraso en el lenguaje cuando hay una diferencia significativa, con respecto a los niños de su edad, de máximo un año y medio”.

Algunas investigaciones sugieren que los bebés recién nacidos son capaces de reconocer a su madre a través de su voz casi inmediatamente después de nacer. Sin embargo, tardará un poco más de tiempo en reconocer visualmente a sus padres, que es la pregunta que muchos se hacen. De hecho, no será hasta los ocho meses aproximadamente cuando un bebé logre reconocer, no solo a su padre y a su madre, desde el otro lado de la habitación, sino a todas aquellas personas a las que vea y se relacione con regularidad.