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educadora ense ando dibujos con emociones a ni a© AdobeStock

educación

Cómo enseñarle a diferenciar emociones y sentimientos

Saber identificar y expresar nuestras emociones y sentimientos en fundamental para nuestra salud y bienestar. Hacerlo desde edades tempranas es la responsabilidad que tienen tanto padres como educadores, y formar a niños sanos a nivel emocional que sepan sentir, aunque ese sentimiento cause dolor.


15 de noviembre de 2022 - 12:10 CET

“Los niños son capaces de distinguir y expresar desde los primeros meses de vida algunas de las emociones básicas como alegría, el miedo, la ira, la sorpresa, la tristeza o el desagrado”, indica Claudia Bruna, coach de Padres y Educadora (@claudiabruna.coachingpadres).

Y es que, las emociones forman parte de nosotros desde que nacemos y no podemos separarnos de ellas, y, según nos dice la experta, tienen una función muy importante “perpetuar la especie y regular el equilibrio del organismo”. Se presentan como sensaciones en el cuerpo y forman parte de los mecanismos de supervivencia y bienestar del individuo ya que nos alertan de que algo sucede, por lo tanto, “nos protegen y nos cuidan”.

La coach nos pone como ejemplo: “Si nuestros antepasados no hubieran sentido miedo delante de una manada de tigres, probablemente el ser humano no hubiera llegado hasta hoy en día. Nos dan información de algo que nos sucede y que debemos atender si queremos sobrevivir. Por eso decimos que las emociones, aunque causen dolor, son buenas y necesarias para la vida”.

ni a contenta© AdobeStock

Por qué es tan importante expresar las emociones desde niños

Hasta hace poco tiempo, las emociones eran grandes desconocidas para todos, incluso, en algunos casos eran vetadas y rechazadas. A día de hoy, nos hemos dado cuenta que no sólo son necesarias, sino que tienen mucho que ver con nuestra felicidad. “Las emociones forman parte de nosotros y comprenderlas y gestionarlas adecuadamente, facilitará nuestro bienestar. Si se escuchan, conocen y comprenden seremos capaces de pensar con claridad, tomar el liderazgo y actuar de forma adecuada según el contexto en el que nos encontremos. Representan modos de adaptación (conductas) o respuestas a ciertos estímulos internos o externos. El manejo inapropiado de las emociones puede afectar el equilibrio somático, la salud física y psíquica”, advierte la experta.

ni o triste© AdobeStock

2. Expresar y manejar las emociones

Por tanto, los peques deben crear el hábito de expresar y hablar de sus emociones sean cuales sean y para poder enseñarles a reconocer sus emociones y gestionarlas, existen dos competencias fundamentales, según nos explica la coach, que son las siguientes:

1. Conocimiento emocional: esta destreza consiste en conocer las emociones y ser capaces de identificarlas en cualquier momento.

2. Expresar y manejar las emociones: poder hablar de las emociones con serenidad y normalidad, procesarlas adecuadamente para poder transformarlas y reducir esa carga negativa en lugar de evitarlas o permitir que surjan sin control. Expresar: “Estoy muy nerviosa, papá, porque tengo un examen y quiero sacar buena nota”, en lugar de enfadarte con papá cuando te pide algo, por ejemplo, o de hacer ver que estamos perfectos cuando estamos nerviosos: “No, papá, estoy perfecta no me pasa nada”. Y es que la coach, insiste en que “evitarlas puede llevar a somatizaciones física o psíquicas y exagerarlas puede dañar a nuestro entorno y a nosotros mismos”.

ni a con dibujo de bateria en la frente© AdobeStock

Cuándo comienzan a ser conscientes de sus emociones

Este aprendizaje conlleva un tiempo de maduración y se considera que los peques comienzan a entenderlo sobre los cuatro años de edad. “Es una de las tareas evolutivas más complejas a la que todos nos enfrentamos. Tu hijo debe sentirse cómodo a la hora de expresar sus emociones, así que cuanto más habléis de manera natural, mejor”, asegura la experta.

Y es que, cuando las emociones se conocen, se entienden y se aceptan como algo normal y propio del ser humano, “su nivel de intensidad desciende y la mente está en mejores condiciones para pensar y actuar correctamente”, señala.

