ni o nervioso c mo podemos actuar los padres © Istock

Psicología

Si tu hijo es muy nervioso, ¿quieres saber cómo gestionar sus emociones?

Hablamos con Tania García, educadora social, para que nos explique cuándo aparecen los nervios, por qué motivo y cómo debemos afrontarlos los padres


30 de noviembre de 2022 - 9:55 CET

Cuando Álex está nervioso se mueve sin parar, se muerde las uñas y grita muy fuerte. Álex es el protagonista del último libro escrito por Tania García, educadora social e investigadora socioeducativa y pedagógica con más de veinte años de experiencia: ¿Qué necesito cuando estoy nervioso? (Beascoa). Es  un niño un tanto nervioso  que consigue, cada día, que sus padres se pongan, a su vez, nerviosos y no sepan qué hacer, cómo actuar y cómo acompañar emocionalmente a los niños en este momento. Como nos dice la autora, “son momentos en los que se rompe la armonía familiar”. Por ello, es importante analizar qué tipo de nervios tenemos delante, no juzgarlos y  buscar la conexión con nuestros hijos  para que, poco a poco, aprendan a equilibrar su sistema nervioso y aportarles bienestar.

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Pero, por otro lado, en su cuento también nos habla de que hay que ayudar a los niños a aceptar que “nervioso es un estado emocional natural que les ayuda a comprenderse a sí mismos y a los demás”. Ellos, simplemente, están expresando lo que físicamente les dice su cerebro, pero no son malos por ello. Si tu hijo es un tanto nervioso, quizás debas saber que hay que desterrar las respuestas a su estado en forma de gritos, enfados y ansiedad. Y esto, ¿cómo se hace? Hablamos con la experta para que nos ayude a entenderlos y conseguir mantener la calma.

© Beascoa

Tania, lo primero que debemos saber es ¿por qué aparecen los nervios?

Las personas somos seres emocionales. Es innato a nosotros que aparezcan nervios provocados por distintas emociones y situaciones. Niños, niñas y adolescentes aún están desarrollándose cerebral y emocionalmente. Por tanto, es normal y natural que sus emociones se externalizan de forma más explícita porque, precisamente así necesitan hacerlo para poder experimentarlas y conocerlas. Los nervios, por tanto, aparecen de forma natural y como un mecanismo biológico más de nuestro cuerpo que nos permiten reaccionar de una cierta manera ante diferentes situaciones. Conociendo esto de base, podremos comprenderlos y aceptarlos, transmitiendo esto a su vez a nuestras hijas e hijos.

Por tanto, estos nervios no son malos, ¿verdad?

En absoluto, aunque precisamente por el nulo conocimiento y respeto a las necesidades emocionales de las personas, siguen siendo etiquetados como algo negativo. Sin embargo, son un mecanismo biológico que nos activa y ayuda a estar alerta en diferentes situaciones.

Además, si hablamos de la infancia el adultocentrismo cataloga como problema el hecho de que un niño quiera estar todo el rato jugando, saltando, gritando o hablando. Pero no es ningún problema, es ser niño o niña. Tampoco es un problema, por tanto, estar nervioso. Lo verdaderamente malo es el grado de egoísmo adulto imperante en nuestra sociedad que asume que un niño debe ser sumiso y hacerlo todo tal y como quiere la persona adulta, en el momento en el que lo desee.

Si se reprimen los nervios, jamás llegarán a conocerse y comprenderse como realmente cualquier persona debería hacerlo. Es la principal causa de que el nulo conocimiento de qué hacer cuando se sienten nerviosos sea un grave problema para muchas personas adultas.

Entonces, ¿los padres no sabemos identificarlos bien o los confundimos con eso de ser niños?

De forma general, y no solo los padres, sino también muchos profesionales, no saben qué son realmente los nervios y la verdadera naturaleza de los mismos como mecanismo biológico. Esto lleva a situaciones muy dañinas emocional y cerebralmente para niños que son catalogados como “nerviosos” o con supuestos “problemas”, que no son más que la propia naturaleza del cerebro infantil.

Por supuesto, cada persona es única y será más o menos nerviosa que otra, pero sea como sea, lo que necesita es un verdadero acompañamiento emocional por parte de su familia y, por supuesto, también en todos los entornos en los que esté. Para esto, madres, padres y profesionales necesitan conocer lo que la evidencia científica lleva demostrando desde hace décadas y dejar de estigmatizar los nervios, como si se tratara de algo perjudicial y no como algo biológicamente natural y necesario. Incluso, en situaciones donde los niños tienen capacidades diferentes y, por ende, diagnósticos concretos, deben ser acompañados correctamente, alejándonos de que esto sea un problema y acercándonos al conocimiento de su interior.

Si no los sabemos identificar, ¿tampoco sabremos actuar ante ellos?

No. Llevo más de una década ayudando a familias y a profesionales. El problema principal es que, si como personas adultas hemos sido educadas en nuestra infancia asumiendo que los nervios son algo perjudicial, siendo reprimidos cada vez que los sentíamos, es normal que arrastremos profundos problemas emocionales que nos llevan al desconocimiento emocional y al desequilibrio. De esta forma, muchas madres y muchos padres explotan contra sus hijos de manera constante. Y, además, creen que si su hijo no actúa como un robot o cumple sus órdenes y deseos de forma constante, tiene alguna clase de problema.

¿Qué tenemos que hacer entonces para enfocar los nervios como algo positivo?

En educación, debemos enfocar todo de manera real, no positiva. Esto es, siguiendo el respeto, el acompañamiento emocional, la lógica, pero basándonos siempre en lo que realmente dice la ciencia acerca de, en este caso, las emociones, como la forma natural en la que se comporta un niño y, por supuesto, también un adolescente. En el momento en el que afirmamos que debemos ver la perspectiva positiva de las emociones, ya estamos juzgando su propia esencia, que no es ni positiva ni negativa, sino natural y necesaria como seres humanos que somos.

Un niño con muchos episodios de nervios, ¿necesita ayuda extra?

Necesita la ayuda, el respeto, la empatía y el amor incondicional de sus padres y entorno, pero esto no solo si est´á de forma habitual nervioso, como es normal, sino que la necesitan todos los niños y la necesitan siempre. Cuando realmente tienen un problema, no solo se debe observar el hecho de que estén nerviosos, sino otras muchas cuestiones, como dolores de estómago, insomnio o  enuresis nocturna . En estos casos, debemos buscar a un profesional formado en educación real que nos ayude.