El embarazo es una etapa única y mágica, pero desde el punto de vista de la salud mental “no es un estado protector para la salud de la mujer, de manera que pueden concurrir situaciones en las que la relación de pareja sufra”, comenta la Dra. Raquel Carmona, psiquiatra y docente del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal (www.saludmentalperinatal.es).
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Tal como apunta la experta, las circunstancias de la gestación pueden hacer que aumente la tensión entre los miembros de la pareja o que esta se recrudezca si ya existía con anterioridad algún elemento de fricción o falta de entendimiento. Digamos que es una etapa de cierta vulnerabilidad y que si hay eslabones débiles pueden romperse, como en el caso de la relación amorosa.
Lo importante es saber cómo se debe afrontar ese proceso de separación para que en el curso del embarazo y en el desarrollo del niño haya el menor impacto posible. De todo esto, hemos hablado con ella.
¿Cómo puede afectar una situación así a la embarazada y al bebé?
Una de las emociones que suelen aparecer con más asiduidad en los procesos de separación es la ansiedad, y esta “no es una situación clínica deseable mientras que la mujer está embarazada”. Así, el estrés intenso y mantenido en el tiempo “tiene demostrada la afectación en la mujer y en su bebé produciendo trastornos en los resultados obstétricos, con un aumento de partos prematuros o aumento de partos por cesárea, por ejemplo”, advierte la psiquiatra perinatal.
En relación al bebé puede haber cierta afectación en su desarrollo neurológico, “incluso a medio plazo”, como apunta.
No obstante, hay que tener en cuenta que no todas las separaciones amorosas son traumáticas y difíciles. “En muchos casos, el diálogo, la comprensión y el sentido común van a conseguir que el embarazo se desarrolle sin ansiedad y que luego el posparto y la crianza del bebé pueda ser compartida, siguiendo la misma línea de respeto y apoyo”, destaca la Dra. Carmona. Este sería, sin duda, el objetivo ideal a perseguir.
¿Se pueden tomar fármacos para sobrellevar la situación?
La respuesta es clara: sí. De hecho, cada vez hay más evidencia científica de la seguridad de determinados psicofármacos durante el embarazo. Por el contrario, no tomarlos cuando se necesita puede agravar el cuadro. “Sabemos, por ejemplo, que una mujer que padece un episodio depresivo durante el embarazo tiene un riesgo de recaída de casi un 80% por el mero hecho de suspender el tratamiento psicofarmacológico que tomaba”, advierte la experta del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal.
Eso sí, es muy importante que la embarazada consulte con profesionales bien formados en psiquiatría perinatal para que le indiquen el aborje a seguir en su caso.
Además de la medicación, lo más probable es que la gestante precise de otro tipo de ayuda para sobreponerse al momento: puede ser terapia de pareja o bien terapia individual... No hay una solución única. “Cada situación debe ser mirada con la particularidad que requiere, porque cada mujer, cada madre y cada vivencia de la separación es particular”, insiste la Dra. Raquel Carmona. Dependiendo del punto de partida, los profesionales de salud mental perinatal harán el acompañamiento más respetuoso a la mujer para recomendarle lo más beneficioso, según la evidencia científica.
¿Hay más riesgo de depresión posparto?
La embarazada que pasa por una situación de separación durante estos nueve meses va a necesitar mucho apoyo en momentos clave de la gestación. Así, por ejemplo, si no ha llegado a un acuerdo con su expareja para que esté presente en el momento del nacimiento, necesitará contar con otras personas para vivir acompañada la llegada al mundo de su bebé.
Hay que tener en cuenta que “la separación durante el embarazo es un factor de riesgo para la depresión durante el embarazo y en el posparto”, recalca la psiquiatra. Esto implica la necesidad de ayuda. En este sentido, es importane que la mujer sea evaluada y seguida profesionalmente por un equipo multidisciplinar en esos nueve meses, donde no solo se atienda a los aspectos médicos, sino también a los emocionales.
“Es necesario trabajar desde la prevención, con programas que se integren en los protocolos habituales que siguen las mujeres en la etapa perinatal”, subraya la Dra. Raquel Carmona.