acoso escolar falsos mitos que hay que desterrar© AdobeStock

Niños

Los mitos del acoso escolar y cómo desterrarlos por completo

Muchos padres intentan dejar pasar una situación vivida con sus hijos cayendo en mitos o frases hechas, cuando lo que están haciendo realmente es causar un problema mayor al pequeño. Así es cómo debes actuar si tu hijo sufre alguna situación de acoso escolar, ya sea acosador o acosado.


18 de noviembre de 2022 - 16:04 CET

En ocasiones los padres intentan ayudar a sus hijos tirando de frases hechas, creencias arraigadas o mitos, que probablemente han formado parte de su educación pero que hoy en día, han quedado obsoletos. En realidad, no es que hayan caducado, sino que nunca han funcionado puesto que “dar crédito a estos mitos, no va a ayudar a solucionar el problema y es muy posible que mine aún más la autoestima del escolar que está sufriendo acoso”, dice la psicóloga Cristina Arana de Recurra Ginso.

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Cuando hablamos de un problema tan serio como es el acoso escolar debe primar el apoyo, la conversación y comunicación con los hijos. Para ello, siéntate con él, habla con él, crea un clima de confianza, seguro y basado en el cariño y desde ahí, dar el siguiente paso.

Y es que como profesional, la experta asegura que “es preferible saber cómo se siente nuestro hijo o hija y decidir juntos qué hacer a partir de ese momento que, según cada caso, será comunicarse con el tutor o tutora si no se ha hecho, o con la dirección del colegio; solicitar apoyo al departamento de orientación del centro o a recursos de psicología externos, si se considera necesario, y brindarle nuestra ayuda y aliento incondicional”.

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“Hay que restarle importancia, ya que es cosa de niños”

Normalmente, el acoso escolar se da entre niños y por ello, suele darse sobre todo en el colegio. Estos espacios son vigilados por personas adultas, los profesores que son los que deben detectar cualquier anomalía para activar lo antes posible el protocolo de actuación.

“En muchas ocasiones observamos cómo los casos de bullying en colegios no son tratados con el protocolo que marca cada Comunidad Autónoma. Esto se debe, principalmente a la creencia de que alertar de un caso de acoso puede causar mala reputación sobre el centro, cuando la realidad es totalmente lo contrario. Los padres deberían valorar positivamente que un colegio detecte y ponga en marcha el protocolo de actuación, ya que significa que el centro apuesta por el bienestar emocional de los alumnos y no tolera este tipo de comportamientos”, explica la psicóloga.

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“La violencia es algo normal, siempre ha pasado”

Con la aparición de las nuevas tecnologías, la violencia se ha trasladado al hogar del menor a través de redes sociales como WhatsApp, Instagram, TikTok o los videojuegos. Este tipo de violencia, conocida como ciberacoso, tiene la característica de facilitar el anonimato del acosador, de prolongarse en el tiempo y de tener más observadores, provocando efectos devastadores sobre la víctima”, nos advierte la psicóloga.

Según datos aportados por Recurra Ginso, el ciberbullying suele ocurrir por primera vez entre los 8 y 9 años, y se ha convertido en una práctica muy peligrosa por la facilidad a la hora de distribuir contenido. Para poder prevenir comportamientos y tratar posible casos de ciberacoso: “La prevención y educación sobre nuevas tecnologías es una tarea conjunta entre docentes y padres, quienes pueden supervisar la actividad de sus hijos en internet a través de la confianza, la seguridad y la comunicación con ellos”, dice la psicóloga.

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“Tienen que aprender a defenderse solos”

Por supuesto, los niños deben tener independencia y saber manejarse ante posibles situaciones difíciles que se les pueden presentar en la vida. “Es importante reforzar la autonomía de los menores a través de actividades controladas y de pequeñas decisiones que irán evolucionando a medida que crezcan. No obstante, dejar que un niño se enfrente solo al acoso de un compañero no refuerza su independencia, sino que incrementa su frustración, indefensión e inseguridad”, asegura la psicóloga.

“Los profesores, el personal educativo y los padres deben intervenir ante cualquier caso de acoso escolar, sin dramatizar la situación, pero sin quitar la importancia que requiere. Es fundamental entender el daño que ha recibido el menor y trabajar con ayuda de profesionales en su autoestima y en las capacidades que le permitan gestionar el miedo, la vergüenza y la culpa que genera el bullying”, añade.

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“La peor violencia es la física”

Según nos cuenta la psicóloga, recientes estudios aseguran que el tipo más habitual de agresión en las escuelas son los insultos y los motes con un 79,8 %. “El acoso psicológico o emocional es más nocivo que el físico, ya que si el menor no lo comunica es más difícil de identificar y tratar”, explica.

Algunas de las principales consecuencias del acoso psicológico son “el daño en la autoestima , el incremento del estrés, la tristeza, el fracaso escolar, la depresión e incluso el suicidio”, indica la experta.

