Los datos nos dicen que hasta un 80% de las mujeres embarazadas sufre dolor de espalda en algún momento de su embarazo. Algo que muchas hemos oído y confirmamos. Sin embargo, pocas veces se habla de que ese dolor puede trasladarse también a la época del postparto y la posterior crianza de los bebés, un momento de especial vulnerabilidad para la mujer desde el punto de vista físico. Sobre todo, en aquellas madres que están dando el pecho . “Pueden aparecer molestias osteomusculares, dorsalgias, lumbalgias y, en general, unos dolores de espalda que dificultan el día a día y la recuperación de la recién estrenada mamá”, nos explica Gema Magdaleno, matrona y asesora de Boppy.
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Al contrario que en el caso del embarazo, cuando los dolores se producen por un aumento del volumen de la tripa principalmente, después de tener el bebé “la causa se traslada a los esfuerzos que debe realizar la madre dando el pecho, cogiendo al bebé o, incluso, empujando el carrito”, entre otros. Son acciones que realizamos día a día y en las que no reparamos, pero pueden tener un importante efecto en nuestro bienestar . De hecho, nos dice la matrona, “durante los primeros meses en la vida de una madre, es muy conveniente que se cuide, especialmente, la postura que adopta en la lactancia, si ha optado por la materna”. Serán muchas horas dando el pecho y, si la postura no es la correcta, seguramente se generarán molestias. Por ello, hemos querido que nos dé algunos consejos para prevenir su aparición.
Cinco consejos para evitar el dolor de espalda durante la lactancia
1. Realizar ejercicio diario durante el embarazo
La prevención es clave. Por ello, para evitar molestias de espalda en el postparto, es fundamental mantener una buena rutina de ejercicio diario durante los meses que dura la gestación. Entre las actividades más recomendables, nos explica, “estarían la natación, la práctica de yoga, el Pilates y, por supuesto, caminar todos los días”. De esta forma, además, se consigue no ganar demasiado peso, “lo recomendable es no superar los 13 kg en todo el embarazo, aunque habría que ir caso por caso”. Cualquier fisioterapeuta o especialista en ejercicios durante el embarazo diseñará una parte de tu actividad diaria pensada, precisamente, para poder sostener al futuro bebé sin molestias y darle el pecho, fortaleciendo la zona dorsal de la espalda.
2. No te olvides de los estiramientos
Creemos muchas veces que realizando cualquier tipo de deporte estamos consiguiendo mejorar nuestra salud física y es cierto, pero parte de esa rutina de entrenamiento deberían ser siempre unos buenos ejercicios de estiramiento. En este caso, el grupo muscular implicado es bastante grande, la espalda, con lo que sería recomendable dedicarle bastante tiempo. Para ello:
- Realiza estiramientos de cuello, sentada en una silla y con la espalda recta.
- Incluye también estiramientos de la zona pectoral, pues el cuerpo busca siempre el equilibrio entre una zona y otra. Si en la zona pectoral hay debilidad, contrarrestará con la zona dorsal de la espalda y viceversa.
- Estiramientos de la zona dorsal y lumbar, fortaleciendo esta última.
3. La posición correcta durante la lactancia materna
Siempre que demos el pecho a nuestro bebé, incide la matrona, “hay que fijarse mucho en la postura que tomamos”. Al principio, nos costará, pero luego lo haremos bien sin darnos cuenta. Para ello, “debemos tener siempre la espalda apoyada, no de manera totalmente vertical, sino con cierto ángulo, recostada, y mantener los hombros relajados”. De esta forma, evitaremos que se nos cargue demasiado la zona lumbar y dorsal, además de evitar contracturas.
4. Busca apoyos, como un cojín de lactancia
Utilizar herramientas que nos facilitan algunas de las tareas que realizamos durante el postparto con nuestros bebés es una opción interesante. Los cojines de lactancia, que seguramente ya utilizamos durante el periodo de gestación para conseguir dormir un poco mejor, pueden ayudarnos en el caso de darle el pecho a nuestro bebé o, incluso, si simplemente le sostenemos en brazos. Podemos descargar su peso sobre él y liberar un poco la zona dorsal, por ejemplo, dejando libres los brazos mientras amamantamos.
5. Si porteamos, utilizar una mochila ergonómica
Por último, si llevamos a nuestro bebé en un carrito o silla de paseo, es importante que atendamos a la postura correcta, caminando lo más erguida posible. Pero si optamos por utilizar un sistema de porteo (un sistema cómodo si damos el pecho), tenemos que fijarnos aún más. La mochila, por supuesto, “debe ser ergonómica, para repartir adecuadamente el peso del bebé y no sobrecargar la espalda, y nosotros debemos intentar no irnos hacia delante ni hacia atrás, arqueando demasiado la zona lumbar”. Lo ideal, por tanto, en este caso, es que ante todas las mochilas, bandoleras y fulares que existen, los porteadores prueben antes todos los sistemas y elijan el que mejor se les ajusta.