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Remedios para la tos: lo que sí y lo que no debes hacer

Para aliviar la tos de tu hijo, sobre todo esa tan molesta que empeora por la noche, deja atrás los típicos remedios de la abuela y haz caso de estos consejos y recomendaciones basados en la evidencia.


1 de diciembre de 2022 - 12:40 CET

Con las urgencias pediátricas colapsadas por  el aumento de casos de bronquiolitis  en bebés y niños en nuestro país (con edades comprendidas entre los 6 meses y los 2 años), no es raro que la preocupación haya aumentado entre profesionales y padres. La bronquiolitis es una enfermedad de las vías respiratorias, muy frecuente en la infancia, que se da cuando los bronquiolos se inflaman y se llenan de mucosidad formando una infección de origen vírico.

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Normalmente comienza con un catarro común con mocos, tos, congestión, fiebre, malestar general… que se agrava con una dificultad respiratoria con los característicos ‘pitos’ en el pecho al respirar o toser, las sibilancias, donde también, es frecuente el hundimiento de los músculos de alrededor de las costillas cuando el niño coge aire para respirar.

Sin llegar a tal punto, cuando los niños cogen un catarro considerado común de vías altas, uno de los síntomas más recurrentes es la tos. Una tos seca, al principio, que al pasar los días se vuelve más productiva, y que resulta muy molesta para el peque, sobre todo por la noche, algo que también repercute en el descanso familiar.

¿Qué hacer en estos casos? Lo primero de todo es no caer en los típicos remedios de la abuela para la tos y basarnos en las recomendaciones del pediatra y en la evidencia para conseguir aliviarla y eliminarla lo antes posible. La doctora Mar López Sureda (@marlopez_pediatra) nos habla un poco sobre la tos y sobre cómo podemos ayudar a los peques a mejorarla.

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¿Por qué se produce la tos?

Aunque la tos puede ser muy molesta, ayuda a los peques a que su cuerpo se cure y se proteja de los ataques de virus y bacterias, entre otros… “La tos mecanismo de defensa para mantener la vía aérea despejada de moco, polvo, gérmenes, contaminación... y respirar bien”, nos explica la pediatra.

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¿Por qué es tan frecuente en niños?

Sabemos que los peques, durante sus dos primeros años de vida, sobre todo, tienen un sistema inmune todavía inmaduro , por ello, se ponen malitos frecuentemente y en cortos espacios de tiempo.

“En niños es frecuente la tos porque es la época de la vida en la que sufrimos más infecciones respiratorias y como tienen moco, tosen…”, explica la doctora. Además, “si no tosieran no podrían despejar la vía aérea de secreciones y sería más probable que padecieran una neumonía (sobreinfección)”; como por ejemplo, “ocurre a personas que tosen flojo como gente muy mayor o, por ejemplo, con parálisis cerebral”, añade.

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¿Cuánto debería durar la tos?

Si estás preocupada porque tu hijo lleva más de 10 días con tos , debes saber que “debe durar menos de 14 días, aunque lo habitual es que dure de 7 a 10”, indica la Dra. López. Así que, si ves que no termina de irse, lleva a tu hijo a su pediatra si todavía no lo has hecho para que valore su estado.

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¿Cuándo sospechar de una tos más grave?

La doctora sugiere que podemos estar hablando de algún cuadro más grave en el caso de que la tos:

  • Dure más de 14 días.
  • Cuando se acompaña de dificultad respiratoria.
  • Cuando se acompaña de fiebre 3 días o más.
  • Cuando se acompaña de fiebre de 39 o más, durante más de 24h seguidas.
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La tos ferina

Existen otros casos más específicos, como es el de la tos ferina, que según nos cuenta la doctora, “en accesos o paroxística el niño tose y tose y tose, y se pone rojo y cuando parece que se va a desmayar por no coger aire, inspira fuerte y se oye un ruido agudo (gallo inspiratorio)”, explica.

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¿Por qué suele empeorar de noche?

Normalmente, algo que trae de cabeza a las familias con niños malitos con catarro, mocos … es la tos por la noche. Y es que esta “suele empeorar por el goteo nasal posterior. Esto se debe a la postura del peque, es decir, tumbado en la cama, lo que hace que el moco gotee hacia atrás, en la garganta, y ese cosquilleo produzca tos”, indica la pediatra.

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Remedios para la tos que sí están recomendados

Como decíamos, para no caer en los típicos remedios de la abuela contra la tos, la doctora nos da una serie de recomendaciones que sí están aconsejadas y/o evidenciadas por la ciencia:

  • Los lavados nasales, si sacamos el moco y despejamos la vía aérea necesitaremos toser menos.
  • No fumar alrededor del niño ni nunca porque los irritantes quedan en nuestra ropa, piel… e irritan su vía aérea
  • La OMS recomienda leche caliente porque no tiene efectos secundarios y algunas personas notan mejoría, aunque no hay evidencia que lo apoye.
  • La miel (desde los 12 meses, nunca menores): 1 cucharita de postre cada 8h sí ha demostrado mejorar la tos.
  • Incorporarle para dormir: en menores de 2 años, coloca un cojín, toallas o cuña bajo el colchón, o inclina la cuna, pero no demasiado, máximo 30°. Y, en mayores de 2 años, usa una almohada. Si el cuello queda demasiado flexionado, haz que sus hombros reposen también sobre la almohada.
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¿Cuáles no están recomendados?

  • La cebolla: habrás oído muchas veces que es ‘mano de santo’, e incluso, se han hecho estudios pero no, no se ha demostrado efectividad.
  • Infusiones: no son efectivas y, además, no por ser natural no tiene efectos secundarios.
  • Jarabes para la tos (además, son peligrosos, sobre todo, en menores de 6 años)
  • Jarabes para la tos naturales u homeopáticos (además, son peligrosos en menores de 6 años)
  • Ungüentos para aplicar en el pecho o en la espalda (además, son peligrosos en niños pequeños o en asmáticos).
  • Vapores de eucalipto
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Y, ¿el nebulizador?: solo indicado para algunos casos

  • El uso del nebulizador, según la Dra. López, “se utiliza en algunos casos como cuando hay moco espeso y congestión nasal importante o laringitis” pero, cuidado porque hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones de la pediatra:
  • Necesita un buen mantenimiento (crecen ácaros y hongos).
  • La humedad no debe ser superior al 60%.
  • Siempre de vapor frío para evitar quemaduras.
  • Nunca usar en niños con asma o neumoalergias (ácaros, etc).