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“Solo se debe ayudar a la víctima”

Este es uno de los mitos más extendidos y por supuesto, las víctimas siempre deben ser apoyadas en todo el momento, pero los acosadores también necesitan ayuda, precisamente, para modificar conductas y dejen de ejercer ese daño a otros niños. “Del mismo modo que las víctimas sufren duras consecuencias psicológicas, el acosador tiene mayor predisposición a caer en depresión e ideación suicida, así como a consumir sustancias tóxicas y a repetir patrones conductuales con parejas o familiares. Las principales características de los abusones son la falta de autoestima y seguridad, y la necesidad de aprobación y atención”, nos cuenta la psicóloga.

Suele ocurrir también la dificultad de que los padres de acosadores acepten que sus hijos lo son. La culpa, el miedo, la vergüenza, el qué dirán… suelen ser los principales motivos. “Sin embargo, en estos casos es necesario actuar, cortar la conducta violenta, darle respuesta y al mismo tiempo trabajar en la educación del menor en el respeto, la empatía, el diálogo y la reparación del daño, reforzando buenos hábitos sociales. Para ello es fundamental el compromiso de los menores y la colaboración de la familia”, señala.

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Señales que nos harán sospechar que nuestro hijo sufre acoso escolar

Conocer bien a los hijos es fundamental para poder detectar de forma precoz cualquier cambio de comportamiento o actitud. Deben sentirse escuchados por su familia, con una comunicación abierta y con confianza para poder contar todo lo que necesiten en cualquier momento.

Observarles con cariño, escucharles y conocerles bien nos permite detectar antes los cambios que puedan presentar en actitudes y hábitos cotidianos y que no sean debidos al desarrollo psicológico, físico y social”, dice la psicóloga. Y nos da una serie de señales de alarma que nos podrían alertar de que algo sucede:

1. Psicológicas:

  • Se muestra triste o enfadado.
  • Se le observa con inquietud o nerviosismo.
  • Cambios de humor exagerados.
  • Dificultad para controlar su enfado: gritos, portazos, hermetismo.

2. Sociales:

  • Abandona actividades que antes realizaba.
  • Deja de salir con sus amigos.
  • Pasa muchas horas solo.Escolares:
  • Evita ir al colegio, pone excusas para poder faltar a clase.
  • No habla de lo que hace en el colegio.
  • Baja su rendimiento escolar.

3. Físicas:

  • Dolores de tripa o de cabeza.
  • Dificultades para conciliar el sueño, pesadillas.
  • Muestras de agresiones físicas: moratones, marcas en la piel.
  • Se le pierden o estropean útiles escolares, dinero o ropa.
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Cómo abordar un tema de acoso escolar con nuestros hijos

Los padres son los adultos de referencia y es importante que sean ellos mismos quienes aprendan a gestionar sus propias emociones para después poder tratar el tema de forma tranquila, clara y directa.

La experta, sobre todo, resalta que cuando el problema sucede con hijos adolescentes “es preferible hablarle en primera persona, sobre cómo le vemos y cómo nos preocupa los cambios que estamos percibiendo. En caso de que sepamos que está siendo víctima de acoso escolar por parte de otros compañeros o compañeras, es vital evitar interrogatorios que pueden llevar a hacerle sentir juzgado o culpable y dejar claro desde el inicio que nuestra intención es apoyarle en todo”, recomienda.

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Valida sus sentimientos

Validar sus emociones y sentirse comprendidos hace que fortalezcamos el vínculo y facilita que podamos conocerles de forma mucho más cercana y auténtica. La psicóloga también aconseja que puede ser bueno hablarles de qué nos pasaba a nosotros como padres a su edad, si tuvimos alguna vivencia parecida… puede ser revelador para ellos, que empaticen y permita unir todavía más los lazos.

Eso sí, cabe destacar que “los sentimientos no se juzgan ni critican. La forma de expresarlos, verbal o conductual, sí debe ser regulada y los comportamientos negativos, disfuncionales, agresivos o violentos, se deben abordar de forma inmediata, poniendo límites. Hay que desculpabilizarle y hacerle entender que no se merece un mal trato por parte de nadie, apoyándole y queriéndole”, observa la experta.

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Qué paso tengo que dar…

Es fundamental en primer lugar comunicarlo al colegio para así disponer de todos los datos y expresar nuestra opinión, conocer las normas y protocolo de actuación, etc… Esto tiene un único objetivo, “hacer equipo y remar juntos en beneficio de cada joven víctima de acoso escolar”, explica la psicóloga.

Y, por último, recomienda: “Resulta muy positivo ampliar el círculo social del menor que está sufriendo acoso para que tenga la posibilidad de relacionarse con iguales en otros ámbitos y sienta que pertenece socialmente a un grupo, que a su vez sea saludable. Combinar esto con la realización de una actividad o afición que se le dé bien, incrementará su autoestima y poder personal”.