Y para ello siempre, la confianza y una buena escucha por parte de los padres, sin juicios ni culpas, “es crucial para el éxito cuando se comparten emociones, ya que no estamos acostumbrados y estas son algo muy íntimo”. Es por ello que la comunicación y crear un espacio libre y seguro en la relación entre padres e hijos es fundamental para poder expresarse con naturalidad, que los niños o adolescentes se abran y puedan exponerse tranquilamente lo que sienten. Y la experta añade: “Cuanta más normalidad y modelaje traigas, más fácil y rápido será su aprendizaje”.

ni o con las manos tapando sus ojos© AdobeStock

Actividades para trabajar las emociones: “Mímica”

Para poder trabajar tanto los sentimientos como las emociones desde edades tempranas y que estas formen parte de su vida, y se transmita y exprese de una forma natural, existen una serie de actividades y juegos que son perfectos para conseguir estos objetivos. La coach nos propone en primer lugar, el juego de la mímica.

Dinámica: “Se preparan varios papeles, se escribe en ellos diferentes emociones y se doblan en cuatro. Luego el niño coge un papelito y debe representar la emoción con mímica. El resto debe adivinarla. Quien la acierta es el siguiente en salir. Daros un minuto de tiempo para adivinarla. Podemos incrementar la dificultad si añadimos emociones o sentimientos menos conocidos por los niños”.

Consejos para el juego: previo al juego de mímica podéis repasar las emociones en equipo. “Nombrar una emoción y todos a la vez tenéis que representarla con el cuerpo. Al terminar, podéis hacer las siguientes reflexiones: ¿Qué hay en común en las diferentes expresiones corporales? ¿En qué momentos habéis vivido cada uno de vosotros esta emoción? ¿En qué parte del cuerpo la sentís? ¿Para qué nos puede servir cada una de estas emociones? ¿El miedo? ¿La tristeza? ¿La alegría? ¿El asco?”.

madre e hija jugando en el sof © AdobeStock

Actividades para trabajar las emociones: “Adivina adivinanza”

El segundo juego que nos propone la coach es Adivina Adivinanza.

Dinámica: “Ante un cuento, una película o una serie podéis aprovechar y hablar de las emociones que detectáis en los personajes: ¿Qué crees que siente este personaje o actor? Simplemente puedes pedirle que identifique la emoción e intente ponerle un nombre. Seguidamente, puedes preguntar a tu hijo, ¿en qué momentos/situaciones has sentido o sientes esta emoción? ¿Qué provoca en ti, en tu cuerpo? ¿Qué notas?”.

madre e hija concentradas haciendo una actividad juntas© AdobeStock

Actividades para trabajar las emociones: “Emocionario”

En tercer lugar, la experta recomienda el juego Emocionario.

Dinámica: “A través de un collage podéis crear un emocionario en casa. Empezad por las emociones más básicas e id añadiendo poco a poco nuevas emociones que vayáis descubriendo y aprendiendo. No corras, lo importante es asimilarlas y hablar de ellas. Para identificar cada emoción, puede ser a través de fotografías de personas, niños o personajes que encontréis en revistas, o con dibujos vuestros o emojis. Dejad volar la imaginación y que el niño decida cómo crearlo”.

Es importante saber: “Un emocionario es un diccionario de emociones donde escribimos las emociones y su significado, que puede ser a través de palabras, dibujos, colores o incluso imágenes. A través de un emocionario es más fácil que el hijo identifique y señale cómo se siente en su día a día. De esta manera va integrando el vocabulario. Mientras creáis un emocionario precioso y buscáis las fotos o hacéis los dibujos, podéis empezar a hablar de esa emoción en concreto: ¿cómo se manifiesta físicamente en nuestro cuerpo?, ¿cuál sería la expresión facial?, ¿qué produce en nosotros?, ¿qué pensamientos nos desencadenan?, ¿qué solemos hacer cuando la sentimos? y ¿cómo nos comportamos?”.

mam hablando con su hijo© AdobeStock

Actividades para trabajar las emociones: “¿Cómo me siento cuando...?”

Para esta actividad la coach propone definir diferentes situaciones posibles en el día a día de tu hijo, como por ejemplo, el listado de a continuación:

  • Antes de un examen
  • En el partido de futbol
  • Cuando el entrenador se enfada conmigo
  • Cuando una amiga me deja de lado
  • Cuando papá/mamá no me escuchan
  • Tengo que hablar delante de toda la clase- Mis amigos vienen a jugar a casa-
  • El día de navidad
  • El primer día de colegio
  • Recuerdo a mi abuelo/a
  • Saco un 10 en el examen/Saco un 7/Saco un 3
  • Voy a una fiesta de algún amigo
  • Mamá me da un abrazo-
  • El profesor me pregunta en clase
  • Me escogen para ir en su equipo de trabajo
  • Noto rara a mi mejor amiga. Ya no me hace tanto caso
  • Me miro en el espejo
  • Me despierto por la mañana
  • Me hacen mi comida preferida
  • Vienen mis abuelos a verme
  • Mi padre o madre se va de viaje por trabajo
  • Mis padres salen a cenar fuera y me quedo con la canguro
  • Me tengo que comer las espinacas

