Los cimientos de la educación son la base para erradicar el racismo en cualquier lugar donde se presente. En la infancia, la familia y el colegio, son los dos espacios donde se deben inculcar una serie de valores de base como el respeto, la igualdad, la tolerancia, el diálogo, entre otros... , y que repercutirán directamente en su vida como adultos.
Por este motivo, la educación se convierte en una de las herramientas más poderosas contra el racismo, tanto en casa como en clase, con el objetivo, ya no solo para la eliminación de prejuicios por diferentes culturas, color de piel o distintas religiones… sino para que niños y adolescentes tengan las herramientas necesarias para romper las barreras raciales que, hoy en día, todavía existen en las aulas, y fuera de ellas.
¿Somos conscientes del racismo?
Abordar un tema tan importante como el racismo en las aulas es imprescindible para que los alumnos puedan verlo desde un punto de vista objetivo. “El racismo se manifiesta a través de la discriminación y actitudes negativas hacia otras personas o grupos de forma no siempre premeditada, es decir, a veces no son conscientes de ello. Esto es así ya que, en las familias se siguen haciendo chistes, comentarios muy estereotipados y esto no lo sienten negativo, los niños lo copian y lo toman como una verdad”, nos cuenta Teresa Jiménez de Miguel (@teresalapsicologademama), psicóloga especializada en infancia, adolescencia y crianza respetuosa (www.lapsicologademama.com).
¿Cómo se suele manifestar el racismo en las aulas?
Así como los cimientos de la familia son claves en este tema, la educación que reciban los niños en las aulas también, tal y como se observa en el punto anterior. Lo que ocurre es que gran parte de la complejidad del racismo es que “se produce de muchas formas y las personas con esas actitudes suelen negarlas”. Y es que, lo primero que podemos pensar es que esto parte de los compañeros, cuando también hay muchas ocasiones en las que viene de los propios docentes, nos explica la psicóloga.
“Dirigirse de forma diferente a ese alumnado respecto al resto de compañeros, criticar su forma de vestir, ser excluido de las conversaciones en clase, no incluirlo en los juegos del recreo… son algunas de las formas en las que puede manifestarse por parte de unos y otros. En los casos más graves se llega al insulto y agresiones físicas”. Por tanto, el abordaje del racismo debe ser global, “con la implicación de toda la comunidad educativa (padres, alumnos y profesores) y adaptando las diferentes acciones o actividades a las distintas edades”.
¿Qué hacer si mi hijo es el que acosa?
Como padres, cuando a nuestros hijos les acusan de algo, nuestro instinto es el de protegerles obviando en muchos casos la realidad. Por ello, ¿qué hacer en una situación tan delicada como esta? “Primero es importante no negarlo, pero tampoco tener una actitud agresiva bien ante la persona que nos lo comenta ni hacia el propio niño. La violencia no se soluciona con más violencia”, asegura la experta.
Facilita la comunicación
Por supuesto, el siguiente paso será hablar con nuestro hijo. ¿Qué está pasando? Buscar el por qué de ese comportamiento y desde ahí, intentar solventar el problema.“Dar espacio para que nos cuente su versión, intentar ir más allá y entender las causas que le llevan a ello y las emociones que hay debajo. Cuando hay una relación intrafamiliar sana y afectiva la comunicación puede ser más fluida, si por el contrario, no hay buena relación entre los padres y el hijo es necesario buscar un mediador o un terapeuta que intervenga”, señala la psicóloga
¡No te culpes!
Ante todo, es importante no caer en la desesperación y no culparse, pero “sí asumir la responsabilidad y empezar a tomar acción cuando conozcamos las causas que pueden ser diversas: falta de atención, pocos límites, abuso de sustancias o de pantallas, demasiada rigidez…”, sugiere la terapeuta.
Qué hacer si mi hijo es quién sufre racismo
La psicóloga nos da una serie de consejos para abordar un tema de este tipo en casa:
- No asustarse o victimizarlo ni sentirse culpable por lo ocurrido.
- Tomar acción y las medidas necesarias que proporcionen seguridad a su hijo.
- Recoger toda la información posible y dejar que el niño se exprese, sin juzgar ni decirle lo que debía o no haber hecho.
- Generar un clima de confianza.
- No usar la violencia verbal o física contra el otro o los otros niños o su familia.
- Madre e hijo afroamericanos abrazados
Busca apoyos
Y, por supuesto, una ayuda externa siempre será una buena opción como, por ejemplo, en este caso: “Buscar el apoyo del centro en un primer momento o tomar las medidas correspondientes si no se sienten apoyados. Y recurrir a la ayuda terapéutica si es necesario para trabajar un posible trauma”, recomienda.
¿Cómo inculcar diversidad cultural a los niños?
Como decíamos, el racismo es un problema cultural que viene del trasfondo familiar y de la escuela por ello, estos se convierten en espacios clave en la transmisión de valores como “el respeto, tolerancia, aprender a dialogar, reconocer la diversidad como algo positivo y enriquecedor… Necesitamos transmitir que la diversidad de razas y culturas puede ser una oportunidad para construir una sociedad diversa y plural”.
Asimismo, la psicóloga añade también las siguientes recomendaciones: “trabajar la empatía, la comunicación asertiva, el pensamiento crítico, realizar actividades enriquecedoras como videos, charlas o debates, crear la figura del mediador o las tutorías entre iguales para que se apoyen en los primeros cursos y no se sientan aislados, actividades cooperativas en grupos, de diversidad cultural como jornadas gastronómicas, de fiestas…”.
Cómo tratar el racismo en la adolescencia
Si esto ocurre en la etapa adolescente debemos entender el hecho de que es una época en la que “la pertenencia a un grupo y la búsqueda de la propia identidad es fundamental trabajaría mucho la autoestima, el empoderamiento y procuraría estar atento en la formación de grupos para que no se dieran ‘guetos’ por razas”, aconseja.
Y, por último, aporta una serie de ideas para intentar solventar un caso de racismo en la adolescencia como es: “Buscar, mediante actividades vivenciales, llegar a fomentar la sensación de que son un equipo entre todos y se necesitan porque se enriquecen. En esta etapa estaría muy bien que tuvieran testimonios de personas de ONG’s o similar que les permitiera contar la suya propia para que los demás se pusieran en sus zapatos y fomentar la empatía y comprensión”.