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madre e hija hablando en lengua de signos© AdobeStock

Aprendizaje

Por qué tu hijo debería aprender la lengua de signos

La lengua de signos para niños oyentes es un método inclusivo que les facilita el entendimiento con la comunidad sorda, además de aportarles más herramientas comunicativas que son muy beneficiosas a nivel personal y madurativo.


1 de diciembre de 2022 - 18:19 CET

Si tu bebé todavía no habla, seguramente, utilice sus manos y la expresión de su cara para comunicarse contigo, además de, por supuesto,  el llanto , la risa o el enfado. Los gestos siempre acompañan en cualquier conversación, pero si esos gestos tienen un significado específico lo que estaremos haciendo es darle a nuestro hijo una vía más para poder comunicarse con nosotros o con cualquier persona de su alrededor.

Según la Confederación Estatal de Personas Sordas, la lengua de signos es la lengua natural de carácter visual, gestual y espacial con gramática propia que reúne todas las características y cumple las mismas funciones que cualquier otra lengua. Esta, además, facilita el aprendizaje en general, así como el acceso a la lengua oral además de propiciar la participación e inclusión social.

Es evidente que este tipo de lenguaje está destinado a que las personas con discapacidades auditivas puedan comunicarse, pero, también puede ser una gran opción para aquellos peques que todavía no hablan. Esther Escolano, Técnico en Educación Infantil y Graduada en Lengua de Signos y Comunidad Sorda, nos explica que “los niños no comienzan a decir  sus primeras palabras  hasta los 18 meses y habría que esperar hasta los dos años para que fuese adquiriendo mayor vocabulario. Sin embargo, con la lengua de signos pueden llegar a comunicarse mucho antes. En general, a ellos les resulta más cómodo y más sencillo, por que su aparato fonador todavía no está preparado para comunicarse de forma verbal, y encuentran la lengua de signos una forma de expresarse”.

Una alternativa para comunicarse y un lenguaje inclusivo

Existen escuelas infantiles adaptadas a la comunidad sorda en cuyas clases se imparten clases tanto en lengua oral como en lengua de signos. Además de ser un método inclusivo para aquellos niños que tienen  discapacidad auditiva, es una forma de implicar a los niños oyentes y darles la oportunidad de conocer otra forma de comunicarse que les permitirá entender a sus compañeros. Al mismo tiempo, aprenden un lenguaje en el que las manos y los gestos son los protagonistas; sin duda, algo perfecto para su edad. “Los peques pueden comenzar a aprender lengua de signos antes de que comiencen a adquirir el lenguaje oral, que suele ser entre los 6 y los 18 meses”. Aunque la educadora también advierte que hay que tener en cuenta una serie de factores antes de iniciarse en la introducción de la lengua de signos, como son: “que el niño se mantenga sentado, que su nivel de atención sea alto y que tenga interés por aprender. Si se hace después, cuando el peque ya habla, no le resultará tan ‘atractivo’ ni necesario porque ya dominará mejor la lengua oral y podrá comunicarse fácilmente a través de esta”, añade.

Niño aprendiendo letras© AdobeStock

Beneficios de la lengua de signos

Sin duda aprender a comunicarse con lengua de signos aporta mucho a nivel personal a nuestros hijos, y es que les hace ser más empáticos, más condescendientes con sus compañeros con discapacidad auditiva, más pacientes, más inclusivos… pero, además, les enseña muchas otras destrezas, tal y como nos cuenta la educadora:

  • La posibilidad de comunicarse con su entorno más próximo.
  • La  estimulación motriz  de sus manos y dedos.
  • Favorece la atención en el niño si sus referentes también le signan y ayuda anticipar las rutinas.
  • Al ser tan visual pueden asociar los conceptos con los signos con mayor facilidad.

Pero no solo es bueno para los peques, sino que también los papás pueden beneficiarse de ello, ya que “pueden saber las necesidades de su hijo facilitando así la comprensión, la comunicación entre ambos, y  ahorrando muchas frustraciones a los padres”, asegura la experta.

¿Cómo podemos iniciarnos en esta práctica? La educadora recomienda que “es importante empezar enseñándole signos que pueda usar en su rutina diaria como, por ejemplo, comer, agua, dormir, chupete…”. Pero, ¡ojo! porque estos signos debes hacerlos en el momento correcto, es decir, “si vais a comer hacerle el signo instantes antes de que inicie la rutina, ya que esto le permitirá asociar el signo de forma más fácil con el momento”, aconseja.

Si, además, se quiere comenzar a asociar objetos con signos, la educadora aconseja “enséñale primero el objeto y después el signo, en este sentido, la metodología es como en el lenguaje oral”.

¿Cómo beneficia al niño a nivel personal?

La lengua de signos abre un mundo lleno de posibilidades a los peques para comunicarse en la etapa prelingüística, además de que, como decíamos, a nivel personal, estaremos ofreciéndole la posibilidad de educarle en un ambiente mucho más inclusivo, participativo, global, integrador y abierto; algo, sin duda, muy importante para su futuro.

Pero, por supuesto, este aprendizaje también tendrá beneficios a nivel madurativo ya que el niño dispondrá de más herramientas para transmitir lo que quiere y la impotencia de no saber expresarse oralmente ante sus necesidades disminuirá considerablemente. Sobre todo, a partir de los 18 meses es cuando los peques comienzan a tener las famosas pataletas, situaciones en las que la lengua de signos puede ser de mucha ayuda y es que “el aprendizaje de esta lengua puede ayudarle a gestionar mejor esas rabietas  , esto es así debido a que se le está ofreciendo al pequeño la posibilidad de comunicar lo que quiere o necesita de otra forma y que, además, le puedan comprender”, concluye la experta.