Hay mitos que se aseguran que la leche materna tiene sabores distintos según la alimentación de la mamá y según la etapa de la lactancia en la que se encuentre la madre. Y lo cierto es que hay mucha verdad en ello, ya que, a diferencia de la leche de fórmula artificial, “la leche materna producida por cada mujer es diferente”, asegura Verónica Valverde González, Vicepresidenta de la Asociación de Matronas de Madrid (AMM). “La leche materna va variando en sabor, densidad, color e incluso olor. Su sabor suele ser dulce, pero depende de cada mujer y en el momento de la lactancia en que nos encontremos. La fisiología de la lactancia materna es maravillosa, y es gracias a ella que el ser humano ha sobrevivido milenios”, añade la experta.
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Por qué la leche materna es lo mejor para el bebé
La leche materna es el mejor alimento que podemos ofrecerle al bebé por varios motivos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda la alimentación exclusiva con leche materna durante los 6 primeros meses de vida y, junto con la alimentación complementaria, hasta mínimo los 2 años de edad.
La matrona nos cuenta que “los componentes de la leche materna son, principalmente, agua, proteínas, lípidos, hidratos de carbono, vitaminas, minerales e inmunoglobulinas que ayudan al desarrollo inmunológico del recién nacido, lo que previene de posibles infecciones o enfermedades en el futuro. La concentración de los componentes de la leche materna va variando en función de las necesidades del lactante”, dice.
Y nos pone un ejemplo: “si el bebé que ha nacido es un bebé prematuro , la leche producida por esa madre será la idónea para un prematuro de esa edad gestacional, adaptándose a sus necesidades nutricionales y a la inmadurez de su sistema digestivo. Igualmente, la leche materna también se adapta al número de recién nacidos, por ejemplo, si ha habido un parto gemelar, se producirá leche suficiente para ambos recién nacidos”. Asimismo, está demostrado que los bebés que toman leche materna “tienen menos alergias alimentarias que los bebés alimentados con leche de fórmula comercial”.
Qué alimentos son los que hacen cambiar el sabor de la leche materna
Como decíamos, que la leche materna producida por cada mujer sea diferente hace que la leche producida sea única, y por supuesto, “la alimentación tiene mucho que ver en la forma en la que influirá en la composición de la leche que produzca”, afirma la matrona y añade que esto, precisamente, es uno de los aspectos más beneficiosos de la alimentación a base de leche materna porque “los bebés amamantados van a ir acostumbrándose a diferentes sabores y texturas, lo que hace que sean lactantes a los que va a resultar más fácil el inicio de la alimentación complementaria y van a rechazar menos alimentos”, asegura la experta.
La alimentación de una embarazada debe ser variada y saludable y, sobre todo, tener en cuenta aquellos alimentos que debe excluir de su dieta durante los meses que dure la lactancia, aunque según nos dice la matrona, “ exceptuando el alcohol, no hay ningún alimento prohibido como tal en la lactancia, tan solo mantener una dieta sana y equilibrada y una adecuada hidratación”. Además, algo curioso que ocurre con la leche materna es que su color puede ser variable. Estamos habituados a ver la leche materna de color blanco o, intuitivamente, pensar en color blanco cuando hablamos de leche, pero lo cierto es que la leche materna puede ser de distintas tonalidades, “tiene ciertos tonos amarillentos y una consistencia y olor diferente a la leche tratada artificialmente”, explica matrona.
La lactancia materna es mucho más que alimento
Más allá de alimento, que, por supuesto, es fundamental para el sustento del pequeño durante los primeros meses, la lactancia es vida para el bebé en muchos sentidos.
Esto es así debido a que los brazos y el pecho de mamá son su cobijo, el lugar más seguro del mundo para el pequeño que acaba de nacer, ya que lo único que ha conocido hasta su alumbramiento es el útero de su mamá; sin embargo, ahora, con su venida al mundo se tiene que enfrentar a diferentes estímulos ajenos a su madre. La lactancia materna, explica la matrona, también es “ apego, cariño, vínculo, protección, empoderamiento y confianza en la sabiduría de nuestro cuerpo”.