Hacer ‘pirola’, ‘pellas’, ‘novillos’ o, en definitiva, que tu hijo se esté ‘fumando las clases’, es una sospecha que todo padre de adolescente (o la mayoría) tiene alguna vez en la vida. Y es que, si en alguna ocasión, se te ha pasado por la cabeza que tu hijo ha estado faltando a alguna clase en el colegio o instituto, tranquilo porque no eres el único padre que piensa así, no te preocupes. Que sepas que este acto puede ser nada más que una forma de expresión de la adolescencia en sí, es decir, que el joven se quiera sentir libre, que es el quién decide ir a clase, y cuándo hacerlo. Pero también puede ser un indicativo de que ‘algo pasa’ y el joven está escondiendo otros motivos que son los que le llevan al absentismo escolar.
“La preocupación por el futuro de los hijos nos lleva, en muchas ocasiones, a estar en alerta constante ante cualquier indicio sospechoso de que nuestro hijo se escaquea de sus obligaciones escolares. Faltar a clase es una de ellas”, nos cuenta Diana al Azem, educadora especializada en adolescencia y conocida en redes sociales por su cuenta @adolescencia_positiva (www.adolescenciapositiva.com).
Sin embargo, “para tranquilidad de los padres, debo decir que son pocos los casos en los que los chavales hacen ‘pirolas’ de manera continuada. Por eso es más fácil detectar si nuestros hijos las están haciendo”, nos dice la educadora.
Qué indicios nos pueden hacer sospechar
Está claro que los cambios de actitudes durante la adolescencia nos estarán alertando de algún posible problema que pueda tener nuestro hijo. Es normal, como decíamos antes, que quieran vivir su libertad, ya que es una época de búsqueda de su identidad lo que conlleva una serie de cambios en su carácter, sobre todo, si los comparamos a cuando eran unos ‘dulces’ niños.
Si lo que estamos sospechando es que el niño puede estar faltando a clase de forma continuada, la experta advierte: “Presta especial atención a los cambios bruscos de resultados, si antes llegaba al aprobado y ahora, de pronto, suspende todo, estate atento. Por otro lado, también podemos tener sospechas si nuestro hijo se muestra poco comunicativo con nosotros, si no nos cuenta nada de su día a día en clase, sus compañeros, sus profesores o si, repentinamente, su humor se vuelve irascible cuando le preguntamos por la escuela”.
Una buena comunicación y confianza es la base para que los jóvenes puedan llegar a abrirse y contar a los padres cualquier problema al que se puedan estar enfrentando. Si no partimos de esta base, cualquier pregunta que les hagamos puede ser un detonante para ellos. “Normalmente, aquellos chavales que están faltando a clase son los que más atacados se sentirán si les preguntamos por la escuela. Lo que nos va a llevar a sospechar que realmente no están acudiendo a clase”. Entonces, ¿qué actitud debemos tomar como padres? ¿Cómo debe ser el acercamiento? “Hacer preguntas directas y cerradas es lo que más les fastidia, por eso, si quieres indagar un poco más, haz preguntas abiertas tipo: ‘¿Qué es lo que más te ha gustado hoy de clase?’, ‘¿Y lo que menos?’, ‘¿Qué es lo más gracioso que has escuchado hoy de tus compañeros?’, ‘¿Qué has aprendido hoy en historia?’…”, recomienda la educadora.
Cuáles suelen ser los factores determinantes
Las causas por las que un adolescente puede optar por no ir a clase, y con ello, estar faltando al respeto y la confianza tanto de padres como de profesores, pueden ser muy variadas. La educadora nos cuenta que “los motivos por los que un niño hace ‘pirola’ pueden ser diferentes: desde una mala relación con los compañeros o los profesores, hasta la impotencia de no alcanzar los resultados esperados o, sencillamente, tener la sensación de estar perdiendo el tiempo en clase mientras podría estar aprovechándolo en otras cosas. También cabe la posibilidad de que nuestro hijo tenga necesidad de pertenencia a un grupo y, para cubrir esa necesidad, decida seguir al líder cuando éste plantee hacer ‘pellas’”.
Lo más complicado en estos casos es que el niño ‘confiese’ que lo está haciendo, entonces, ¿cómo pueden los padres descubrirlo o confirmar sus sospechas? Pues, según nos dice la experta, “lo más sencillo es hablar directamente con el tutor o los profesores de nuestro hijo. Normalmente, las escuelas y centros de secundaria cuentan con un sistema digital o aplicación de avisos a los padres ante las faltas de asistencia. Debemos estar atentos si detectamos que se producen demasiadas ausencias seguidas”, advierte.
Y, por último y más importante, ¿cómo solucionarlo?
“Lo primero de todo es conocer qué necesidad hay detrás de esa conducta , de este modo, podremos buscar una solución que cubra esa necesidad de otro modo”, dice la experta. Y, en segundo lugar, hay que reiterar de nuevo la importancia de tener una buena comunicación con los hijos, algo que se debe ir construyendo desde la infancia. “Sin una buena comunicación, va a ser más complicado que confíen en nosotros, por eso, es importante trabajarla a diario con ello”.
Y, además, la educadora añade los siguientes consejos:
- Valida sus emociones y evita etiquetar a tu hijo si ha hecho ‘pirolas’, esto no va a ayudar en nada.
- Habla con los profesores para buscar una solución conjunta: familia y escuela deben ir de la mano.
- Y, por último, si crees que necesitas ayuda profesional, no dudes en acudir a ella.