Del hierro se dice que es un mineral esencial ya que, por un lado, ayuda a producir hemoglobina y por otro, es crucial para el funcionamiento del organismo. Al nacer, los bebés cuentan con reservas ‘suficientes’ de hierro, al menos, durante los seis primeros meses, gracias a todo el aporte producido por la madre hasta su nacimiento, pero las necesidades de hierro van aumentando según el niño crece, haciéndose indispensable, según asegura la Asociación Española de Pediatría en las siguientes cantidades según la edad:
Hasta 6 meses: 0,27 mg
Hasta los 12 meses: 11mg
De 1-3 años: 7 mg
De 4 a 8 años: 10 mg
El aporte de hierro debe realizarse mediante la alimentación, por eso, cuando los bebés comienzan la alimentación complementaria , a partir de los 6 meses, hay que prestar especial atención en su dieta y ofrecerlesla cantidad indicada de hierro. Entonces, ¿qué podemos hacer para que los peques tengan el aporte necesario de este mineral? ¿Cómo debe ser su dieta? ¿Qué alimentos son más ricos en hierro y, por tanto, debemos priorizar?
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Por qué es tan importante el hierro
Como decíamos, el hierro esencial para la vida, y para entender el por qué, Juan Revenga, dietista-nutricionista asesor de Vivaz, la marca de seguros de salud de Línea Directa Aseguradora, nos explica que “es indispensable para realizar ciertas funciones biológicas y, además, cuando ese nutriente ha de ser aportado de forma obligatoria con la alimentación”.
¿Cuál es la función del hierro?
“En este sentido, el hierro es importante a todo lo largo del ciclo vital. En general, el hierro está implicado en el crecimiento y desarrollo del cuerpo. Más en concreto, tiene un papel destacado en la producción de las moléculas que distribuyen el oxígeno por el organismo, además de ser necesario para fabricar ciertas hormonas, el crecimiento del tejido conectivo y la adecuada respuesta inmune”, explica el nutricionista.
Y es que, la función principal del hierro podríamos decir que es la de ayudar a mover el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo, además de ayudar a los músculos a almacenar y utilizar el oxígeno.
No hay que suplementar a no ser que haya un déficit
La deficiencia de hierro en los niños es un problema considerado común, pero puede ocurrir a distintos niveles ya que, puede darse desde una deficiencia leve hasta una anemia, que si no es tratada a tiempo, puede repercutir en el crecimiento y desarrollo del pequeño, “llegando a cursar anemia ferropénica infantil, lo que puede causar retraso en el desarrollo y disminución de la capacidad de prestar atención”, dice el nutricionista.
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¿Qué ocurre si hay un déficit de hierro en los niños?
Lo que debemos tener en cuenta, y el nutricionista quiere dejar claro, es que si hablamos de suplementación “ni los niños ni los adultos deben tomar hierro”. Si no que, lo que se recomienda es “elegir fuentes alimentarias adecuadas para desarrollarse y vivir con salud, tal y como recomiendan la totalidad de las instituciones sanitarias. En el caso de los más pequeños esas elecciones, claro está, habrán de realizarlas sus padres o tutores”.
Por ello, ofrecer una dieta rica en nutrientes, variada y equilibrada a los peques es fundamental para su correcto desarrollo.
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Exceso de hierro
Pero, también hay que recordar, que un exceso de hierro puede ser perjudicial. “En personas sanas, las dosis altas de complementos de hierro (en especial con el estómago vacío) pueden causar estreñimiento, náuseas, dolor abdominal y vómitos”, explica el experto.
Mientras que el exceso continuado puede ser aún más grave, “cursando con gastritis y úlceras”. Y, su consumo llevado a casos extremos, puede causar “estado de coma, convulsiones y hasta la muerte. Esta es la razón por la que los envases ‘a prueba de niños’ y las etiquetas con advertenciasen los suplementos de hierro han reducido en gran medida el número de intoxicaciones accidentales con complementos de hierro en los niños”, indica.
Como debe ser una dieta equilibrada en niños
Entonces, ¿qué consideran los expertos que es una dieta equilibrada en los niños? Pues, cuando en casa se realizan las elecciones alimentarias más adecuadas que, según el nutricionista, se basa en ofrecer todo tipo de alimentos, y tener presente la importancia que no les falten aquellos que contengan altos niveles en hierro. “Son fuentes destacadas de hierro todas las carnes, (incluida la de las aves) el pescado (más en concreto el azul), el marisco (en especial los moluscos), las legumbres, frutos secos y semillas como las almendras o el sésamo, las frutas desecadas como las ciruelas y uvas pasas y los cereales integrales”, señala.
Qué ocurre en el caso de dietas vegetarianas o veganas
Para aquellos casos en los que los niños tengan una dieta vegana o vegetariana, y para aprovechar mejor el hierro, “conviene establecer recetas (o recurrir a postres) con ingredientes que contengan vitamina C como pimientos, cítricos, tomate o fresas”, recomienda el experto.
Cocina con tus hijos
Pero, como padres, tenemos la responsabilidad no solo de ofrecerles laalimentación más saludable y variada posible,
sino que, además, “trasladarles los buenos hábitos alimentarios desde bien temprano. Según el último estudio que he realizado junto con Vivaz, sólo el 7% de las familias involucran a los hijos en la tarea de cocinar en casa”, por ejemplo, nos cuenta el nutricionista.
Haz que participe en la compra cuando estáis en el supermercado, enséñale a elegir los alimentos más saludables, involúcralo en la cocina y propón que te ayude a hacer la comida… Esta también es una buena opción para enseñar a los más peques de la casa hábitos de alimentación saludables.
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Receta de lentejas estofadas
Sabemos que las lentejas son uno de los alimentos más conocidos por su alto contenido en hierro, por ello, el experto nos comparte una receta súper apetecible, rica en hierro y buenísima para los peques:
1. Lentejas estofadas veganas
Ingredientes:
500 g Lenteja pardina
1 Tomate
2 Cebollas
1 Puerro
½ Cabeza de ajos
2 Zanahorias
1 Patata
Pimentón ahumado
Vinagre de Jerez
Aceite de oliva
Elaboración:
Pon las lentejas en una cazuela y cúbrelas con agua. Después añade un chorro de aceite, incorpora el tomate, una cebolla, un puerro, una zanahoria y media cabeza de ajos sin pelar y cuece todo durante 30 minutos.
Mientras, corta la cebolla en rodajas muy finitas y sofríela. Cuando esté casi bien pochada, añade una cuchara sopera de pimentón ahumado, después viertes todo a la cazuela de las lentejas.
Pasados los 30 minutos, saca las verduras de la cazuela (menos el ajo) y tritúralas hasta alcanzar una textura de puré. Vierte ese puré en la olla de las lentejas, añade la otra zanahoria y la patata pelada (ambas en trozos gruesos). Mantén el hervor durante 20-25 minutos (añade agua si fuese necesario) y, para darle el toque final, añade un par de cucharadas de vinagre de Jerez. ¡Listo para disfrutar un plato super completo, sobre todo, en hierro!