Y, después, “pide a tu hijo que diga cómo se siente en cada una de estas situaciones (puedes utilizar el emocionario de la actividad anterior)”.

ni a escribiendo en un cuaderno junto a su madre© AdobeStock

Actividades para trabajar las emociones: “Diario de mis emociones”

Otra actividad interesante que promueve la coach es crear “El diario de emociones”. Se trata de una herramienta excelente para conocer y expresar emociones.

Dinámica: “Existen distintas maneras de hacerlo, pero aquí te propongo una. Se trata de recordar al final del día algunas de las emociones que se han sentido y que quizá han provocado comportamientos que no eran del todo correctos. Una vez ha pasado la tormenta, somos capaces de analizarlo y crear una nueva conciencia y cambios en las conductas. Se pueden crear aprendizajes también de aquellas situaciones que, por el contrario, se han manejado adecuadamente y cuáles han sido las causas para conseguirlo; y hacer una autoevaluación semanal”.

¿Cuál es el objetivo?: “El diario nos ayuda a aumentar nuestro bienestar porque nos hace más conscientes de las emociones que aparecen y qué se provocan en nosotros. Nos ofrece la oportunidad de cambiar conductas destructivas (hacia uno mismo y hacia su entorno) por otras más conciliadoras y saludables”.

madre e hija bailando en casa© AdobeStock

Actividades para trabajar las emociones: “Emociónate con el juego de las preguntas”

Y, por último, la experta recomienda el siguiente juego “Emociónate con el juego de las preguntas”.

Dinámica: “En una situación donde veas a tu hijo atrapado en una emoción (tristeza, ira, frustración, miedo, etc) es bueno que encuentres un momento tranquilo, en un entorno seguro para él, e iniciéis una conversación más trascendente. Es posible que en ese momento tu hijo no consiga abrirse o te diga que no pasa nada. En ese caso, busca otro momento en un futuro cercano, pero no abandones si ves que hay algo allí importante que le está generando comportamientos no adecuados o no habituales en él o ella. Escucha tu intuición y estate atento a su lenguaje no verbal y las señales que da de manera inconsciente: cansancio, insomnio, irritación, bajada del rendimiento escolar, falta de apetito, desmotivación…”, recomienda.

Algunas preguntas que puedes utilizar para facilitar a tu hijo que hable son las siguientes, según aconseja la experta:

  • ¿Qué te ocurre?
  • Te noto ausente, nervioso, apagado. ¿Es así como te sientes? Si no, ¿cómo te sientes?
  • ¿Cómo lo definirías tú? Nombra una emoción (puedes ayudarte del “emocionario”)
  • ¿Qué crees que te provoca esta emoción? ¿Qué te causa este malestar? ¿Qué te fastidia?
  • ¿Qué te duele? ¿Qué no funciona en tu vida?
  • ¿Qué es lo peor de esta situación? ¿Qué te resulta difícil?
  • Cuéntame todo lo que pasa dentro de ti. ¿Qué metáfora o imagen lo describiría bien?
  • ¿Cómo te sientes ahora que sabes un poco más lo que te ocurre?
  • ¿Necesitas hablar de algo más?
  • ¿Necesitas algo de mamá o papá?

Como nos contaba la experta en puntos anteriores, a medida que tu hijo conecta más con esa emoción, percibirá cómo esta cambia y tu hijo se sentirá cada vez más tranquilo. Eso sí, “es muy muy importante tanto en esta actividad como en las anteriores que no juzgues sus respuestas ni sus emociones, aquí no hay respuestas correctas ni incorrectas, lo que uno siente está bien tal y como lo siente. Así que escucha y autogestiona tus comentarios u opiniones sobre lo que dice tu hijo”. Por último, en vez de pedirle a tu hijo que hable o exprese la emoción en una conversación puedes hacer que la escriba, que la dibuje o que la transmita cómo el lo sienta necesario “y desde allí en ocasiones es más fácil conversar. También puede expresar con el cuerpo lo que siente, bailando o con cualquier tipo de movimiento. Observa a través de qué canal tu hijo se expresa o transmite mejor”.